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La droga crece incontenida
Educar, acompañar, ocuparnos de nuestros hijos tiene un costo, pero los beneficios son infinitamente mayores.
Sin miedo, es mucho lo que podemos hacer.
CLARA NAÓN DE ABERASTURY | ORIENTADORA FAMILIAR | CLARANAON@GMAIL.COM
[dropcap]S[/dropcap] e viene el verano y, cada vez más, los chicos piden libertad, quieren pasar sus vacaciones con los amigos. Los chicos van a casas de los amigos en las que los padres comparten con nosotros, o no, los modos educativos. Otros consiguen irse solos o en grupos, todos adolescentes. Esos famosos edificios que son noticia en casi todas las temporadas parecen la meca de los chicos.
Hay funciones en el cerebro
que quedan alteradas por el
uso de drogas y cuanto menor
es la persona, mayor impacto de la droga.
Encontré que algunos padres pueden evitarlo generando programas diferentes, súper atractivos y potentes para que los chicos los elijan. Pero… si no cuento con los medios, ¿hay algo que los padres podamos hacer para prepararlos a vivir esta nueva aventura con libertad y responsabilidad propias de la edad y de lo que piden?
Droga versus cultura
Después de la apasionante charla con Charlie que compartimos en la edición anterior, quedé con la necesidad de conocer más, desde los números hasta la base científica y los métodos de ingreso de la droga a nuestro entorno, justo ahí donde está mi hijo, tu hijo adolescente.
Ciencia para comprender
Al lóbulo frontal del cerebro concierne el control de los impulsos, el juicio, la responsabilidad, la identificación de los errores propios y el manejo de alternativas, entre otras funciones. También es el sector donde la persona desarrolla relaciones de empatía con sus semejantes. La corteza prefrontal es la última parte del cerebro que madura. El dato es importante si asumimos que el cerebro recién termina de madurar a los 30 años. Al drogarse, el individuo se vuelve agresivo y su conducta puede llegar a ser violenta, apunta Juan Alberto Yaría, psicólogo especialista en drogadicción, y las consecuencias son mayores cuanto menor sea la edad de iniciación.
Números para reaccionar
Según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, sobre una población de 5700 personas del Gran La Plata, entre 2010 y 2015 el consumo de drogas subió de un 30% a un 45% y, en villas de emergencia, el ascenso es de un 47% a un 82%. El trabajo señala también que 15 años es la edad de iniciación para el tabaco y el alcohol.
Puerta para alertar
El relativismo moral, el consumismo, el materialismo, el “todo vale”, y «todo da igual» que imperan en nuestra sociedad le abren campo a la droga.
Para algunos, el alcohol es la puerta de entrada, para otros es ya una sustancia adictiva. Se comienza por una bebida alcohólica, la que que se mezcla con sustancias de diversa naturaleza, confiesan los propios protagonistas adolescentes.
El adolescente que comienza a consumir más temprano pasa de la primera ingesta, recreacional, al abuso, mucho más rápido. Esto vale tanto para el alcohol como para cualquier tipo de drogas.
¿Qué pasa con el alcohol? Debilita la capacidad de reaccionar y se pierde el dominio o la conciencia de lo que se está haciendo. Embriagado es proclive a aceptar ofertas de otras sustancias; en forma directa o en mezclas con lo que está ingiriendo.
Si estás, ganás
Si no queremos a la droga en la vida de nuestros hijos, una alternativa desde la educación puede lograrlo. Se trata de generar cultura, en primer lugar en la familia, y coordinando con el colegio en segundo término.
Queremos chicos que:
⇔ puedan tomar decisiones y asumir responsabilidades
⇔ sean capaces de formar un proyecto de vida
⇔ tengan las herramientas necesarias para lograrlo
⇔ conozcan sus fortalezas y debilidades y cuenten con una autoestima sana.
⇔ sean capaces de resistir la presión social
⇔ puedan socializar, crear vínculos desde la salud
⇔ se autoconvoquen a través de actividades sanas como el deporte, acciones solidarias, misioneras, culturales
Un adolescente adicto
Cuando se percibe que el adolescente se encuentra “empantanado» es el momento de tratar de ayudarlo a través de una escucha activa, acompañándolo en su toma de decisiones, respetándolo y guiándolo a través del amor. Y, si ya cayó en la droga, “acompañarlo amorosamente” en su enfermedad.
El adolescente que comienza
a consumir más temprano
pasa del primer consumo,
recreacional, al abuso mucho más rápido.
No se trata de condenas ni de estigmas. “El adicto es una persona enferma que debe ser acogida, acompañada y rescatada de su infierno. Es una persona doliente y frente a él todo afecto caritativo que ayude a sacarlo de su situación es lo deseable”, afirma el profesor Pedro Luis Barcia en su guía «La prevención educativa de adicciones».
Ciudades preventivas
La persona se desarrolla a partir de su interacción con los congéneres, el cerebro hace al ambiente y el ambiente hace al cerebro, hay ambientes enriquecidos y otros que son poco estimulantes. Una ciudad sana, con cultura, es una ciudad que cuida. En la medida en que se avanza culturalmente baja la droga. “La familia que logra la apertura puede sanarse, por lo tanto hay que fortalecer a la familia”, opina Yaría.
Si queremos tener ciudades sanas tenemos que empezar por tener familias sanas. Luego aportarán lo suyo las escuelas, los clubes deportivos, los grupos misioneros y todo lo que ayude a fortalecer a la persona y dar sentido a su vida.
Estamos en una sociedad en permanente movimiento donde los modelos cambian. Necesitamos juntarnos, mirarnos a la cara y poner en palabras lo que nos ocurre. La palabra en la sociedad actual está devaluada, hay una licuación de la palabra, ya el hecho de poner en palabras lo que les ocurre ayuda a que se ordenen.
El psicólogo Yaría insiste en la idea de prevenir a través de la educación y de la cultura. Según él, “hay que crear ‘ciudades preventivas’; ¿por qué? Porque a medida que se avanza culturalmente, baja la droga».
Siempre disponibles
Desde la familia tenemos una gran posibilidad de habilitar la comunicación entre padres e hijos, buscando lugares y momentos de encuentro y estando siempre disponibles para escuchar y ayudar a poner en palabras aquello que le ocurre al otro.
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El observatorio
El Observatorio de la Deuda Social Argentina constituye desde 2002 un programa de investigación, extensión y formación de recursos humanos de la Pontificia Universidad Católica Argentina.
El programa reúne proyectos de investigación que cuentan con el apoyo de entidades públicas y privadas, nacionales e internacionales, que promueven el desarrollo social.
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Juan Alberto Yaría
Psicólogo, licenciado por la UCA (1966), doctor por la Universidad de Belgrano (1972) y Máster en Drogadependencia por la Universidad de Deusto.
Autor de: «Droga, Escuela, familia y prevención» (2008) y de «Drogas, postmodernidad y redes sociales» (1999).
Fue secretario de Prevención de las Adicciones de la provincia de Buenos Aires.
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Pedro Luis Barcia
Profesor y doctor en Letras por la Universidad Nacional de La Plata.
Miembro de las Academias de Letras y de Educación (que actualmente preside).
Profesor emérito en la Universidad Austral.
Investigador principal del CONICET.
Cuenta con decenas de libros publicados. Aquí citamos «La prevención educativa de adicciones. Guía práctica para docentes».
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