Ignacio Gorupicz es el Presidente del XXIV Encuentro Anual ACDE, tuvimos este intercambio de preguntas y respuestas en la previa de un evento que trae a la vida social y empresaria conceptos viejos y nuevos. Pensados para el mundo de hoy.
Por María Amalia Caballero – Dra en Comunicación Publica – direccion@sembrarvalores.org.ar
El Encuentro Anual de ACDE es uno de los «momentos» importantes en la vida del empresario argentino y siempre trae el desafío de pensar en nuevos modos de servir al país desde ese lugar, su rol en la empresa. Son los jóvenes, quienes con más ansiedad pero también con más fortaleza, van a tomar en sus manos estos desafíos.
Cuando nos llegó la invitación y vimos que la propuesta habla de una «militancia en valores«, dijimos esto no podemos perderlo. ¿Tendremos esa coincidencia en Valores? Porque si familia y empresa comparten valores, tiene que salir algo bueno. Por eso invitamos al Presidente del Encuentro a contestar algunos de nuestros interrogantes.
Esa agenda tan completa y variada, seguramente, habrá respuestas y acciones a seguir. Esta vez, el desafío es grande, la propuesta ambiciosa.
Sembrar Valores: Proponen un capitalismo más humano. ¿Qué se entiende por un capitalismo humano versus el conocido y «sufrido» capitalismo salvaje?
Ignacio Gorupicz: Hay varias definiciones válidas en distintos ámbitos. Nutriéndonos en la Doctrina Social de la Iglesia Católica resalto tres ejes de este capitalismo más humano.
El primero tiene que ver con una economía del prójimo. Una economía donde el centro de la actividad sea la persona y no la tecnología o el dinero y que se rige por una serie de principios bastante documentados con el del bien común y el de la solidaridad.
El segundo eje gira en torno el valor de la iniciativa individual tan propia del espíritu humano. Este segundo valor típicamente es descripto como principio de subsidiariedad que indica que lo mejor es dejar las decisiones sobre los temas en el nivel más cercano a la persona que está en contacto directo con el contexto.
El tercer eje consta de un andamiaje común de cuatro valores: justicia, verdad, libertad y amor. Sin estos valores los dos ejes anteriormente descriptos pierden su sentido de orientación. Los cuatro son necesarios. Por ejemplo nuestro fundador Enrique Shaw decía que la justicia no alcanza necesitamos también la caridad social.
Si es muy alta la aspiración a estos valores que sin duda compartimos. ¿Qué lugar ocupa la confianza en este planteo?
Honestidad y transparencia son centrales para crear un vínculo sano entre las empresas, los trabajadores y el Estado. Hay un nuevo pensamiento que va a potenciarse con esta crisis y es el rol que tenemos los empresarios como generadores de bienestar, prosperidad y trayectoria de vida a nuestra gente, porque las empresas son las principales generadoras de trabajo decente y desarrollo para nuestras comunidades.
Hay un nuevo pensamiento que va a potenciarse con esta crisis y es el rol de los empresarios como generadores de bienestar, prosperidad y trayectoria de vida a nuestra gente.
En definitiva, cuando hablamos de capitalismo más humano, hablamos de llevar el mensaje de Cristo a la empresa, a la economía. El mensaje evangélico es muy claro en la responsabilidad importante que tenemos como empresarios y como dirigentes cristianos. Tenemos que hacer fructificar los talentos – más allá del contexto que nos toque – generar trabajo decente para que todos puedan vivir dignamente. El desarrollo humano integral es la paz social que todos deseamos. La vocación del empresario es noble y consiste imitar a Cristo en el servicio y apertura al bien común. En concreto, planteamos que el progreso económico debe estar subordinado al progreso humano.
El desarrollo humano integral es la paz social que todos deseamos.
En las últimas semanas hubo ruido en las redes respecto del destino de los bienes en unas palabras del Papa y cuando se habla de sensibilidad social, de compartir los bienes, salta el fantasma del comunismo. ¿Cómo explicar o aplicar estas definiciones en el contexto de la vida cotidiana? ¿Quién decide qué se comparte y qué no?, ¿el Estado, cada uno, la familia?
Se ha probado acabadamente que el sistema económico que ha demostrado capacidad para llevar prosperidad y bienestar a las familias es el capitalismo. Esta capacidad de generar prosperidad del capitalismo es su misma condición de existencia –de hecho- lo que ha estado ausente en los demás formatos de organización de la vida económica de la historia.
Esto no quiere decir que no deba reformarse, replantearse, discutirse, debatirse e intentar mejorarlo y cambiarlo donde toque. Es necesario resolver inequidades y consecuencias negativas.
Es necesario resolver inequidades y consecuencias negativas.
Respecto de la mirada de la Iglesia Católica sobre este debate, no vemos nada nuevo sino un mensaje que tiene más de cien años de antigüedad y mantiene su vigencia. El principio primario de la Doctrina Social de la Iglesia es el destino universal de los bienes. Juan Pablo II, el Santo Padre que probablemente más acérrimamente combatió el comunismo, decía lo mismo: la Creación es de y para todos. Todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad. Siguiendo esta lógica, la Iglesia propone pautas para que el trabajo sea digno y que permita que las personas puedan florecer. En definitiva, nada que pueda derivar en las interpretaciones extremas y parciales que vimos estos días.
El Papa Francisco nos interpela y nos invita a ver con los ojos de Jesús.
¿Qué cambios vendría a introducir este concepto en la vida de las Empresas y de las familias?
El testimonio de Enrique Shaw fue muy elocuente. Siguiendo ese legado, ACDE propicia un modelo de empresario y ejecutivo que viva y promueva valores cristianos y que se preocupe y ocupe del bienestar de sus colaboradores y familias así como del medio ambiente y las comunidades en que opera. Hay muchos de estos buenos ejecutivos y empresarios.
Enrique decía que el desempleo es un mal moral. Planteamos que el rol central de la actividad económica es generar trabajo decente. Pero no hay que poner el fardo solo sobre el empresario y los ejecutivos sino también sobre todos los actores que contribuyen a crear un contexto para que Argentina sea tierra fértil para generar trabajo.
En los tiempos difíciles el deber de los empresarios y la misión de ACDE es brindar un liderazgo seguro y con convicción de que podemos ser mejores.
¿Nos adelantarías una reflexión para que cada uno tome sus propias decisiones y este espacio de sus frutos?
No es uno contra el otro o cada uno por su lado como saldremos adelante, necesitamos reconstruir la confianza social entre empresarios, trabajadores, el Estado y las organizaciones sociales. Apostar al diálogo y el respeto para resolver los conflictos y planteamos claramente y que la actividad privada y la consecuente creación de trabajo decente es el camino más directo para disminuir la pobreza y generar inclusión.
La creación de trabajo decente es el camino para disminuir la pobreza y generar inclusión.
Los ejemplos y testimonios que presentaremos a lo largo de las dos jornadas transmiten su mensaje de iniciativa y cooperación. Nos esforzamos en armar una agenda con participantes de distintos lugares pero que comparten algo en común: son todos protagonistas.
Hay mucho de bueno que hacer en Argentina.
Acerca de Acde
Es una asociación de ejecutivos, emprendedores, profesionales independientes y empresarios, que tiene como objetivo constituirse en un ámbito de análisis y reflexión de la temática empresaria a la luz de los valores cristianos; y de acción, a través de su compromiso social en una labor empresarial regida por principios éticos y al servicio del bien común.
ACDE es una asociación de personas y no de empresas, siendo éste un elemento distintivo respecto de otras organizaciones.
Quién es Ignacio Gorupicz
Desde hace 12 años se desempeña en McKinsey & Company, donde es Socio y Líder en la práctica de Transformación de las Operaciones para América Latina Hispana. Ha servido múltiples clientes en estrategia, transformación digital, operaciones y organización en el sector privado y público, principalmente, en Argentina, Chile, Brasil, Perú y Colombia. Anteriormente desarrolló su carrera en Finanzas Corporativas en Siemens y DuPont. Tiene un MBA de Stanford University y un master en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Es Licenciado en Administración y Contador por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Miembro del Directorio de la ONG Help Argentina, que canaliza donaciones desde el exterior hacia ONGs en el país. También es miembro del Consejo Directivo de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE).