Parece que es imposible tenernos más tiempo encerrados, todos –tal vez los jóvenes más- necesitamos vernos, encuentros reales no virtuales.
Por Camila Manno. Estudiante de Comunicación Universidad Austral
Luego de cinco meses, abrieron los negocios gastronómicos en CABA y la provincia de Buenos Aires, cada lugar del país tiene sus propias consignas. La medida, que ha sido discutida por muchos, preocupa por la falta de responsabilidad de los más jóvenes.
Uno de los hitos de la lenta, pero segura, apuesta a la nueva normalidad es la apertura de bares y restaurantes. Ir a un bar solía ser algo de todos los días, pero hoy implica una gran responsabilidad, especialmente, para los jóvenes.
Salir con Protocolo
El protocolo de la Ciudad de Buenos Aires para los locales gastronómicos indica:
– el uso obligatorio de tapabocas,
– solo pueden atender a mesas en la vía pública,
– las mesas no pueden sobrepasar las cuatro personas y
– deben desinfectarse al finalizar la visita de cada cliente.
Y si no se cumple
El problema es qué sucede cuando la gente no cumple estas instrucciones. El dueño de Laganini Bar de Villa Devoto, Damián Manno, contó: “Tenés que ocuparte de que se cumpla el protocolo, porque si dejás a la gente en una mesa de seis, se quedan ahí”.
Asimismo, resaltó que el mayor problema está en las cervecerías. “Ahí van más jóvenes y, al tener mesas alargadas, nadie respeta la cantidad de gente que puede ir. Allí es donde veo que no hay concientización, ni en los chicos ni en los dueños”, dijo. También apuntó a la concentración de gente en las calles. “El dueño no puede separar a la gente porque no es su jurisdicción”, explicó. Según él, los adolescentes y adultos jóvenes son los que menos interés demuestran en cumplir con la distancia social.
Esperando el susto
La OMS declaró que la gente joven es la que está impulsando los contagios a nivel mundial. Algunos porque quieren inmunidad, otros porque creen que su cuerpo puede combatir el virus sin problema, así pasan por alto los cuidados necesarios. “No me considero muy responsable. Mis amigos salen los fines de semana, no respetamos la distancia social y no usamos tapabocas”, admitió Valentina, de 21 años. Pero, a veces, hace falta un susto para que tomen conciencia. “Hace poco tuve un amigo que se contagió y estuvo muy mal. Ahí me di cuenta de la gravedad de la situación” contó. Sin embargo, ¿no es mejor prevenir que lamentar?
Más que nunca, es fundamental seguir promoviendo las medidas sanitarias, obedecer los protocolos y apelar a la responsabilidad civil. Lucila, 24, dijo: “Creo que es necesario ser cuidadosa, más cuando sabés que vas a ver a un familiar. A veces uno se tranquiliza al estar en una reunión social y después te das cuenta de que no cuidarse es una decisión egoísta”.
Responsabilidad de todos
La realidad es que, luego de siete meses de confinamiento, las aperturas son inevitables; tanto por razones económicas, como por razones de salud mental y física. Es demasiado ambicioso pedirles a los jóvenes que sigan quedándose en sus casas. El virus es algo con lo que debemos aprender a convivir, pero es no significa que debamos olvidar por completo que sigue existiendo. Los protocolos existen para ser acatados y esa responsabilidad, nos guste o no, recae en todos.