Puede una gota de lodo
sobre un diamante caer;
puede también de este modo
su fulgor oscurecer;
pero aunque el diamante todo
se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno
no perderá ni un instante,
y ha de ser siempre diamante
por más que lo manche el cieno.
Rubén Darío
[dropcap]E[/dropcap] ste famoso poeta y diplomático nicaraguense nació en etapa en 1867. Era un lector y escritor precoz.
En sus poemas juveniles se mostró siempre muy dependiente, defendiendo la libertad, la justicia y la democracia. En 1893 se mudó a Buenos Aires, donde vivió varios años y trabajó para el diario La Nación.
En 1903 fue nombrado Cónsul de Nicaragua en París, más tarde se instaló en Barcelona donde publicó Canto a la Argentina; Oda a Mitre y otros poemas. Después de peregrinar por varios países, regresó a su Nicaragua natal y murió en 1916.
En esta poesía nos habla de esa piedra preciosa que es el diamante y nos explica poéticamente que aunque lo manchen y lo traten de mancillar, nunca perderá su brillo, como a veces pasa con los seres humanos cuando son criticados, pero al fin pueden aclararse sus virtudes con un poco de amor y caridad.
Silvia Bayá de Lagache
silbaya.c@hotmail.com