Cuando nuestro hijo adolescente se muestra inseguro ante un programa con sus amigos, los adultos estamos indecisos, ¿conviene insistir?, ¿será mejor escucharlo?
Firma: Mariana Aguirre – orientadora familiar – Edición María Lescano – periodista
[dropcap]¿[/dropcap] Por qué siendo adolescente a veces no me siento cómoda en una fiesta? Esto es un poco complicado…
Tengo 16 años, tengo bastantes amigos, me va bien en el colegio, pero los fines de semana muchos de mis amigos salen, toman demasiado, algunos empiezan a probar droga, a hacer pavadas y «chapar» con gente que apenas conocen.
Muchas veces sí me divierto, y mucho, cuando salgo con mis amigas, pero la mayoría de las veces siento un tironeo: por un lado quiero ir, pero por otro no me dan ganas porque sé que me voy a sentir incómoda y que podría disfrutar viendo una peli o una serie o juntándonos con amigos tranquis en una casa. Pero, no todos acceden a la juntada tranqui.
[button link=»» color=»yellow» icon=»» size=»large»]¿Por qué será?[/button]
Vienen a la cabeza y al corazón esos relatos de diferentes situaciones que viven nuestros hijos adolescentes cuando salen a clubes o boliches. Solo algunos ejemplos:
– Un grupo de 6 o 7 chicos la rodearon a mi amiga y le tocaron la cola, son unos tarados, no sabés lo mal que quedó…
– El fin de semana pasado hubiese preferido no haber salido, mis amigos se estaban porreando, la verdad que me sentí solo, decepcionado.
– Mis amigos estaban apostando a ver quién se «chapaba» más minas en una noche.
– Me tuve que ir antes porque un amigo estaba dado vuelta y lo tuvimos que acompañar.
– Qué incómoda me sentí: ayer un amigo me preguntó si estaba cara la tela.
[button link=»» color=»yellow» icon=»» size=»large»]¿Mensaje para los chicos o a para sus padres?[/button]
Esta es una realidad que muchos adolescentes, los chicos, nuestros hijos, viven como si fuera lo “normal”.
Es un desafío ser “ellos mismos” y divertirse sanamente.
Es un desafío saber quiénes son “ellos mismos”.
[button link=»» color=»yellow» icon=»» size=»large»]Para los padres[/button]
A los adultos se nos plantean varias cuestiones o, tal vez deberían cuestionarnos: cuando nuestro hijo no quiere salir, ya sea por las situaciones descritas, por timidez o por no sentirse afianzado en su grupo de pares, por no compartir ese modo de “divertirse”, por la inseguridad en la sociedad o por los mismos temores de los padres. Es muy positivo tratar de registrar qué nos pasa a nosotros como padres ante estas realidades, atentos a nuestros propios miedos.
[button link=»» color=»yellow» icon=»» size=»large»]Adolescencia y excesos[/button]
Si de salidas se trata, la preocupación está a flor de piel. Teniendo en cuenta que adolescencia y excesos parecieran ir de la mano. Nuestros hijos necesitan padres en alerta. Aunque algunas veces parece que no escucha, hay cosas que “necesitan” al menos oír, por ejemplo que:
- en lo posible no se despeguen de su grupo de amigos
- a veces, es necesario ser diferentes y
- los propios pares terminan reconociéndolo.
Quizá la tarea más importante de la adolescencia consiste en la búsqueda (o más bien la construcción) de la propia identidad.
[button link=»» color=»yellow» icon=»» size=»large»]¿Cómo ayudarlos?[/button]
Para que vivan bien cada etapa de su crecimiento:
- respetar sus tiempos, sin ejercer presión si ellos mismos no se sienten preparados para ir a determinados lugares o no les divierte,
- respetar su silencio porque pueden estar cuidando la intimidad de sus amigos, como también
- poner los límites necesarios en determinadas situaciones, que los ayudarán a crecer.
Si bien es cierto que se vive en un contexto de inseguridad, es significativo poder discriminar cuáles son los temores personales y cuáles son las medidas de cuidado que es necesario transmitir.
¿Pensaste que…
Tal vez, la cuestión de la pertenencia puede ser más un problema nuestro que del propio chico Quizá nos preocupe que por no adecuarse a los programas típicos para su edad se llegue a quedar afuera del grupo.
Entonces, sin darnos cuenta, somos nosotros los que presionamos a nuestros hijos para que salgan o hagan tal o cual programa porque pensamos que es mejor para integrarse al grupo a pesar de los riesgos que comporta.
Papá y mamá, necesitamos parar y mirar cuáles son los motivos reales por los que les insistimos en que hagan tal o cual salida.
¿Cuáles son los motivos reales por los que les insistimos en que hagan tal o cual salida?
Si es desde lo que creemos y sabemos que es bueno para ellos, después de mirarlos, observarlos y escuchar sus razones o es desde nuestros propios miedos, ganas, porque nos parece divertido el programa o porque va la mayoría de sus amigos.
[button link=»» color=»yellow» icon=»» size=»large»]Comunicando con nuestro hijo[/button]
Confiamos, naturalmente, en nuestro criterio como padres.
Más allá de la intuición, tengamos en cuenta que el lenguaje corporal también comunica, miremos cómo está nuestro hijo, cómo se pone cuando hablamos del tema.
Por ejemplo, si nos aseguran que no se sienten tristes o desilusionados, pero tienen un temblor en el mentón o unos ojos demasiado brillantes, algo no está coincidiendo. Cuando las palabras y el lenguaje corporal expresen dos cosas diferentes, prestemos más atención al lenguaje corporal.
¿Sabemos diferenciar la timidez de la introversión en que caen algunos adolescentes debido a la inseguridad que les crea esta etapa de la vida?
Esta inseguridad puede confundirse con timidez, pero no es lo mismo y podemos estar frente a la conveniencia de consultar a un profesional para que nuestro hijo tenga las herramientas necesarias para superarlo.
Agradecemos foto a: victoriaborodinova