De pronto nos sorprendió la cuarentena con un hijo o, ¿dos? adolescentes en casa. ¿Cómo podemos acompañar su escolaridad?
Magdalena Magrane, Lic. en Psicopedagogía. Actualmente vive en Madrid. magdalenamagrane@gmail.com
[dropcap]L[/dropcap]os adolescentes están transitando un camino de diferenciación de sus padres y, ahora, quedaron atrapados en sus casas justamente ¡con ellos! Cómo podemos acompañarlos en su escolaridad.
Como los chicos y las chicas en esas edades, necesitan privacidad, intentemos facilitarles un espacio donde puedan tener sus momentos a solas, en el que puedan hablar con sus amigos. Si duerme con otro hermano, quizás haya que fijar algún horario durante el día para que estén solos en la habitación.
¿Cómo estar emocionalmente disponibles?
Ya no es un niño y quiere demostrarlo. Aunque con sus caras, gestos o palabras parezca lo contrario, necesita límites sanos y sentir el cariño de sus padres. La disponibilidad para compartir los cambios emocionales, es tan necesaria o más que con los pequeños y, seguramente, nos resultará más difícil acertar.
No es sólo estar cerca, es que pueda percibirlo como cariño de padres pero no como tutela o supervisión. Veamos juntos algunos ejemplos para que después cada uno se inspire pensando en los propios hijos y las particulares circunstancias que estamos viviendo:
- Ofrecerle tu ayuda en lo que precise, sin imponerte, simplemente haciendo notar que comprendés lo que significa la necesidad y la falta del docente.
- Decirle que puede llamarte aunque te vea trabajando. Si en ese mismo momento estás ocupado, lo atenderás en cuanto puedas.
- Empatizar y escuchar antes de aconsejar manifiesta tu interés sincero acerca de cómo se siente o de su opinión respecto de un tema.
- Cuidar la calidad de los encuentros. Necesitamos ausencia de celulares mientras compartimos las comidas familiares. Si en ese horario esperás un llamado o tenés una reunión podemos comer solos en otro momento, pero no llevar el celu a la mesa es muy importante, entre otras cosas, porque es un “portavirus” y con el ejemplo evitamos que ellos lo lleven.
- Dejarlo que elija un programa familiar como una película, juego de cartas o de mesa.
- Tener algún detalle para que manifieste que has pensado en él y así lo perciba, Por ejemplo: dejarle preparado el mate cuando se va a poner a estudiar, o una golosina que sabés que le gusta, etc.
¿Qué y Cómo?
Elegí tus batallas. Puede funcionarte realizar “acuerdos” con tu hijo adolescente. Contar con él para cosas que manifiesten que se lo considera en la vida familiar y en sus habilidades ayuda a la integración y a valorarnos mutuamente. Ayudar en alguna tarea a otro hermano, sin exigírselo, va creando un ambiente cooperativo, no competitivo, entre ellos.
Ante el desafío de estudiar en casa, si hay hermanos menores, tu actitud hacia el adolescente será marcadamente distinta.
- Acompañarlo en lo escolar no significa que hagan las tareas “perfectas” a nuestro modo de ver, sino procurar que se organicen para entregarlas.
- Ayudarlo a que aprenda a planificarse en una agenda semanal con diferentes colores según sea: clase virtual, trabajo con fecha de entrega, evaluación, etc. De modo que pueda saber qué debe hacer cada día. Si se atrasó en algo ¡a planificar, en seguida, cuál puede ser el mejor momento para ponerse al día.
- Incentivar el chequeo de lo que ya ha hecho. Tachar o poner tic para saber concretamente qué le falta es bastante motivador.
- Colocar a la vista el horario de las clases virtuales y de las demás actividades en donde se haya definido como lugar de estudio.
- Que tenga claro cuáles son los links para conectarse a las clases y organizar el material online en carpetas por materias.
- Alentar para que se haga cargo de presentar las tareas, para recibir personalmente el feedback de los docentes.
- Confiar en él y acompañar en lo está haciendo para no tener sorpresas o llegar tarde innecesariamente.
- Poner alarmas con nombre en su celular para las clases virtuales previendo con un poco tiempo para preparar todo y para los recreos.
- Incentivar la toma de apuntes en las clases virtuales.
- También aprovecharlas como espacio para despejar las dudas. Si no se anima por timidez en la situación grupal, sugerirle que le escriba directamente al docente si no ha entendido algo.
- Ayudarlos a armar bloques de trabajo con un recreo corto en medio. Es mejor que empiecen a la mañana por lo que más les cueste, para “sacárselo de encima” y dejar para la tarde lo que sea más fácil o requiera de menor concentración.
- Supervisar los horarios en que se acuesta: que no se queden conectados con los amigos hasta muy tarde los días de semana. Y que en esto se note una diferencia en los fines de semana.
¿Con qué?
- Cada día, al finalizar el momento de estudio, que guarde sus libros y carpetas en un solo lugar.
- No es una imposición pero puede ir dándose cuenta de que le conviene dejar preparado la tarde o noche anterior todo lo que va a necesitar al día siguiente.
- Si tiene que imprimir algo, o que la batería de la computadora o tablet estén cargadas para el día siguiente.
- Establezcan horarios con hermanos o padres si debe compartir computadora o tablet.
¿Para qué?
Esta situación de crisis que nos demanda como padres un multitasking que puede ser agotador, a la vez despierta muchas preguntas y nos brinda oportunidades. Estará en nosotros aprovechar para desarrollar hábitos familiares que generen mayor cercanía en nuestros vínculos y priorizar la armonía familiar, apoyándonos en el humor.
¡Valen la pena esos esfuerzos extras! Y no está de más… encontrar nuestro momentito personal del día para mimarnos con algo y recargar energías para este desafío.