CÁRCEL O MUERTE

[Jorge Luis Valdés]

 

Entrevistamos a uno de los narcos más poderosos de los años 70. Su historia da miedo, su presente inspira. ¿Hay heridas de guerra?, ¡claro!

 

María Amalia Caballero | Dra. en Comunicación Pública | direccion@sembrarvalores.org.ar

 

[dropcap]A[/dropcap]  ntes de ir a la entrevista con Jorge Luis Valdés me devoré su libro en pocas horas. Es una realidad que ves en las noticias, en una serie, pero ahora es la persona con la que me voy a encontrar. Droga, mujeres, dinero, mucho dinero… muertes.

Llegamos casi en el mismo momento a un café en Corrientes y 9 de Julio. Me impresionó la paz y la sonrisa con que se acercaba a saludar. Sujey, su joven esposa colombiana, venía un poco más atrás. Al saludarla la felicité por su valentía; ella se animó con un hombre que traía demasiadas malas prácticas previas.

Nos sentamos y le digo:

SV| Tenemos poco tiempo y hay una pregunta fuerte que necesito hacerte: ¿Cómo podés vivir con tanta carga encima?
JLV| Es una pregunta muy buena y muy justa. Cuando  entendemos cualquier historia es necesario conocer el tiempo y el círculo en el que esto se desarrolla que es un mundo muy diferente al actual, estamos en los años 70. En esos años casi no existía violencia, no había leyes contra el lavado de dinero. La droga era un signo de estatus para la farándula, los millonarios, los artistas de Hollywood, la gente que lo podía pagar para tener un placer. “¿Qué sentido tiene? Se está prohibiendo un placer, algo que la gente puede disfrutar. Además, no le hace mal a nadie” -pensaba yo. Traía una formación de valores firmes, padres muy presentes… Sin embargo, mi meta era ser rico, muy rico.

Es con estos pensamientos que yo cruzo la línea. Mal, muy mal, pero me fue fácil cruzar esa línea a pesar de la educación recibida en mi familia, el colegio, la universidad.

Por el libro, sé que todo lo que afrontó hasta acá fue brillante, en sus estudios y sus emprendimientos… no tenía nada que temerle al futuro, ya había sufrido todo lo que uno se imagina que puede sufrir. Fue exiliado de Cuba a los 10 años, pasó hambre, miseria, trabajos desproporcionados con relación a su edad infantil.

Y sigue…
– Pero sí, cargo con todo esto. Creo en tres cosas de Dios: Él es omnipotente, omnisciente y misericordioso. Mirando su Misericordia veo también su Justicia. Veo que del mal que hice ha sacado mucho bien, pero justo es que yo pague por lo que hice. El que comete un crimen es la persona más egoísta del mundo y es su primera víctima, porque sufre y hace sufrir a su familia. Hice daño a mis padres, a mi madre que es una santa, pero estuve preso durante once años… padecí tortura. A veces me preguntan: “¿Lo harías de nuevo?” Son 42 años atrás, otro contexto, yo era un niño de 20 años.

SV| ¿Cuál es, entonces, tu idea?
JLV| Por un camino puedes ir para el norte o para el este, pero si ves que vas mal, hay que cambiar.

El cambio significa que hay consecuencias. En ese entonces, yo pensaba que el final de mi vida sería “cárcel o muerte”, pero ahora mi realidad es muy distinta. Cómo iba a soñar: me voy a retirar, voy a vivir en una casa cerca del mar, tantos años con mi esposa y mis hijos a quienes adoro. Y muchas veces pienso también en el bien que se le ha hecho a miles de personas a través del mal que yo pasé.

 

Si yo hoy estoy vivo, es porque
tuve una madre que nunca
dejó de rezar por mí. Además
siempre me dijo que lo que
estaba haciendo estaba mal,
pero no me faltaba su abrazo.

 

Yo estuve tres años afuera… y cuando volví me fabricaron una causa porque me había retirado millonario. Entonces le dije a mi abogado que entregáramos todo, sí, a empezar de nuevo de cero. Pienso y se los digo a mis hijos: si eres suficientemente hombre para romper la ley, sé hombre para pagar la sentencia.

Sí, es una carga muy grande ver ahora a los chicos que mueren de crack, es una epidemia tal que no hay lugar en los hospitales para los cuerpos.

No me puedo olvidar de una chica que se acercó con un bebe con alguna deficiencia mental y me pide que rece por su bebe. Su hijo tiene ese problema porque nació en “una casa de crack”, estaban todos drogados. Ella fue a dar a luz al baño, dejó el niño en el inodoro, tiró la cadena pero no funcionó.

Es el dolor que más duele… el de una madre.

 

[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]   El dolor que más duele   [/button]
SV| La familia ocupa un lugar importante en tu vida. Tanto la que formaste como la de tus padres. Hoy muchos padres sufren porque sus hijos están en la droga, el alcohol y les resulta difícil decidir qué actitud tomar.
JLV| Cuál fue el milagro más grande de mi vida, por qué cambié mi vida. Si yo hoy estoy vivo, es porque tuve una madre que nunca dejó de rezar por mí. Además siempre me dijo que lo que estaba haciendo estaba mal pero no me faltaba su abrazo.

 

PIENSO Y SE LO DIGO A MIS HIJOS: SI ERES
SUFICIENTEMENTE HOMBRE PARA ROMPER LA
LEY, SÉ HOMBRE PARA PAGAR LA SENTENCIA. 

 

Más allá de lo que yo hiciera estaba su amor incondicional de madre. Una madre o un padre en su furia le pueden decir a su hijo “Te vas de esta casa”, sin medir que lo tira al ambiente. Yo siempre digo que un niño malo cambia a mil niños buenos, pero mil niños buenos no cambian a un niño malo. Por eso, la necesidad de la esperanza y el esfuerzo para enseñar a los chicos dónde está el  norte. En algún momento de la vida todo niño se desvía. Pero te  puedo asegurar que cuando yo me desvié, siempre sabía  perfectamente cómo llegar de nuevo a mi casa. Pero si a mí no me lo hubieran enseñado, todo termina en mujeres y droga.

 

[button link=»» color=»green3″ icon=»» size=»large»]   Familia y sociedad   [/button]
SV| Pero, ¿esto cómo se cambia?, o mejor: ¿se cambia?
JLV| Lo primero es no rendirse. La guerra contra la droga que llevamos hoy es el fracaso más grande de la humanidad, no me importa qué hagan, no la van a ganar. Es muy simple, cualquiera lo sabe: donde haya demanda habrá producto. Y persiguen al distribuidor…

Hay que cambiar la estrategia. Para reconstruir una nación hay que empezar por la familia, empezando por el niño. El embarazo precoz es símbolo de esa soledad, ninguna busca embarazarse pero no hay moral, no hay nada que los frene, que impida que se metan en “pandillas”, que se metan en la droga.

Estamos en una sociedad donde la soledad es muy grande. También hay un gran alejamiento de Dios. El grave problema de la sociedad de hoy tiene dos manifestaciones principales: la destrucción de la familia y que los hombres dejaron de ser hombres. En Estados Unidos, que es donde vivo ahora, el 80% de
los chicos se cría solo con su madre que trabaja todo el día para mantenerlo. Y uno se pregunta dónde están los hombres.

SV| Me hablás de embarazo precoz y te pregunto: ¿Tenés experiencia con el aborto?
JLV| En realidad no, porque yo traté de que mi novia abortara a mi primer hijo pero ella no quiso y ahora tengo un hijo que adoro. Pero a los que son luchadores provida les digo: “Eres provida, pero de toda vida.” Qué me decís de esa mujer que trabaja en el campo, que no tiene nada y está embarazada. Nosotros llegábamos a esos barrios en los que nadie les daba nada. Y les damos casa, trabajo, plata. Y después, uno de los hijos se hace sicario y yo soy el malo. ¿Qué le decís? “No hagas eso que es inmoral”, mientras el narcotráfico les construye la casa, la escuela, el barrio, el hospital. A Miami la construyeron los cubanos narcos, no nos engañemos.

SV| Cuando estás con responsables del sector  púbico,  ¿qué dicen?
JLV| Un día estaba en unas oficinas del Estado y me llama el jefe de la DEA -el organismo que persigue el narcotráfico en Estados Unidos- y me dice, angustiado:

“No sé cuándo me van a venir a decir que arrestaron a mi hijo porque lo encontraron con droga”. La droga tiene marcos socio-dinámicos, cruza todas las fronteras.

 

Mi esperanza está en esta
juventud porque tiene la
sensibilidad de quienes se
preocupan por el mundo,
los inmigrantes, productos
con Responsabilidad Social,
a quienes no les gusta la
hipocresía.

 

SV| Entonces ese cambio de paradigma, de estrategia
del que hablabas, ¿cómo se construye?
JLV| Los políticos llegan con una aspiración pero después hacen cosas que no tienen nada que ver con lo que dijeron. Llegás a un barrio, una familia entra en problemas y la gente la critica, no nos sensibilizamos hasta que nos toca a nosotros.

Mi esperanza está en esta juventud porque tiene mucha carga social. No hay que confundir el socialismo de la sensibilidad social de quienes se preocupan por el mundo, los inmigrantes, productos con Responsabilidad Social, a quienes no les gustan las cosas conservadoras, la hipocresía, que dice mucho pero después hace todo en contra de lo que es moral.

Estos jóvenes están expuestos a algo que nosotros no veíamos en la vida. Cuando yo era chico había tres canales. Tienen una conciencia social más activa.

 

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El genio financiero del cartel de Medellín Jorge Luis Valdés con Victoria Álvarez Benuzzi Ediciones Logos, 2018 206 páginas

Se lee de un tirón, un relato en primera persona.

El niño cubano que crece en Miami. Él quiere ser rico y para alcanzar su meta tendrá que pasar la raya, esa línea invisible que todos vemos. Cruzarla fue una secuencia de decisiones tomadas con apenas 20 años. Conoce la persecución, la tortura, la cárcel pero también el amor verdadero. El norte siempre estuvo claro.

Especial para jóvenes y adolescentes.

 

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