Muchas veces escuchamos que la institución matrimonial se ha ido deteriorando, que ha perdido fuerza en nuestra sociedad. ¿Será así?, ¿cuánto?, ¿cómo?, ¿por qué?
Por Felipe Yofre, escribano, Presidente de Protege tu corazón., columnista en A viva voz
Tal vez el matrimonio pierda fuerza como institución social pero no en el orden natural, al punto que nos animamos a decir que prácticamente deja de ser una institución para ser un contrato de poca monta.
Hay antecedentes: por ejemplo en Estados Unidos hay casos que te alquilan las sortijas porque es más barato que comprarlas, total te vas a divorciar. O, por ejemplo, que hay proyectos de ley donde el matrimonio sea un contrato como el alquiler, renovable, es mucho más barato eso que divorciarse.
En Estados Unidos hay proyectos de ley para que el matrimonio sea un contrato renovable como el alquiler.
Sin embargo, no estamos dispuestos a dejar que el matrimonio entre en la cultura del descarte.
Crea una gran angustia el no saber cuándo nos van a dejar, no saber hasta cuándo van a estar con nosotros, sólo si lo sienten o no lo sienten. Eso no es el amor. El matrimonio es el lugar de la entrega y de la aceptación por antonomasia, donde nos pueden aceptar a nosotros tal cual somos. Ese es el verdadero amor.
Para que podamos vivir ese gran amor, te dejamos un chequeo para ver cómo anda tu matrimonio, algo parecido al chequeo o service periódico del auto, como el chequeo antes de salir de viaje, simplemente con tres preguntas.
Si trabajan juntos estas preguntas van a encontrar si hay algo que convendrá revertir para tener matrimonios felices. Esa es la mejor propaganda, eso es lo único que pondrá al matrimonio en el lugar que le corresponde en la familia y en la sociedad.
Veamos las preguntas que nos las hacemos nosotros también:
Primera pregunta para verificar el estado del motor de su matrimonio:
Mi matrimonio ¿Es la columna vertebral de mi familia?, o ¿las madres se han ido haciendo más madres que esposas y los padres más compinches que padres?
Ese es un error que suele pasar, pero cuando se pierde la columna vertebral de la familia, que es el matrimonio, como escuché una vez, se transforma un animal vertebrado en un molusco que ante cualquier viento se cae.
Segunda pregunta:
¿Cómo andamos en comunicación?
Lo que no se nutre, se “desnutre”, se debilita. Si nosotros no andamos bien en comunicación con nuestro cónyuge, la comunicación es el vaso comunicante del amor. Verifiquémoslo.
Tercer pregunta:
Los defectos ¿Me siento querido a pesar de mis defectos?
Dicen que los defectos son como los faroles del auto, molestan sólo cuando vienen de frente. ¿Qué autoestima tengo cuando me quieren con mis defectos, cuando me aceptan así?
Estas tres preguntas, para tratar de tener un matrimonio que realmente haga propaganda y ayude. Comprometerse tiene el prefijo pro, que implica a futuro. Es meterse en el futuro del otro, por el compromiso. Y con esto termino, que no nos digan que el matrimonio es volver a elegirnos cada día, no es así. El matrimonio es ratificar la elección ya hecha, no es volver a elegirnos cada día. El mayor beneficiado con eso sería yo, porque no sé si Agustina mi mujer me volvería a elegir.
La mejor propaganda para que el matrimonio vuelva a ser una institución de proyección social y que los jóvenes elijan casarse es la presencia de matrimonios felices. Y recordemos la frase de Chesterton:
“No es tanto que el amor cuida al matrimonio, como que el matrimonio cuida al amor”.
Lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es tener un lindo matrimonio, con ganas, en los vínculos es donde está la felicidad.
Gracias @aninspringmom por la foto compartida