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Emocionados vamos a conocer el bebe de una amiga, una hija, una nieta….
Pasa de mano en mano. ¿Será lo mejor?
Isabel Bermejo y Candelaria Ferreyra | candeferreyra@hotmail.com
Técnicas Universitarias en Puericultura y Crianza
[dropcap]L[/dropcap]Los bebes, antes de nacer, están a “upa” las 24 horas del día. No sólo eso: están contenidos, acompañados, protegidos, no tienen frío, calor, hambre, no les molesta la luz, ni los ruidos fuertes, ni el pañal sucio. Oyen los latidos del corazón de su mamá, su voz.… Y, de lejos, también oyen la voz de su papá y las risas de sus hermanos, se acostumbran a los sonidos de la casa, a la música que escuchan, a los juegos que hacen.…
Y finalmente llega un día, “el día”, en que ese cuerpo que lo contuvo durante unas 40 semanas, de pronto los aprieta y los ayuda a salir a este mundo, donde lo esperan los amorosos brazos de su mamá. Pero antes de llegar a ellos, el bebe tiene que pasar por un “terremoto” emocional. Sí, así como lo leés. Lo reciben un par de manos de látex,
por primera vez siente frío; la luz le hace doler los ojitos; el aire, al entrar en sus pulmones, le provoca una sensación desagradable como si le quemara; escuchar su propio llanto por primera vez, lo asusta; lo frotan con una toalla, lo apoyan en una balanza fría, estiran sus piernas por primera vez para ver cuánto mide, lo pinchan. A veces, le aspiran los restos de líquido por nariz y boca; lo bañan, lo envuelven y, recién ahí, se reencuentra con su mamá.… Al fin juntos de nuevo, en el mejor de los casos.…
Y no se acaba ahí el terremoto emocional. Las siguientes secuencias también son muy estresantes: cuando entra el pediatra y lo alejan de la mamá para revisarlo, sacarle la ropita y exponer su piel a la ausencia de contacto repentinamente, o sostenerlo en el aire con sus brazos y piernas colgando… ¡qué vértigo! Estar solito en una cuna, que a veces se sacude de un lado a otro, muchas voces, muchos brazos, muchos olores, y, si bien son de cariñosos parientes, también son desconocidos para el bebe, que está buscando el equilibrio y la paz en medio de este torbellino de emociones de las primeras horas, primeros días, que solo encuentra en los brazos de su madre. Unos más, otros menos, todos pasamos por esta experiencia. Gracias a Dios no es un recuerdo consciente.
Al alzarlo usá tus dos
brazos y buscá un lugar
tranquilo donde los dos se
sientan cómodos y seguros
Nada más lindo que llegar a este mundo y que te estén esperando tus padres, hermanos, abuelos, primos, tíos, etc., con ganas de conocerte, abrazarte, olerte, alzarte… ¡Esperaron nueve largos meses! Esperemos un poquito más, démosle tiempo a ese bebe, cuidémoslo.
Es importante saber esto para poder acompañar, respetar y cuidar a nuestros bebes, suavizándoles ese “trasmundeo”. Una buena manera de hacerlo es que esté en contacto piel a piel con su mamá la mayor cantidad de tiempo posible. Contacto que, por otra parte, también favorece la lactancia y lo ayuda a regular la temperatura, ya que tiene cerca de la boca el alimento, puede descansar tranquilo sintiendo el familiar sonido del corazón de su mamá, mientras sus brazos lo envuelven y sostienen emocionalmente.
Los bebes descargan el estrés a través de la succión y necesitan estar con su mamá más que cualquier otra cosa. Por eso puede ser que si se sintió muy invadido durante el día o lejos de su mamá, necesite pasarse la noche mamando y/o semidespierto.
También es importante tener en cuenta que algunos bebes son más sensibles que otros a la ley de gravedad -que no existía en el útero-, y necesitan un sostén más cuidadoso. Por ejemplo, es recomendable que al alzarlo uses tus dos brazos, tus manos, quizás que lo envuelvas en una mantita y que busques un lugar tranquilo donde los dos se sientan cómodos y seguros.
Puede que duerma como si nada pasara mientras va de brazo en brazo o en medio de un cumpleaños donde hay mucho ruido. Pero eso no es más que un buen mecanismo de defensa con el que los bebes nacen para cuando el ambiente que los rodea es intenso u hostil. Después va a necesitar compensar eso y estar mucho con su mamá.
Nuestro objetivo como puericultoras es ayudarte a interpretar las necesidades de tu hijo y a que encuentres tu propia manera de cubrírselas. No nos cabe duda de que contás con esos recursos. Pero entendemos que es un momento en el que necesitás apoyo, compañía y ayuda para reconocerlos.
Por último, vale la pena aclarar que el impacto emocional que tiene la separación física no alcanza al bebe solamente, ¡sino que a vos también! Como madre necesitás estar mucho con él, pegaditos, piel con piel, reconociéndose mutuamente y también descubriéndote a vos misma como su mamá.
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Recomendación
Tratemos de dosificar las visitas y evitar que los bebes estén de brazo en brazo. Estas son necesidades de los adultos, no de ellos, que son a los que tenemos que preservar.
Que no lloren solos en la cuna, alcemos a los bebes, busquemos la manera de calmarlos, de atender sus necesidades, en un ambiente de tranquilidad, respeto y amor.
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