Laura, ante una situación límite, se vio obligada a parar y pensar. ¿Cuáles son las prioridades de mi vida?
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[dropcap]L[/dropcap] aura pondera a su red de contención, su madre, su suegra y su empleada. Son piezas clave.
Laura es directora de Personal de Hewlett-Packard. Nos cuenta que hace dos años fue con su hijita al pediatra quien la miró a ella y le preguntó acerca de un bultito que le veía en el cuello. Ella no se había dado cuenta pero el médico le dijo que se hiciera ver. Laura tenía todos los análisis clínicos y demás estudios impecables, se sentía muy bien así que pasó de largo de esta advertencia. Un par de meses después vuelve al pediatra con su hijita, pero esta vez, acompañada por su suegra. El médico le pregunta si se había hecho ver pero ella contestó sin darle importancia. Él insistió y la suegra tomó cartas en el asunto.
Cuando Laura fue a buscar el resultado de los estudios, le dijeron claramente: No estás bien, tenés que ir a cirugía cuanto antes. Sin pensarlo, como una autómata, se dirigió a la “ventanilla” donde debía registrar su solicitud para la cirugía. Al pasar por quirófano extrajeron no solamente el tumor en la tiroides sino también ganglios que estaban tomados y tuvo que ser sometida a radioterapia.
Al recibir el diagnóstico, afirmó: «No lloré, veía mi entorno como en una película pero hice el ‘click’ de que no podía descuidarme: soy madre de dos niñas, ellas me necesitan, tengo que ser responsable».
Al plantearlo en el trabajo, le dieron toda la libertad para que se hiciera cargo del tema, de “su” tema.
Hace pocos meses, su marido estaba de viaje, sus padres también, la suegra no estaba, la empleada faltó y una de sus niñas estaba con fiebre: combo completo… Sin dudarlo un instante, avisó a la oficina y se hizo cargo de la situación.
Primero, su hijita enferma, al pediatra. Después, la comida, el cuidado.
Concluye: «Al regresar del viaje de trabajo mi marido, me dijo: ‘Lo manejaste muy bien’.» Parece que no, pero era el guiño que esperaba