El beso de las buenas noches

Las actividades que se hacen todos los días, ayudan a nuestros hijos a conocer y ubicarse en el tiempo y el espacio. Se sienten seguros.

MARÍA INÉS C. DE BAYA CASAL | DOCENTE | MINESCABALLERO@GMAIL.COM

Cada familia de un modo más o menos pensado establece “patrones de conducta”, horarios y maneras de realizar las cosas de todos los días. Así, los niños van formando -de a poco- nociones del tiempo y del espacio; en este aprendizaje la repetición constante de algunas rutinas les brinda un marco de contención y referencia.

Algunas rutinas les brindan un marco de contención y referencia.

La confianza del niño aumenta cuando puede relacionar los acontecimientos y anticiparse a lo que va a suceder. Si las rutinas están establecidas de forma adecuada el niño las irá internalizando, al principio sin darse cuenta y sin necesidad de justificación; más adelante, cuando sea
capaz de razonar, le será más sencillo encontrar los motivos para hacer las cosas del modo que ya tiene incorporado.

Dentro de los hábitos que es positivo inculcar en los chicos están los relacionados con los horarios de juego y descanso, la alimentación, la salud, la higiene y el orden.

Los horarios

Mantener unos ciertos horarios fijos es sumamente útil, a los adultos nos ayuda a  poder cumplir con nuestras responsabilidades y a mantener una cierta armonía. Al niño le permite comprender que cada actividad tiene su momento, descubrir secuencias, y así se siente más seguro y es capaz de esperar y de autocontrolarse.

La comida

En torno a la comida se da una serie de actividades que se relacionan con la adquisición de buenos hábitos.

En primer lugar el acostumbrar al niño a comer de forma autónoma todo tipo de alimentos, ayudándolo en lo que sea necesario. En esto también el horario es importante, porque la comida implica unos procesos biológicos que hay que respetar.

Por otro lado, todo lo que hace al lugar y al uso correcto de los utensilios ayuda al niño a desarrollar habilidades de motricidad y son señal de una educación cuidada.

Además de los fines alimenticios, la comida suele ser un momento de encuentro familiar, de diálogo muy favorable.

El sueño

Los chicos necesitan dormir bien para reponer energías y crecer sanos, acompañando los ritmos de la naturaleza. Para descansar mejor necesitan dormir, generalmente, más horas que los adultos y conviene que sea en el mismo horario, ya que el cuerpo también se acostumbra al ritmo y se dispone mejor.

Antes de ir a dormir por la noche es muy enriquecedor que lo acompañen el papá o la mamá, que “tengan un rato especial” para charlar, contarles un cuento, cantar una canción, rezar juntos una oración sencilla y breve.

El beso de las buenas noches” es un tesoro que acompañará a nuestro hijo toda la vida.

Orden e higiene

Aunque a veces al chico le resulte molesto y aburrido ordenar los juguetes o bañarse y lavarse los dientes, estas actividades pueden realizarse de forma divertida si las realizamos a modo de juego, acompañándolas con canciones o inventando cuentos relacionados con ellas y sus beneficios.

Con paciencia y constancia Incorporar hábitos puede ser algo muy simple al  principio ya que los niños aprenden mucho por imitación, por esto es tan positivo aprovechar los primeros años de nuestros hijos para formar la estructura que les permitirá luego desplegar gran cantidad de buenas conductas.

Los primeros años de nuestros hijos son especiales para formar la estructura que les permitirá desplegar gran cantidad de buenas conductas.

Sin embargo, también es necesaria una buena dosis de paciencia, para respetar sus tiempos y sobre todo de perseverancia, porque lo que caracteriza a estos hábitos es que se realizan de un modo constante.

Paciencia, perseverancia, estos hábitos se realizan de un modo constante.

En algunas ocasiones, no podremos cumplir exactamente con alguna de estas usanzas, por eso conviene ser flexibles. En esas situaciones será bueno explicarle a nuestro hijo el motivo por el cual estamos modificando la rutina. Los hábitos son en sí algo útil, no una jaula.

Los hábitos son algo útil, no una jaula.

Incorporar hábitos les servirá más adelante para afrontar nuevas situaciones de una manera más segura y organizada.

EL VALOR DE LAS RUTINAS

Para generar hábitos positivos en nuestros hijos hace falta:

 Convicción, estar seguros de que determinado hábito es positivo y por qué.
Ser coherentes, entre lo que decimos a nuestros hijos y lo que hacemos.
Paciencia, para respetar los tiempos de cada niño.
Constancia, para no darnos por vencidos cuando al chico le cuesta asimilar un hábito.
Creatividad, para encontrar la manera más atractiva de ponerlos en práctica.
Flexibilidad, para adaptarnos a los cambios.

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