Frente a frente

Pasaron los años, marido y mujer estamos solos en casa. Cuando quitamos importancia a lo que nos incomoda del otro, llegamos a gozar de este nuevo momento matrimonial.

cap]L[/dropcap] a crisis del nido vacío, para tu mujer, se suma la de tu jubilación. No está acostumbrada a tenerte en casa, ni vos a estar allí.

 

[notification type=»note» title=»»]Mariuqui: Desde que nuestros hijos se fueron de casa, mi mujer me “manda continuamente y de fea manera». Yo estoy jubilado, hago un gran esfuerzo para no contestarle mal… pero me cansa. [drop[/notification]

La inseguridad de lo desconocido de esta nueva situación hace que aumente la necesidad de control y de exigencia que molesta tanto.

Ante la partida de los hijos, las madres necesitan sentirse valoradas, volver a encontrar el «sentido».

Podrías mostrarle con humor, que harías inmediatamente lo que te pide, si no te lo mandase así, al mismo tiempo que, de la mejor forma posible, le mostrás que la vida se camina por edades y que no tiene edad la “actitud” positiva con que podemos tomarla.

Quizás se están aburriendo. ¿Disfrutan de algo juntos? ¿Estás usando tu jubilación como una oportunidad para compartir actividades creativas, incluso alguna rentable?

Tu mujer, ¿logra hacer algo que le guste? Eso te sirve, al menos, para que no se concentre en tus movimientos. Algunas mujeres, en esta etapa, piensan que ya no van a vivir nada emocionante. Sienten que se les fue la belleza, la atracción. Les sale la queja en tono de órdenes. Vos podés lograr que no sea así, que sean y se sientan protagonistas de este nuevo momento de sus vidas.

[notification type=»information» title=»»]La inseguridad de lo desconocido de esta nueva situación hace que aumente la necesidad de control y de exigencia que molesta tanto.[/notification]

Si continuamente se exigen uno al otro aquello que no son, lo van a pasar cada vez peor. La lupa puesta en los defectos del otro/a irrita y estropea la mejor relación matrimonial. En parte, la solución pasa por poner humor en las diferentes situaciones que los incomodan.

Apoyate en la sabiduría que dan los años vividos juntos disfrutando su amor, compartiendo momentos buenos y malos para seguir aceptando y respetando la misión concreta y personal de cada uno.

Me contaba una señora que se reía de sí misma, porque cuando se fueron los hijos le dio el “síndrome del orden” y trataba de no torturar al marido cuando dejaba algo fuera de lugar. ¿Será algo parecido lo que le pasa a tu mujer?

Con tu actitud protagónica, ayudando a tu mujer, mejorarán el “por-venir” de tu matrimonio

 

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