AMIGOS EN LAS DIFERENCIAS

Papá y Mamá presentes

[Jutta Burggraf]

 

El verano, las vacaciones… son tiempos de cambios, de lugar, de grupos, de amigos, aunque sean los mismos, cada año los encontrás cambiados.

 

María Amalia Caballero | Dra. en Comunicación Pública | direccion@sembrarvalores.org.ar

 

[dropcap]E[/dropcap] stos reencuentros anuales nos hacen pensar, a veces nos llevan a charlas con nuestros amigos, que llegan al fondo, al por qué nos pasa lo que nos pasa.
Muchas veces alcanzamos conclusiones, otras quedan ideas sueltas en el aire, algunas compartidas otras no tanto, pero siempre está la amistad por delante. Nos gusta ser amigos, nos queremos como tales más allá de las coincidencias y diferencias que también nos llevan a volver a pensar y a volver a hablar… así se nutre la amistad.

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]   Este verano   [/button]
Este verano me pasó eso muchas veces, entonces me quedé con más ganas de pensar y de charlar más que nunca…

Al llegar a la oficina, donde tengo una biblioteca bastante completa y variada, me encontré con libro chiquito escrito por una amiga. Lo había leído hace tiempo, pero su título me inspiró para volver sobre él: Vivir y convivir en una sociedad multicultural, de Jutta Burggraf.

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]   Nuestra querida sociedad multicultural   [/button]
Pocos años atrás, aun con ideologías o maneras de pensar muy distintas, -en general- todos sabíamos lo que decíamos y lo que decían los demás porque conocíamos el significado de las palabras.

Últimamente no es tan así. Entonces, exclama Burggraf, ¡hace falta mucha flexibilidad en la vida cotidiana! Su grito no es una queja, es entusiasmo ante los nuevos desafíos. Ante el intento de confundir –especialmente- en el sistema educativo respecto del uso de la palabra sexo para limitarlo a lo biológico (y después desinteresarse de este aspecto) y género aplicado a lo cultural, a lo socialmente construido. Me salta ante los ojos la sencillez con que Jutta explica esta realidad.

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]   Sexo y género   [/button]
“Aunque no existe ningún rasgo psicológico o espiritual atribuible exclusivamente a uno de los sexos, existen, sin embargo, características que se presentan con una frecuencia especial y de manera más pronunciada en los varones, y otras en las mujeres.

Entonces,
exclama Burggraf,
¡hace falta mucha flexibilidad
en la vida cotidiana!

Su grito no es una queja,
es entusiasmo ante

los nuevos desafíos.

 

Es una tarea sumamente difícil de distinguir en este campo. Probablemente, nunca será posible determinar con exactitud científica lo que es «típicamente masculino» o «típicamente femenino», pues la naturaleza y la cultura están entrelazadas, desde el principio, muy estrechamente. Pero el hecho de que el varón y la mujer experimenten el mundo de forma diferente, desempeñen tareas de manera distinta, sientan, planeen y reaccionen de manera desigual, tiene un fundamento sólido en la constitución biológica propia de cada uno de ellos.

La sexualidad habla unas veces de identidad y otras veces de alteridad. Varón y mujer tienen la misma naturaleza humana, pero la tienen modos distintos. En cierto sentido se complementan.

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]   Educar en familia   [/button]
En el fondo, dice, no se trata de determinar lo que cada uno tiene que hacer, sino de examinar la actitud que adopta cada miembro ante la propia familia. Más importante que ciertos trabajos concretos, es una actitud positiva frente a la familia. Un amor sincero al cónyuge y a los hijos, que se muestra individualmente de muy diferentes maneras. Pero siempre con una disposición para ayudar a llevar las preocupaciones del hogar y de la educación.

[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»]   Nuestras familias necesitan   [/button]
Nuestras familias necesitan hombres que tengan el valor de servir a su mujer y a sus hijos, mujeres que tengan el valor de servir a sus marido y a sus hijos, e hijos que tengan el valor de servir a sus padres y a sus hermanos. Entonces, los matrimonios y las familias podrán llegar a ser felices y nadie podrá decir que son “anacrónicos”. ¡Gracias, Jutta!

 

NO SE TRATA DE DETERMINAR LO QUE CADA UNO
TIENE QUE HACER, SINO DE EXAMINAR LA ACTITUD
QUE SE ADOPTA
ANTE LA PROPIA FAMILIA

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