¿Cuánta libertad resigno si me caso? ¿Qué espacio me queda para mí si tengo un hijo? ¿Cómo sé si tengo las condiciones para ser madre? Estas dudas me generan mucho miedo.
Tus dudas, tus miedos, tus problemas familiares tienen un camino posible. Escribinos: consultorio@sembrarvalores.org.ar
Mariuqui Magrane – Orientadora familiar, Responsable Consultorio.
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Estoy de novia hace tres años, ya estamos hablando de casarnos pronto, pero siento un miedo enorme dentro de mí; no me animo a tener hijos.
Dan mucho trabajo y hay que sacrificar demasiadas cosas,
¿a dónde queda mi libertad?
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[dropcap]M[/dropcap] uchas gracias por tu consulta y especialmente por la sinceridad y confianza con la que nos planteás lo que te pasa, lo que estás sintiendo.
Casarse, tener hijos, con la aspiración de hacernos felices unos a otros implica cierta abnegación, parece un proyecto difícil en la cultura XXI y más difícil cuando en nuestro contexto hay matrimonios fracasados. Pero ustedes pueden construir un “nosotros” único, positivo. Háblenlo porque esto es posible si comparten valores y están dispuestos a la entrega.
En general, las personas no somos aptas para vivir solas, aisladas, porque así no somos felices. Tampoco para vivir exclusivamente en pareja, porque el vínculo nos mueve a jugarnos responsablemente el uno por el otro, como compañeros de vida que incluye un proyecto familiar. Todo hijo es un misterio, una vida nueva que nos llena de esperanza.
Estoy convencida (me lo muestra la experiencia personal y la de tantos otros) de que somos felices cuando trascendemos en marido e hijos. Ser madre es plenitud de ser mujer. Se resigna mucho, a veces sentimos que sí, pero lo que se gana es intrínseco a nosotras.
La vida me enseñó que somos felices
cuando trascendemos en marido e hijos.
Chau al idealismo
No será perfecto, no será ideal, porque no existe cónyuge ni hijos ideales, pero la felicidad familiar tiene un rico gusto especial en la boca, que poca gente proclama. Y algunos se quejan -a veces de puro llenos-. Todo cambia cuando nuestra actitud es de esperanza y gratitud al amor y a la vida compartida
Ayuda el hecho de conocer otras vivencias sobre “familia” en libros, talleres, nuestras redes, que nos muestran cómo vivir mejor las distintas etapas y, así, vamos contagiándonos empujados por la alegría que da construir algo juntos.
Ayuda conocer otras vivencias sobre «familia»
en libros, talleres y esta página.
La decisión
Veo que sos consciente de que estás ante una de las decisiones más importantes y de mayor repercusión que toma el ser humano: casarse, porque es un compromiso de por vida. De esa decisión depende la propia felicidad, la del cónyuge y la de los hijos, si vienen.
Uso a propósito una expresión difícil: compromiso de por vida. Esto sólo daría para una buena charla y siempre estamos a tu disposición para profundizarlo.
Los miedos
Lo desconocido nos produce temor, y debajo de lo inexplorado hay miedo. El miedo es sano, hasta para cruzar la calle, pero es un problema cuando te paraliza, y no te deja tomar decisiones ni ser protagonista de tu propia vida. Hay que enfrentarlo con humor y madurez emocional.
El miedo «se enfrenta» con humor y
madurez emocional.
Si están hablando de casarse, no se olviden que la preparación en el noviazgo ayuda mucho a no tener sorpresas y es más fácil cuando hay conocimiento de las realidades matrimoniales, de ciertas crisis que todos vivimos y que pueden convertirse en desastres o ser comprendidas como lo que son oportunidades para crecer.
¿Soltera o casada?
Entre las opciones que tenés para elegir, seguir soltera o casarte, está también la de no elegir nada, que es también una elección. En el fondo, es renunciar a ser protagonista de tu vida, dejar que los vientos te lleven, ir acomodándote.
Si, en general, nadie tiene la “seguridad” de lograr todos sus proyectos, en la decisión matrimonia el riesgo aumenta porque se toma de a dos, porque somos seres humanos limitados. Nadie nos asegura éxito.
Y, en la vida, todas nuestras elecciones tienen consecuencias; una de ellas son los hijos, que nos dan tantas alegrías y, también, algún dolor de cabeza. Pero, vuelvo a mi experiencia, es una aventura que vale la pena.
foto inicial de geralt