El perdón más difícil

En el aniversario de la muerte violenta de Ángeles Rawson y Chiara Paez. Ambas mueren en defensa de la vida. Hablamos con sus mamás, quienes nos enseñan a perdonar.

El 10 de mayo es el aniversario de Ángeles Rawson y Chiara Paez quienes, aunque en distintos años, fueron víctima de femicidio. Chiara estaba embarazada y defendía a su bebé de la negación y violencia del adolescente padre de esa criatura. Ángeles falleció en defensa de su virginidad frente un abusador violento.

Sus madres fueron fundadoras y activistas del #niunamenos. Hoy se defienden de quienes con esa consigna promueven el aborto.

Las une hoy la preocupación de que los asesinos con cadena perpetua estén saliendo a la calle.

Una charla con Jimena Adúriz, mamá de Ángeles, y palabras de Verónica Camargo, mamá de Chiara.

María Amalia Caballero – doctora en Comunicación Pública – dirección@sembrarvalores.org.ar

[dropcap]F[/dropcap] ueron cinco días que nos cambiaron la vida por la pérdida de Ángeles y de lo que era hasta ese momento para nosotros. Así arranca Jimena Adúriz, la mamá de Ángeles Rawson, su charla con Sembrar Valores. Los papás de Fernando Báez están atravesando un camino que recién empieza. Ahora piden justicia, y es importante que se haga justicia.

Sin embargo, agrega Jimena: cuando te dan la noticia de que el asesino tiene cadena perpetua… te das cuenta de que el hijo, la hija no vuelve.

[button link=»» color=»green2″ icon=»» size=»large»]Mumi siempre está[/button]

Hay que soltar el dolor con el perdón, si no se suelta es un círculo vicioso en el que queda enredado y se sufre más. Yo siempre digo que la Mumi hizo un cambio de domicilio, igual que tantos otros seres queridos y yo voy a hacer lo mismo. Estoy de paso, cumpliendo una misión, tomando un legado. Necesito fortalecer mi capacidad de espera porque la extraño, extraño su proyecto. Ella se movía en un círculo en el que hay mucha diversidad y se plantaba ante ellos, como se le plantó al autor del femicidio. Ella era pro vida. Trato de imaginarla ahora luchando conmigo, éramos muy compañeras. Había mucha complicidad entre ambas. Ahora se las arregla para hacerse presente. Mi mundo es el auto, el auto lo uso solamente yo. Lo fui a buscar con ella, cuando me subo al auto y voy a hacer algo que tiene cierta cuota de ansiedad, “alguien” me pega un rodillazo en el respaldo digo, ¡ah estás acá! o ¿qué me estás queriendo avisar?

Se movía en un círculo
en el que hay mucha diversidad
y se plantaba ante ellos,
como se le plantó a Mangeri.
Ella era pro vida.

 

Es algo que parece místico, la gente no se anima a decirlo. Las vivencias, su presencia, sentir algo… es una relación tan especial. El hijo es parte de vos. Quedan células de tu hijo viviendo en vos. Hay una simbiosis con ese hijo que no lo hay con ningún otro vínculo, es parte de vos. Para mí es tan importante su tumbita, esos huesitos que yo forme acá (señala su panza), como su alma.

Yo tengo mi condimento cristiano, el perdón. Dios es mi compañero de ruta, siempre.

Con otras madres que pasaron situaciones similares somos una cofradía, la mamá de Lucía, de Chiara. Cada una en su dolor, es independiente el color del pañuelo, la edad, la etnia, es ridículo eso. Hay confusión.

SV | Hablando de esas otras madres, me vienen a la cabeza, las mujeres que luchan por el aborto, con quienes compartiste el comienzo del #NiUnaMenos.

JA | Toda vida vale, lo digo con convicción no repitiendo una frase de algunos grupos. Veo ahora una continua desvalorización de la maternidad, estas personas en su lucha estigmatizan a la mujer que elige dar a su hijo en adopción, hay un mandato social muy fuerte que tenemos que deconstruir. Están las que rechazan la maternidad, muestran todo lo malo, lo que puede costar y es verdad, pero ocultan todo lo bueno que encierra y prefieren tener una mascota, bueno. Pero esta tendencia nos marca el camino de la sociedad de consumo. Sin hijos se dispone de más dinero, de más tiempo para gastarlo. Pero, asumamos que está promocionada por una sociedad consumista.

SV | Hace un momento nos hablabas del perdón. ¿Se puede perdonar cuando pasa algo tan fuerte?

JA | Se puede perdonar, es cierto que hay cosas muy grandes como es el dolor de la muerte de mi hija en esas condiciones pero también es necesario estar atentos al perdón cotidiano, a veces, ahí está lo importante. El perdón, libera, no te olvides. Permite crecer, volver a vivir, avanzar.

SV | Encaraste la muerte de tu hija con una fortaleza muy grande, ¿hay hitos, cuestiones que marcan tu recorrido?

JA | Son muchos. Te dicen que la causa está en secreto de sumario pero la prensa tiene directo acceso a la justicia. -Las sospechas cayeron sobre la familia, somos una familia ensamblada. Además, todos los viejitos del edificio lo adoraban al Mangieri. Era muy bueno, servicial. No podían ponerle la cara de él a la persona que mató a mi hija. Las primeras 48 horas lo defendieron pero, saltó un episodio en que él había acosado a una empleada que trabajaba con unos vecinos. Todo el contexto cercano me insistía, no te eches la culpa de nada. No había motivo para sospechar nada de él.

Un error en la autopsia dejó abierta la posibilidad de que se tratara de un abuso interior, que intentábamos ocultar algo. También en esto la participación de los medios fue tremenda.

SV | También participaste en las audiencias del juicio, ¿cuál fue tu móvil?

JA | Yo me preparé para el juicio, me dije: para defenderla, tengo que estar presente en todas las audiencias, en la justicia la víctima es un caso. Estando la madre, no había lugar para risas, comentarios fuera de lugar. Por una cuestión de pudor de ella, me daba cosa dejarla solita en ese contexto. Es durísimo. Tener en frente al asesino, escuchar las mentiras.

SV | ¿Cuáles son los cambios más fuertes?

JA | Dos años después, cuando arranca el juicio, las personas que estaban a tu disposición ya no están, tenés que volver a vivirlo sola. Trato de ver el medio vaso lleno pero en ese terrible proceso, en mi familia hubo dos muertes más. La de mi suegra que dejó de comer porque no podía soportar el sufrimiento de su hijo y mi hermano, que tenía problemas cardiológicos, cuando lo llamaron como testigo de la defensa tuvo un infarto.

 SV | ¿Hay alivio?

JA | Por más que sea cadena perpetua, tu hija no vuelve, si vos no resignificas tu dolor paralelamente a la búsqueda de justicia, ese día ya está, y vos estás muerto. Yo elijo el camino de la resignificación, resignificar no es transformar, es encontrar el sentido.

Yo siempre digo que la Mumi
hizo un cambio de domicilio,
igual que tantos otros seres queridos
y yo voy a hacer lo mismo.

[button link=»» color=»green2″ icon=»» size=»large»]Una manera de resignificar[/button]

Jimena trabaja ahora acompañando a las víctimas. Se une a tantas madres que sufren pero aclara que hoy no comparte el mensaje ni la violencia del #NiUnaMenos. Su hija murió defendiéndose de un intento de violación, Chiara Páez por querer tener su hijo contra la voluntad de su pareja. Ellas no deberían usarlas, considera.

A través de su trabajo y de muchas otras Asociaciones que están hace años en esto, se logró la ley de víctimas. Víctima no es sólo la persona que muere, es todo su contexto cercano especialmente los padres, los hermanos, los amigos. Hay que estar preparado para recibir y acompañar a quienes sufren, a quienes pasan por ese dolor de lo contrario se hace una disociación y la persona pasa a ser un caso.

Gracias a esta ley se puede seguir al tanto de lo situación del victimario, por ejemplo, oponerte a las salidas transitorias. Y, en estos temas los medios fueron de gran ayuda.

Otra manera de resignificar es su trabajo junto a Hilda Molina quien lanzó en San Isidro la Escuela de Valores y con María Rosa García Minuzzi quien desde la ONG Propuesta Mujer ayuda a tender puentes entre mujeres invisibles en la sociedad.

 

[notification type=»information» title=»El testimonio de Chiara Páez»]En vísperas de este aniversario, conversamos con Verónica Camargo, la mamá de Chiara Páez. La muerte de las hijas ha creado un vínculo especial entre las madres.  A Verónica le cuesta decir perdono pero su compromiso con la vida y su actitud son un claro mensaje de perdón. [/notification]

 

 

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