Belén García Llorente eligió cocinar en familia y Franchu le dijo, ¿puedo cocinar con vos? Nueva historia en cuarentena.
Por María Amalia Caballero
Belén @garciallorentebelen vive en Saladillo, es una mujer súper inquieta. Le encanta la cocina, se capacitó y trabajó con el cheff Juan Seré. Después estudió para ser maestra diferencial.
¿Por qué contar este curriculum?
Animada por sus hijos (cinco entre 20 y 13 años) comenzó a poner videítos de cocina. Después los subieron en Instagram. Hablan de compartir la cocina en familia porque todos participan de alguna manera, en las tomas, la decoración, los ingredientes pero los hijos prefieren fuera de cámara.
-No tengo ningún interés de ganar plata con esto, sí quiero ayudar, dice Belén. De hecho me han ofrecido pagarme por hacer publicidad. Y yo lo acepto, si es con canje. Por ejemplo, te menciono si donás algo de lo que querés promocionar al comedor de cáritas, y otras ideas por el estilo.
te menciono si donás algo de lo que querés promocionar al comedor de cáritas, y otras ideas por el estilo.
Entonces se trata de divertirse, compartir y, en lo que se pueda, ayudar a los demás.
-Me llamaron unas monjitas que habían recogido gran cantidad de nueces y necesitaban venderlas, ningún problema, les dije. Propuse una receta con nueces riquísima. Al día siguiente me llamaron para decirme que habían vendido todo -agrega.
Llama Franchu
https://www.instagram.com/tv/CAxnHd4B4bU/?igshid=repo9yznlgoz
Sus hijos, que ya están estudiando en Buenos Aires, son amigos de los Gutiérrez, que hasta hace poco vivían en Pehuajó. Entonces, Francisco vio los videítos que subían.
Me llamó y me dijo, Belén, ¿puedo cocinar con vos?
-Me llamó y me dijo, Belén, ¿puedo cocinar con vos? ¡Dale! Cuando quieras, ¿qué querés que preparemos?
Tras coordinar con la mamá de Francisco para adecuarse a las necesidades especiales y a su edad:
–Así arrancamos. Otra alegría enorme me la dio uno de mis sobrinos que me llamó también para «venir» a cocinar con su hermano Felipe. Al ver que Franchu tiene sus ayudantes él pensó que puede ser el ayudante de Felipe.
Belén tiene experiencia. En Saladillo trabajó en talleres protegidos. Entre otros, hace 11 años que está activo el taller «amasando sonrisas», cocinan unas cosas muy ricas que se venden también en Buenos Aires y tienen sus marca propia.
Gracias a Dios en Saladillo no hay indigencia extrema y hay mucha creatividad
-Gracias a Dios en Saladillo no hay indigencia extrema y hay mucha creatividad, así aunque no puedan juntarse a hacer los talleres, surgen muchas iniciativas solidarias, siempre tengo en casa bolsones de comida para acercar a quién lo necesite, el otro día me llegó un colchón y enseguida supimos quién lo necesitaba. Al final sos una red de redes.
En la casa de Belén, la cocina es el lugar más grande, el lugar de encuentro, a todos les encanta cocinar. Pero, también es el lugar que genera charlas, risas. No necesitamos que nada sea «pipí cucú». Lo importante es que la cocina «conecta», más allá de la comida, está la sobremesa.
Belén en sus palabras
Cuántas veces me pregunté, ¿qué hacés acá?, mi carrera, mis amigas. Siempre viví en Buenos Aires. Mis hijos fueron a un colegio parroquial y siempre tuvimos una vida muy sencilla. Me tocó hacer de maestra en casa -por supuesto- y pienso que tan mal no lo hice porque los chicos consiguieron «por nota» su beca en la UCA. Es lindo hacer algo desde lo básico de la casa contra lo que tanto renegué, hacerlo divertido desde donde estás y que les sirve a otros. «Me realicé».
Belén une su vocación de madre, familia, cocina y maestra diferencial en un solo proyecto. Efectos positivos de la pandemia.
Nota: Hay un agradecimiento especial a Sofi Murga por el diseño de imagen y conexiones.