Cata, mamá diputada

Por María Amalia Caballero – Dra en Comunicación Pública – direccion@sembrarvalores.org.ar

Catalina Buitrago (29) es una mujer “común” que vive en el conurbano bonaerense. Está casada, es mamá de tres. Es diputada provincial. Y dice que vale la pena.

Dos hechos relevantes, ocurridos con diferencia de días, hicieron que su actividad habitual saltara a los medios. ¿Qué hizo Cata?, algo que nos identifica plenamente: sembrar valores en su ámbito de trabajo y sorprender con su modo de pensar y de vivir.

Cata salta a los medios

Un simple mensaje de twitter, que cita a GK Chesterton “Quienes hablan contra la familia, no saben lo que hacen porque no saben lo que deshacen”, y una foto de su familia desataron furor. No creas que la felicitaban por sus enormes logros. Hoy, tener esa familia, amarla, cuidarla y ocupar una banca en la legislatura de la Provincia de Buenos Aires parece que es algo que “desentona en el coro”.

«Quienes hablan contra la familia, no saben lo que hacen porque no saben lo que deshacen”

G.K. Chesterton

Díasdespués, dio la cara con valentía, cuando fue incluida en una “lista negra” publicada en las redes, una “investigación” financiada por la IPPF (Asociación que promueve el aborto, primero fue en Estados Unidos y ahora lo expande en América). No lo dejó pasar, consideró un honor el ser reconocida porque puso en evidencia a quienes entienden el mensaje de Chesterton y se sienten identificados, entonces, no hay forma de ir contra la realidad más que con violencia y ¿delito?

Ideas peligrosas

¿Cuáles son las “peligrosas ideas de Cata”? Ella reclama, entre otras cosas, el reconocimiento de la licencia por maternidad para las diputadas, considera que la lucha de quienes se definen como feministas “nos ponen en ridículo” y cita –entre otros- el identificar mujeres con personas “autopercibidas”, la ley de menstrualidad. Intentan poner todo en una “bolsa” donde la identidad femenina se difumina.

Es abogada, sabe de Derecho y de Derechos humanos más que muchos que se llenan la boca mientras los avasallan, concluye.

Mano a mano con la diputada

Charlamos con Cata… fue por teléfono, como ella estaba en el auto, podía hablar tranquila hasta que llegara a su casa. Allí está su familia, sus hijos Francisco, Miguel y Tobías la esperan.

Cata vive la política como un servicio, como una posibilidad de mejorarle la vida a “la gente”. No tiene nada que ganar ni que perder, ella fue elegida en 2019 por cuatro años como diputada provincial por el partido de San Miguel.

Y, así se presenta:

Trabajo y milito desde hace 10 años en un espacio político local (San Miguel), que tiene como conductor a Joaquín de la Torre.

SV: En la actividad política ¿qué valores privilegiás?

Creo que lo más importante a la hora de formar parte de un espacio político, es compartir una mirada profunda sobre qué es el hombre, sobre qué es la persona humana. En el equipo al que pertenezco, estamos convencidos que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, que es un ser único e irrepetible y cuya dignidad debe ser siempre respetada y defendida.  Esa visión es la que funda todo nuestro trabajo. La dignidad humana unifica: todos los hombres valen lo mismo por el hecho de serlo, no importa el origen o el lugar que ocupen en la sociedad. Nuestra responsabilidad como políticos es trabajar en defensa de este valor.

Lo más importante al formar parte de un espacio político, es compartir una mirada profunda sobre qué es el hombre.

Y es por eso que para nosotros la familia, la vida, el trabajo y la educación, son los pilares fundamentales de la comunidad, porque ellos son los que permiten preservar la dignidad humana y, a la vez, son la forma que cada persona tiene para perfeccionarse y desarrollarse plenamente en la vida.

-¿Qué te movió dar un paso a la política? ¿Dejaste la actividad profesional?

Tengo una marcada vocación política, un profundo interés hacia la cosa pública desde que estaba en el colegio. Durante los últimos años del secundario formamos, junto con un profesor, un grupo de estudio, en el que entrevistábamos a distintos actores de la política local.

Después me decidí por la carrera de ciencias políticas. Estudié solo un año porque me aboqué de lleno a trabajar en la Municipalidad de San Miguel, a la que pude ingresar a través de una pasantía. Después estudié Derecho.

-¿Por qué elegiste el partido en el cuál estás?

-Más que a un partido, yo pertenezco a un espacio político. Creo que hoy los partidos clásicos, por llamarlos de algún modo, están muy desdibujados, han perdido su identidad y su prestigio. Casi que se han transformado en un mero formalismo para poder armar una lista electoral. No digo que esto sea algo bueno o malo, pero es la realidad. Por eso, yo me identifico con un espacio en el que me formé, en el que me desarrollo políticamente y al que estoy muy orgullosa de pertenecer.

Trabajando en ese espacio, logramos transformar positivamente la realidad de San Miguel. Las políticas públicas llevadas adelante tuvieron siempre como objetivo la defensa de la dignidad de la persona humana y el cuidado de su integridad física e intelectual. Siempre hemos trabajado con los pies sobre la tierra, buscando el análisis objetivo de la realidad, por más dolorosa que fuera.

-¿Sabés que la actividad política es muy demandante y puede afectar a la vida familiar?

Claro que lo sé, lo vivo en carne propia. La realidad argentina es muy compleja y eso hace que la demanda sea infinita. Llevo ya varios años en la función pública, y he pasado por diversas etapas, algunas muy difíciles desde lo emocional. Justamente por esto, uno siente un tironeo constante entre la vocación de ser mamá y la de la política. Pero, después de mucho trabajo personal, tengo claro que mi prioridad es mi familia y en función de ellos hago el resto.

Mi prioridad es mi familia y en función de ellos hago el resto.

Es fundamental formar parte de un equipo que comparta y entienda esto, si no es imposible. Y todos los que me rodean saben que por más importante que pueda ser una reunión, si tengo un hijo enfermo, voy a faltar. Y lo respetan y acompañan.

-¿Está conversado en familia?

Por supuesto. No doy paso sin charlarlo y asumirlo con mi marido. Analizamos juntos los pro y contra y el impacto en nuestra vida familiar.  Sin su apoyo y acompañamiento y el de mis hijos -que todavía son muy chiquitos- yo no podría hacer esto.

-¿Qué le dirías a alguien que piensa que la política es perder el tiempo, que es ensuciarse o al menos desgastarse?

Le diría que, en cierta manera, no se equivoca. Es demandante y desgastante; y muchas veces nos toca ver o padecer cosas que preferiríamos creer que no existen. Si de algo estoy segura, es: que no es una pérdida de tiempo. Hay que entender que los lugares en la política siempre los va a ocupar alguien, si aquellos que promovemos determinados valores y principios no estamos dispuestos a arremangarnos y embarrarnos para defenderlos, nadie lo va a hacer por nosotros.

Si no estamos dispuestos a arremangarnos para defender nuestros valores, nadie lo va a hacer por nosotros.

Tener vocación política implica una gran responsabilidad. Miles de veces me he preguntado qué hago acá, qué vamos a conseguir; sin embargo, el tiempo me ha mostrado que es mucho lo que se puede hacer, aunque vaya de a poco. Y eso vale la pena.

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