Papá y Mamá
[Felicidad]
Te proponemos un ejercicio: recordemos nuestra infancia y, desde allí, pensemos en la felicidad de nuestros hijos. Da buenos resultados.
María Pía del Castillo | Directora Ejecutiva de Fundación Padres | www.fundacionpadres.org
[dropcap]P[/dropcap] robemos recordar: ¿qué situaciones, cosas, lugares, personas… nos hacían felices cuando éramos chicos?
Seguramente vienen a nuestra memoria y a nuestro corazón un festejo de cumpleaños, un domingo en casa de los abuelos, las vacaciones con primos, el olor del asado hecho por papá, una película, una canción, nuestros compañeros de colegio, el bizcochuelo de naranja que cocinaba la abuela, el disfraz que nos hizo mamá para el acto… y podría seguir.
Y ahora, ¿qué hace felices a nuestros hijos?
Seguramente nos sorprendería que son las mismas cosas las que los hacen felices.
Y no debería resultarnos extraño porque, si bien ha cambiado la tecnología, la moda y hasta el clima, no ha variado la necesidad que tenemos las personas de establecer vínculos afectivos que nos permitan crecer y desplegar todo nuestro potencial.
En estas vacaciones, como tantas veces en el año, volvemos a pensar en qué deseamos para nuestros hijos. Y lo decimos en voz baja o alta: “Que sean felices”. Esa felicidad que a veces nos resulta esquiva es… ¿una meta, un sueño, un objetivo, un ideal imposible de alcanzar?
La veo como el camino que recorremos al vivir. Por momentos, sinuoso, con altos y bajos, con curvas peligrosas y repentinas y otras veces, llano y tranquilo. De repente nos cae una lluvia pasajera o una tormenta tremenda… o un sol cálido y reconfortante. Entonces, ¿cómo acompañar a nuestros hijos en este camino?
[button link=»» color=»green2″ icon=»» size=»large»]Buenos ciudadanos[/button]
Porque queremos para ellos lo mejor, no puedo dejar de verlos como ciudadanos, como buenos ciudadanos. Así, surgen -por lo menos- tres herramientas.
Presencia: Consiste en estar activamente presentes en la vida de nuestros hijos. El amor es preventivo de aquello que no deseamos y generador de personas íntegras y eso se construye estando presentes. Nuestra tarea es indelegable.
Autoridad: El ejercicio de la autoridad permite educar desde un lugar de referencia. Necesitan tener hacia dónde mirar. Por evitar que se confunda con autoritarismo, no es necesario ponernos en un pie de igualdad con ellos. Los estaríamos privando de una orientación necesaria para actuar y convivir como buenas personas, como buenos ciudadanos.
Compromiso: Nuestro principal compromiso es con su formación. Hablar de padres es también hablar de patria y la patria es una responsabilidad de todos.
Tenemos una oportunidad histórica: protagonizar los cambios futuros de nuestra Argentina, sin esperar que alguien los haga por nosotros.
[button link=»» color=»green2″ icon=»» size=»large»]El valor del ejemplo[/button]
Ya somos padres y madres y la principal y maravillosa razón por la que vale la “alegría” de ser padres es educar hijos felices, es decir, acompañarlos en cada etapa de su vida para que sean la mejor versión de sí mismos.
Cuando los padres somos testimonios de felicidad, un hermoso recuerdo, un recuerdo sagrado conservado desde la infancia es quizás la mejor educación. Dicen que recoger en la vida muchos buenos recuerdos salva al hombre para siempre.
Seamos los padres generadores de buenos recuerdos. Seamos guía y faro en la vida de nuestros hijos para que encuentren su propio camino hacia la felicidad