Cecilia Palavecino – Coach Personal, familia y pareja. @ceciliazpalavecino
En cualquier espacio para la educación de los hijos ¿qué pedimos?: prácticas, necesito cosas prácticas. Nada más práctico que conocer el cerebro.
Conocer el funcionamiento de nuestro cerebro y el de nuestros seres queridos, de los colegas y compañeros de trabajo, nos ayuda a relacionarnos mejor.
Con relación a nuestros hijos la responsabilidad es mayor, casi absoluta. Muchas de estas cosas no se sabían… pero tampoco existían las interferencias directas con las que hoy interactuamos e interactúan los chicos desde edades tempranas.
¿Qué es un cerebro integrado?
La neurociencia utiliza el concepto del “cerebro integrado” para referirse a el cerebro pensante superior (corteza cerebral y prefrontal) engloba al cerebro emocional, es decir, el cerebro impulsivo-instintivo y, a su vez, dentro de este, encontramos el más primitivo, llamado reptiliano. Es decir, que el cerebro integrado está formado por el superior que engloba al emocional y al reptiliano, tomado información de ellos.
Cuando se alcanza este punto se alcanza el autodominio en acción, se logra cierta serenidad y confianza. Serenos y confiados. Según los neurólogos, esta totalidad se logra alrededor de los 25 años.
De ahí que, nuestras mejores decisiones, las más sabias, no provienen ni de nuestro “reptil” ni de nuestra emocionalidad pura, sino de que nosotros consigamos tener nuestro CEREBRO INTEGRADO .
Nuestro cerebro primitivo está para las funciones fisiológicas básicas y para la supervivencia, por eso, cuando algo los pone en alerta, atacan, se defienden, huyen o se paralizan.
El cerebro del niño
A medida que van creciendo, se desarrolla el CEREBRO EMOCIONAL, en donde encontramos las seis emociones primarias: alegría, tristeza, ira, desagrado, miedo y sorpresa. Los chicos tienen necesidad de nosotros para co-regularse porque no pueden gestionarlas solos, no es que “nos hacen berrinches”.
Por ejemplo, un niño de dos años y medio está explorando con todo su cuerpo, no quiere decir que se está “portando mal”. Los niños necesitan HACER para ir creando sus AUTOPISTAS NEURONALES.
Los padres tenemos la responsabilidad de enseñarles el sí y el no… de mostrarles alternativas. Las re – acciones no suelen ser efectivas porque se destapan las neuronas espejo en los chicos y ellos no tienen, todavía, las herramientas necesarias para recuperar su centro. Nunca mejor dicho: tu calma es su calma.
Tu calma es su calma
Una vez calmados los dos (padre e hijo), ya volvemos a tener su atención. No nos interesa buscar culpables, ni herir, ni lastimar, ni etiquetar.
No nos interesa buscar culpables, ni herir, ni lastimar, ni etiquetar.
El cerebro pensante
Con el tiempo, la corteza cerebral va madurando y al crecer tienen mayor responsabilidad, autonomía y capacidad para tomar decisiones porque desarrollaron el autocontrol.
Las decisiones a corto plazo suelen provenir de un estado emocional, de ahí que, salvo raras excepciones, no conviene actuar en el momento. Algunos indican que esas acciones provienen del reptiliano o cerebro emocional y recomiendan modelar nuestro comportamiento para que, también nuestros hijos nuestros chicos aprendan a gestionar sus emociones y pensamientos.
Para más información leer “El cerebro del niño” del Siegel y Payne https://books.google.com.ar/books?id=0JXyuL37CbYC&source=gbs_navlinks_s
Gracias: María Olivero por la foto de tu hijo Santos Pacheco que, esta vez, nos muestra a un niño aferrado a su pelota, enojado, ofuscado.
Gracias: María Capatti por la foto de Rufino Cattaldi «asumiendo» el riesgo del tobogán.