DE LA PAZ INTERIOR A LA PAZ SOCIAL

[Clara Rojas]

 

Es difícil hablar de Clara Rojas, pero es fácil hablar con Clara Rojas, porque en ella destacan tres valores: el compromiso, la prudencia, y la paz interior.

 

Arantxa Escribano | Periodista | earantxa@gmail.com

 

[dropcap]L[/dropcap] eí su libro en el 2010, poco después de que se cumpliera un año de su liberación. Había seguido la historia de cerca. Me intrigaba, me conmovía pero en el fondo también la cuestionaba. No podía entender cómo siendo víctima de un secuestro (las FARC la privaron de su libertad durante 6 años) y habiendo tenido un hijo en cautiverio, la estuviera viendo en TV y fuera capaz de transmitir tanta paz. Eso. La paz que emanaba era precisamente lo que hizo que desde entonces también la admirara.

Mientras cubría la Cumbre Mundial de la Mujer en New York, tuve la suerte de toparme con Clara Rojas frente a frente. Nos hospedábamos en el mismo hotel. Bajé a desayunar y allí estaba. La reconocí de inmediato. Conversaba con una funcionaria de Naciones Unidas. No perdía de vista a su hijo Emmanuel de 13 años que, muy educadamente, aguardaba en segundo plano.

Me acerqué y me presenté. ¿La sorpresa? Mi nombre le hizo recordar la visita que hizo a España en junio de 2010 invitada por el País Vasco a un acto en conmemoración de víctimas del terrorismo. Visitó el monasterio de Guipúzcoa, donde se encuentra la Virgen de Arántzazu (mi verdadero nombre) y quiso agradecerle haber sobrevivido a los años de secuestro. Con esa “coincidencia” se produjo la magia y durante los días en que nos encontrábamos desayunando, conversamos.

Yo preguntaba con prudencia y curiosidad. Ella, seria, con la mirada de alguien que ha vivido mucho, respondía con cariño.

[button link=»» color=»pink» icon=»» size=»large»]   Dar a luz en cautiverio   [/button]
SV| Después de tu experiencia personal, ¿qué tienes para decirnos sobre la vida del niño por nacer en el momento en que Argentina debate la posible legalización del aborto?
CR| Después de la experiencia vivida en el secuestro, particularmente en el hecho de haber tenido a mi hijo en cautiverio, 14 años después y pensando en los niños que están por nacer, lo que diría es que en lo posible habría que hacer el mejor y el mayor esfuerzo por permitirles vivir.

Después de haber tenido a mi
hijo en cautiverio y pensando
en los niños que están por
nacer, lo que diría es que en
lo posible habría que hacer el
mejor y el mayor esfuerzo
por permitirles vivir.

Todo el sufrimiento, angustia y ansiedad lo colma con creces el verlos nacer, vivir, caminar, sonreír, jugar, preguntar, compartir, disfrutar y elegir más pronto que tarde su propio destino. Realmente, permitir que los niños vean la vida es un acto de mucha responsabilidad, de un gran compromiso y entrega; vale la pena bregar para sacarlos adelante.

[button link=»» color=»pink» icon=»» size=»large»]   Superar lo vivido   [/button]
SV| Tu espacio de resiliencia, cómo compartirlo, también aquí hay profundas grietas por sanar: familias divididas por ideologías, por muertes de ambos lados.
CR| Sobre la resiliencia, digamos que soy una mujer afortunada porque logré, en términos generales, superar lo vivido. Se requiere fe, amor a sí misma, decisión, fuerza de voluntad, y gran disciplina para procurar vivir en el presente y pensar o visualizar un futuro más promisorio. ¿Cómo lograrlo? Proponiéndoselo en el día a día, en las cosas simples que con el paso del tiempo van generando una fuerza inconmensurable.

de la paz interior a la paz social 1SV| ¿Puedes describir: sentimientos, recuperación, perdón, pérdidas, reencuentros?
CR| Claro, es posible describir todo tipo de sentimientos que anidan en el corazón. Pero hay que hacer un gran acopio de compromiso consigo misma, para dilucidar cuáles son esos sentimientos, los positivos y los negativos. Y tomar decisiones y cambiar actitudes para ir erradicando poco a poco esos sentimientos bizarros y oscuros que generalmente nos juegan malas pasadas. Hacer el inventario de esos sentimientos es un ejercicio que hay que hacer casi semanalmente, de la misma manera que hay que revisar la alacena o la nevera para ver qué alimentos faltan o cuáles están en descomposición y hay que literalmente botarlos. Y renovarlos por otros nuevos. Este es un trabajo constante y permanente.

SV|¿Cuál es tu visión sobre el proceso de paz en Colombia?
CR| Siempre pensamos que lo más difícil ya pasó, la realidad es que la implementación y la reconciliación presenta inmensos desafíos. Soy optimista, y a pesar que estamos en medio de ambiente electoral y de mucha polarización; confío en que más temprano que tarde, llegue un sentimiento de sentido común, de valorar lo logrado y de construir sobre lo alcanzado.

Por supuesto hay matices, que será necesario ir resolviendo.

[button link=»» color=»pink» icon=»» size=»large»]   Mujer y madre   [/button]
SV| ¿Qué dirías del papel de la mujer en la familia, en la sociedad y en el mundo?
CR| La mujer en toda Latinoamérica especialmente, viene alcanzando nuevos espacios en lo laboral y en lo político. Aún hay muchos desafíos por delante, pero creo que cada mujer va encontrando su propio lugar, no sólo en la familia, donde normalmente es el centro, sino también en la sociedad y en el mundo.

Es un proceso, pero sin duda que estamos mejor que hace 100, 50 o 25 años. Somos más autónomas, somos conocedoras de nuestros derechos, y el lugar que ocupemos depende de nuestro propio empuje y coraje, al menos en las ciudades. En las zonas rurales aún se requiere brindarles mucho apoyo para que tengan acceso a la salud, trabajo, etc.

[button link=»» color=»pink» icon=»» size=»large»]   Estuvo separada de su hijo durante años    [/button]
Los guerrilleros se lo llevaron de campamento porque sufría de una leishmniasis (una enfermedad de la piel producida por la picadura de un mosquito) y debían traerlo de vuelta en 15 días. Nunca lo hicieron.

Desde su reencuentro, se separa poco de él. “Criar a un hijo sola no es fácil, por eso trato de sumarlo a alguno de los viajes cuando me invitan a dar conferencias o algún testimonio. Después en la escuela él habla sobre el lugar en donde ha estado y le cuenta a sus compañeros algo especial de la ciudad que hemos visitado”.

 

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Su bio

Clara Rojas (Bogotá, 20 de diciembre de 1964) es una abogada colombiana, la menor de cinco hijos del hogar Rojas González.
Fue jefa de debate de Íngrid Betancourt, candidata a la presidencia y junto a ella fue secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en el 2002.
Fue liberada el 10 de enero de 2008 en la Operación Emmanuel llamada así en honor a su hijo Emmanuel Rojas quien nació durante el secuestro.

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Su espiritualidad

Tiene a Dios muy presente.
Tanto, que dedica tres capítulos a cuestiones espirituales.
Habla del ayuno, de la fe y del perdón.
En su relato a Dios lo tiene incorporado.
Es agradecida y piadosa. Mira al cielo. Parece que hable con EL.

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Su primer libro

Cautiva. Grupo Editorial Norma.
Es el libro que escribió a los 6 meses de ser liberada.
“Muchas personas me preguntan si he cambiado o si sigo siendo la Clara de antes del secuestro.
Les digo que sí, que en parte sigo siendo la misma, solo que con una cicatriz en el vientre y una huella muy honda en el pensamiento y en el corazón, que espero que el paso de los años logre borrar.
A veces me asaltan sentimientos de melancolía pero, por fortuna, tengo a mi hijo Emmanuel a mi lado.
Naturalmente habría preferido que no me hubiesen robado esos seis años de vida. Pero estoy viva. Viva para contarlo. Cada cual cuenta cómo le fue en la guerra y en esta soy un soldado más. Esta es mi historia”.

Extracto del prólogo.

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