Conociendo el amor y su bioquímica. Conócete a ti mismo (Sócrates)

Nuestra cultura actual pide ciencia, precisión y números para todo. Sin embargo, el amor, ¿sigue siendo ciego? Abramos los ojos para acertar con el amor verdadero, ese que nos hace felices.

Por el Profesor Armando Duarte – Presidente de Familias Fuertes – México

Edición María Lescano – Periodista.

Me gustaba su forma de ser, no dejaba de pensar en ella tenía mariposas en el estómago. Teníamos una revolución en el corazón, todo fue tan rápido, no tuvimos tiempo para pensar y eso nos hizo vulnerables.

¿Qué pasa en nuestro interior cuando vivimos en medio de la atracción y del enamoramiento?

Nuestro cuerpo es un ser vivo y está en permanente movimiento. De repente, ni sabemos cómo llega a nuestra vida alguien que “altera” nuestros sentimientos y comportamientos habituales. ¿Qué me está pasando?

Aprendamos un poco de bioquímica para pensar y a acertar en algo tan valioso.

Empecemos por revisar las hormonas y neurotransmisores que entran en acción durante el enamoramiento:

Feromonas: todo empieza por la atracción, se dilatan las pupilas, se acelera el pulso, nos transpiran las manos…

¿Qué características tiene la persona que nos genera esa atracción? No hay reglas… y sí hay sorpresas.

A algunos les suele gustar estar con personas parecidas “del mismo palo”, otros prefieren que sean diferentes, o les atrae la belleza física, el sentido del humor de “esa” persona.

En realidad lo que “nos atrae” es un sistema inmune diferente al nuestro, no somos conscientes, se basa en el olfato. Buscamos un sistema inmune diferente al nuestro y si hay descendencia, esas deferencias los harán más fuertes.

 Sin embargo, no perdamos de vista que estamos al volante de este auto, no somos víctimas de nuestras neuro conexiones.

Dopamina: es la droga del enamoramiento, nuero transmisora del placer y la euforia. Nos crea la necesidad de estar al lado de “ese” alguien todo el tiempo. La dopamina se eleva con la espera de volver a coincidir con esa persona especial. Acepta que hay riesgos pero son para otras personas, no para ellos los enamorados. Lo ello de es único. Dormimos menos, perdemos el apetito.

Es la misma droga que genera otras adicciones y cuando desaparece, llega el síndrome de abstinencia. Y si no lo consigue de una persona, buscará otras.

En estas circunstancias, podría decirse que la persona está atolondrada, que no piensa bien, por eso advertimos que no es el momento para tomar decisiones.

Noripinefreína. Sube la presión, recuerda los más mínimos detallas, hace parecer que perdimos la razón porque disminuye la actividad del lóbulo frontal izquierdo, el del pensamiento. Nos hace ciegos. Existe solo esa persona. Este estado dura poco tiempo.

Si no se es capaz de madurar el amor, pude durar entre uno y tres años. Entonces cuando desaparece, se separan.

El 75% de los divorcios los protagonizan parejas de menos de cuarenta años y 5 años de convivencia (México).

Serotonina: sentimos una gran felicidad por estar a “su” lado, el cerebro se acostumbre y pide más. Puede engañar porque es tan intenso y bonito que vivimos creyendo que la emoción actual será eterna. Entonces se llega a actuar como el colibrí que pide cada vez más y buscan nuevas parejas probando por aquí y por allá. Para mantener alta la serotonina en la pareja necesitamos producir y recordar experiencias positivas, palabras, tiempo de calidad, besos, abrazos, intimidad conyugal completa.

Endorfinas: generan bienestar, consiguen atenuar el dolor y el sufrimiento generando felicidad. Esta hormona la generan el deporte, los masajes. En la vida de pareja son besos, abrazos, intimidad. Inducen a la adicción. Se compara el enamoramiento pero puede llegar a una atracción que hace daño o lastima. Terminan viviendo en la co-dependencia. “Me haces daño pero te tengo a mi lado”. Ayudan a liberar las hormonas sexuales, esa bioquímica son los propulsores, el rumbo, la dirección reclama pensar con claridad para no estar a la deriva en el espacio.

Adrenalina: queremos que todo sea rápido. Esta hormona está asociada al aumento de la concentración de azúcar en la sangre y estimula al cerebro para que produzca.

Nervios, sudan las manos, se mueve el intestino, son las mariposas. El corazón vibra por su ser querido. Es intenso y rápido, los enamorados creen que todo lo pueden. Atención, cuando la adrenalina tiene el control de nuestra vida, de nuevo es el momento de asumir con responsabilidad la necesidad de prensar antes de actuar.

Para llegar a la unión, necesitamos un proyecto pensado con calma. Con la adrenalina se tienen presentes sólo los momentos felices y esto nos lleva al riesgo de equivocarse. Asumamos que acertar, toma tu tiempo.

Feniletilamina: ahora todo es más intenso, estamos optimistas, eufóricos y se genera dopamina en nuestro cerebro. La atención está en un solo objeto, solo nuestra pareja, casi obsesivo, no podemos dejar de pensar, solo vemos lo positivo lo que nos conviene. No escuchamos razones. Se cree que todo lo que llegue será superado por el amor, pero en esta etapa no se ha llegado al verdadero amor.

Esperar y reflexionar, la vida en su conjunto bonito, placentero y cuando llega lo que cuesta, necesita también responsabilidad.

Oxitocina: es el pegamento que une a la pareja, lazos permanentes, se libera con el contacto físico, el cerebro descarga oxitocina y en nuestro cuerpo nos une más a esa persona con confianza, generosidad y empatía. Viene a darle estabilidad a la relación a aquellos que pretendían unión sin compromisos la naturaleza les da una lección. Aumenta el propósito de asegurar nuestra relación y por eso aparecen los celos. Cuando desciende la oxitocina y llega el cortisol, que es el miedo.

En el parto se libera oxitocina, por eso los hijos generalmente se unen a la madre.

Vasopresina: es la calma y el cerebro llega a dar compromiso y estabilidad a la relación, surge una valoración más profunda, intima, irremplazable. El otro se convierte en apoyo, seguridad y estabilidad. Apego, ternura, afecto profundo, más estable que la excitación inicial.

Crece el deseo de mantenernos juntos, en forma exclusiva e indefinida. Desde la bioquímica, la monogamia y la fidelidad. Con la oxitocina y la vasopresina, la lealtad crece mientras con las otras decae. Llegamos a nuestra Identidad de ser una pareja estable y feliz, segura, tierna, profunda.

Si bien sería un error que la bioquímica domine la relación, conocer su funcionamiento ayuda a la toma de decisiones, a amar con responsabilidad. Reconocer las etapas, la naturaleza humana con su emotividad y racionalidad, para que no sean los arrebatos y caprichos los que marquen la vida.

Estas señales neuroquímicas pueden contribuir a mejorar las relacionas para que las nuevas generaciones disfruten de un amor maduro.

Así estamos también mejor equipados para orientar a los hijos en el arte de amar.

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