No es cuestión de tomar partido en una circunstancia política. En Sembrar Valores, orientadores familiares y educadores somos conscientes de la urgencia e importancia de presencialidad en el aula.
Desde «a las aulas» se movilizó a todo el país para lograr que las escuelas sean lo último que se cierra y lo primero que se abre porque el cierre 2020 demostró que la escuela es irremplazable por los grandes costos en salud, aprendizajes y sociabilización que afrontan nuestros chicos y chicas.
Más allá del impacto que cada familia puede sentir, sabemos que en lugares donde hay acceso a internet, en familias donde pueden reservarse ambientes diferentes y hay padres y hermanos con mayores niveles de educación hay mejores posibilidades de paliar algunos de las dificultades que plantea la falta de presencialidad en las aulas. Sin embargo, en los barrios periféricos, en familias que no cubren estas necesidades básicas la brecha resulta mucho más grave.
Con esta preocupación e interés, acudimos al documento elaborado por el Observatorio de Argentinos por la educación y compartimos esta información tan relevante.
Una brecha injusta
- El 80,3% de los estudiantes de barrios populares encuestados necesitan compartir los dispositivos que utilizan para conexión educativa con otros miembros de la familia.
- Para el 83,3% los abonos o datos disponibles son insuficientes para la conexión requerida por las actividades escolares.
- El 45,4% se conecta a internet por medio de datos
- El 39% lo hace por medio de wifi o conexión de banda ancha.
- El 79,2% utiliza el celular para realizar actividades pedagógicas.
- El 13% usa PC o notebook.
- 6,5% no utiliza ningún dispositivo para actividades educativas.
Los autores del estudio Guillermina Tiramonti (FLACSO), Víctor Volman y Federico Braga, esta vez, ponen foco en el acceso a conectividad y dispositivos por parte de estudiantes de barrios populares para la continuidad pedagógica durante la cuarentena.
Educación y conectividad
Al comparar con los datos de la Encuesta Nacional Escolar 2020 del Observatorio de Argentinos por la Educación, realizada a una muestra representativa a nivel nacional de escuelas estatales y privadas, se observa que:
- 18,2% de los chicos de los barrios populares tienen mala conexión en sus hogares,
- 9,6% para los alumnos de escuelas estatales
- 4,9% para los estudiantes de escuelas privadas.
“El informe nos ofrece datos que nos permiten reflexionar sobre la multidimensionalidad de la injusticia educativa. Por un lado está el aspecto material o económico: quienes son más pobres no cuentan con los recursos materiales (en este caso, conexión y soportes) para articularse a la escuela. Por otro lado, hay una dimensión cultural que ata a los hijos a la cultura de sus padres: aunque tengan computadora y conexión, necesitan un apoyo que está condicionado por el nivel educativo de sus padres. Solo la educación presencial aporta un apoyo cultural con cierta independencia de la educación de los padres”, reflexiona Guillermina Tiramonti, una de las autoras del informe.
Además, las familias consultadas mencionan el uso de la TV (28,9%) y, en menor medida, de la radio (4,8%) con fines educativos.
¿Por qué el celular no es igual a una computadora?
“El celular compartido por un grupo familiar es la forma más frecuente de acceder a internet. Esto no solo limita el tiempo de disponibilidad del dispositivo, sino también la calidad de las acciones que pueden realizarse.
A pesar de frases comúnmente dichas de que un celular es una computadora en miniatura, en realidad no lo es –explica Fabio Tarasow, coordinador del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías de FLACSO–. Las acciones que permite realizar, la inmediatez, el desarrollo de la interfaz específica de usuario, la confluencia de diversas aplicaciones al mismo tiempo dificultan un trabajo profundo y pausado, necesario para realizar acciones que lleven a la concreción de los aprendizajes profundos que se espera que la escuela proponga a los alumnos”.
Impacto en la calidad educativa
“Una educación de calidad ya no es posible sin banda ancha ni pantallas de 11 pulgadas. La pandemia nos demuestra que el docente puede estar más cerca cuando, además de cuaderno y pizarrón, puede tener presencia asincrónica. Una presencia tanto más poderosa en contextos vulnerables. La garantía de la igualdad de oportunidades ya no depende exclusivamente de la presencialidad”, agrega Alejandro Artopoulos, director de investigación y desarrollo del Centro de Innovación Pedagógica de UdeSA.
Solo el 11,3% de los alumnos de barrios populares que participaron del estudio posee un dispositivo digital propio. Es decir que 9 de cada 10 estudiantes (88,7%) comparten los dispositivos tecnológicos con hermanos u otros miembros de la familia.
Una propuesta razonable y justa
- Que la escuela sea lo último en cerrar y lo primero en abrir.
- Que no se cierren las escuelas a no ser que la evidencia demuestre lo contrario.
- Que llegado el caso de haber cierres, sean a la menor escala posible (antes una escuela que toda una provincia), progresivos y por tiempo determinado
Este es un pedido a todos los argentinos para que nos comprometamos con la educación de nuestro país, dicen desde a las aulas: Juntos logramos el consenso para volver a la presencialidad de manera segura en 2021. Estudiantes, docentes, familias y organizaciones hicimos grandes esfuerzos para lograrlo. Ahora es el momento de sostenerlo. Tenemos que seguir encontrando soluciones colectivamente
Sobre el Observatorio Argentinos por la Educación
El Observatorio Argentinos por la Educación es un espacio de encuentro creado alrededor de los datos del sistema educativo, con el objetivo de involucrar a toda la sociedad en la mejora de la educación.
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