CUENTA MI CUENTO

Cuando papá o mamá cuenta un cuento a su hijo, se despliegan espacios de encuentro que construyen vínculos, activan los aprendizajes y van tiñendo la infancia de diferentes colores y valoraciones. El cuento forma parte importante de la historia familiar.

 

Compartimos la propuesta de nuestra colaboradora María Catarineu, especialmente interesante para estos días de cuarentena. Los van a disfrutar.

 

 

Lic. María Catarineu | Psicopedagoga especializada en bebes y niños en primera infancia |  @rayuelatiempodejuego  | @consultapediatricaintegral

 

[dropcap]B[/dropcap] ien mirada… la vida es un GRAN CUENTO plagado de aventuras que tiene su inicio, desarrollo y desenlace. Nuestra vida es nuestro propio CUENTO VIVO. Estamos hechos de palabras. Desde los inicios les vamos trasmitiendo a nuestros hijos montones de cuentos. Entre gestos, miradas, silencios y palabras les arrimamos el relato vivo de sus orígenes, de su historia, del presente que vamos construyendo juntos, acompañando así su camino al andar.

 

[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]“HABIA UNA VEZ…”[/button]

Los primeros relatos orales y cuentos infantiles abren su telón tomando forma desde el lenguaje oral. Primero es el cuerpo que habla, acompasando los ritmos y tiempos de nuestros hijos. Desde edades muy tempranas, arrullamos a nuestro bebe con relatos cantados donde los arropamos con el calor del arrorró mi sol y los balanceamos en la cuna de nuestro pedazo de corazón.

 

[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]cuentos y cantos[/button]

 

Estos primeros relatos cantados tienen como soporte el cuerpo del adulto junto con el cuerpo del niño y las palabras van armando la secuencia para dotarla de significado. Muchas veces la palabra ofrece una valoración muy potente.

Es por eso, que incluso frente al dolor, las caricias de la “sana, sana colita de rana”, curan nuestras heridas más hondas y la segunda estrofa, sino pasa hoy – pasará mañana, nos permite aguardar el tiempo para que la lastimadura se vaya convirtiendo en cascarita.

 

 

[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]DEL CUERPO AL CUENTO[/button]

Los cuentos contados desde el relato oral, están empapados de gestos, movimientos, impostaciones en la voz, generando el tono emocional del contenido del relato. Es el cuerpo que habla que pone a jugar el despliegue del cuento.

Así como el juego del niño va evolucionando con la edad, y va pasando del cuerpo hacia los objetos, del “cu-cu” a la escondida detrás del sillón, del jugar con las manitos a construir una torre, así también los relatos y cuentos infantiles, van pasando progresivamente del soporte del cuerpo del adulto al soporte del libro.

 

[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]SEGURIDAD EMOCIONAL ¿LOBO ESTÁ?[/button]

Las palabras del relato van tomando consistencia con cada gesto en movimiento. La atmósfera se tiñe de las corridas de los chanchitos, de las peludas garras del lobo y de sus rugidos tan temidos.

Con ojitos bien abiertos o bien cerrados, los cuentos ofrecen la posibilidad de atravesar y reconocer poquito a poco las diferentes emociones. ¿Y qué es los que le permite a un niño sostener la ansiedad frente al aullido del lobo, el susto con el derrumbe de la casita, o la gran euforia en el final del cuento? El adulto que acompaña, relata… puede oficiar de “perseguidor” y al mismo tiempo de “refugio” seguro y confiado contra toda amenaza.

 

 

 

¿Y qué le permite a un niño sostener la ansiedad frente al aullido del lobo, el susto con el derrumbe de la casita, o la gran euforia en el final del cuento?

 

Los cuentos operan como “ficción”, son un “como si” que representan trayectos y dificultades a resolver, grandes tensiones que atravesar y miedos que expulsar. Es por eso que nuestros hijos nos piden que los finales de los cuentos sean los mismos de siempre, porque la reiteración del relato nos ofrece la certeza necesaria de que aquello que nos persigue y llena de temores, con la astucia de todos, será echado del interior de nuestro bosque.

Los cuentos funcionan como base segura que nos contiene y sostiene. Nos habilita a poder encontrar, en las múltiples páginas, esos espacios de seguridad que nos permite el reposo y la paz interior dentro de la gran casa de piedra que no se cae con ningún viento feroz.

 

 [button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]ACTIVAN LOS APRENDIZAJES[/button]

El foco de la atención está puesto en la mirada y la escucha activa, ya que el libro es el propio cuerpo del adulto. Es en la secuencia, la demora y en la espera de cada palabra, donde se activa el pensamiento que va despertando la imaginación. Los cuentos infantiles tienen una secuencia de INICIO, DESARROLLO Y CIERRE. Esta secuencia es la misma que se hace necesaria para el logro de cualquier aprendizaje.

Los niños que ingresan de lleno en la ficción de los cuentos como experiencia cotidiana, tienen la posibilidad de vivenciar esa secuencia. En ese recorrido temporal, hay lugar para el ensayo y el error, para la empatía al “salir de si” jugando diferentes roles y resolver problemas con otros.

 

[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]CONSTRUYEN VALORES[/button]

Los cuentos infantiles van emanando de las propias historias personales, muchos se trasmiten de generación en generación y tienen la entidad de funcionar como primeros sistemas de creencias. Son tan propias, que van construyendo los primeros sistemas de valores.

 

Los cuentos infantiles van emanando de las propias historias personales, muchos se trasmiten de generación en generación y van construyendo los primeros sistemas de valores.

 

Los distintos personajes ponen en acto y despliegan cualidades como la valentía, la fortaleza, el respeto, la gratitud que nos permiten ir creciendo como personas siendo de gran importancia para conocernos a nosotros mismos y para la vida en sociedad.

 

[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]Y COLORIN COLORADO…[/button]

Finalmente los “relatos relatan” nuestras miradas, porque en ese sabor de encuentro, colmado de hechizos y repletos de suspenso, en ese puente que nos une de página a página, al grito de colorín colorado, nos vamos dando cuenta, que nuestros vínculos… se han agrandado.

 

 

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