La Ruta 40, nuestro destino

Muchos de ustedes conocen diversos tramos de la ruta 40. Pero una cosa es pasar por ahí, rumbo a un sitio determinado, y otra muy distinta es atravesarla como parte de las vacaciones. Disfrutarla con familias y amigos.

 

Marcos Adolfo Santa Cruz | Suscriptor | suscripciones@sembrarvalores.org.ar

[dropcap]D[/dropcap]urante los casi 20 días que duró esta travesía por la ruta 40, las familias no solo se llevaron la grata sorpresa de poder conocer varias de las ciudades y paisajes más espectaculares de nuestro país, tales como El Calafate, el Chaltén o el mismísimo Glaciar Perito Moreno, sino que también se llevaron un montón de anécdotas y experiencias, que difícilmente olvidarán.

 

[button link=»» color=»bordeaux» icon=»» size=»large»]Primer tramo de la Ruta 40[/button]

Salimos a las 3 de la tarde desde La Plata, con rumbo a nuestro primer destino, Esquel. Paramos en Gaiman, donde conocimos la casa de té donde estuvo Lady Di. Llegamos a Esquel a las 19.30, cansados pero felices. Nos instalamos e hicimos un paseo nocturno al Parque Nacional Los Alerces.

 

[button link=»» color=»bordeaux» icon=»» size=»large»]Disfrute y “percance”[/button]

Al otro día, nos dirigimos nuevamente al Parque Nacional; antes de llegar, conocimos Trevelin. Y allí pinchamos un neumático con el auto de Clau. Hubo que cambiar la rueda y después comprar una nueva, ¡era irreparable!

Al llegar, conocimos el Lago Futalaufquen y Puerto Limonar. Además, caminamos por la Pasarela del Río Arrayanes.

 

No solo recorrimos y conocimos muchos lugares del país, aprendimos a convivir y nos llevamos una experiencia humana inolvidable

 

[button link=»» color=»bordeaux» icon=»» size=»large»] Glamour en la cueva[/button]

De Esquel, partimos hacia Los Antiguos, donde hicimos noche, para seguir luego para La Cueva de las Manos y el lago Posadas. Todos estos nombres que parecen nombrados como en una lista intrascendente, están cargados de anécdotas, risas, bromas, cansancio, sudor, empujones y picnics. En la Cueva de las Manos, por ejemplo, Marce iba muy feliz desfilando, pero le pifió a un escalón y cayó con todo su glamour… Para esa altura, ya todos teníamos nuestros apodos, bien ganados.

 

[button link=»» color=»bordeaux» icon=»» size=»large»]Problema/Solución[/button]

Al partir del lago Posadas rumbo a El Chaltén, el auto de la familia Piccinini no arrancaba. Nos dispusimos a empujarlo y, en la subida, se abrió el baúl y la heladerita rodó y rodó. Pero sólo la heladerita, el auto seguía sin moverse. El Pela lo tuvo que remolcar hasta el pueblo donde, por suerte, un lugareño nos auxilió y pudimos cambiarle la batería. Ni bien terminaron de cambiar la batería, alguien tiró el chiste: “ahora falta que pinchen una rueda”. Y así fue: pincharon. La familia Santa Cruz estaba «un poco aburrida», así que, por las dudas, también pinchó.

No solo recorrimos y conocimos muchos lugares del país, aprendimos a convivir y nos llevamos una experiencia humana inolvidable

 

[button link=»» color=»bordeaux» icon=»» size=»large»]Problema/Solución[/button]

Luego de estos, ahora cómicos, percances, seguimos viaje hasta El Calafate, donde fuimos a comer al Lago Roca en el Parque Nacional Los Glaciares. El paisaje era impactante: navegamos por el Lago Argentino recorriendo el Glaciar Spegazzini, el Glaciar Seco, el Glaciar Upsala y el Glaciar Perito Moreno. En este último, también recorrimos la pasarela.

De ahí, partimos para Caleta Olivia, perdimos en la travesía un par de cosas, suponemos que algún guanaco se quedó con la campera de Agus, por ejemplo. Ahí, lamentablemente, la familia Puccinini volvió para la Plata; los demás seguimos hacia Puerto Madryn donde nos dedicamos a descansar.

 

[button link=»» color=»bordeaux» icon=»» size=»large»]Puerto Madryn = descanso[/button]

Y cuando digo «descansar» me refiero a que literalmente no hicimos nada. Las mujeres, rutinariamente, se levantaban todos los días a las 8 de la mañana para ir a la playa. El Pelado, de vez en cuando, hacía el esfuerzo y se levantaba e iba también a la playa junto con sus hijos.

Agus, Daniel y Marcos no fueron a la playa por la mañana. Los hombres habían sido designados para preparar la comida de la noche. Supuestamente, iban a prender la parrilla todas las noches, pero nos quedamos con las ganas: los patys, el asado del Pelado y el pollo fue todo.

 

[button link=»» color=»bordeaux» icon=»» size=»large»]Relax y buena compañía[/button]

El centro lo conocimos de casualidad, porque un día se unieron los planetas y decidimos ir. Los chicos “chochos”: hacía días que no veían otra cosa más que playa, cabaña, playa, cabaña…

Fue una semana perfecta de relax, descanso, juegos y buena compañía, ¿qué más se puede pedir? De ahí, emprendimos la vuelta de unas maravillosas vacaciones con familia y amigos.

 

[notification type=»note» title=»Integrantes»]

Integrantes – Cocco, Rosa (Pochita) – Flia. Santa Cruz: Marcos (Garquín), Andrea (Simpatiquín), Agustina (La Mejor), Juan Marcos (Capitán Garfio), Pilar (Sra. Quejín), Lourdes (Sra. Fotogénica) – Flia. Ceraci: Edgardo (Peladin): Marcela (Sra. Palo), Valentín (Sr. Astilla), Rosario (La Llorona), Jeremías (Sr. Carozo). – Flia. Piccinini: Guillermo (Sr. Lider), Natalia (Sra. Copiloto), Micaela (Sra. Dormilona), Lautaro (Gruñón), María Paz (Principita). – Flia. Navarro: Daniel (Pancín), Claudia (Sra. Toilet).

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