[button link=»» color=»green1″ icon=»» size=»small»][/button] CHICOS
En el living de casa y un poco despatarradas, la típica postura preadolescente, están Mili y Agustina. Son compañeras de colegio y es muy común que a la salida se vengan para casa. Me engancho con su diálogo espontáneo.
MALE PINEDO DE ALDAO | ORIENTADORA FAMILIAR | MALEPINEDO@YAHOO.COM.AR
[dropcap]¡[/dropcap]Mili!, ¿estás?
– Sí, estoy. Pero no en Facebook… ¡en Twitter!!!!
– ¡Ah! – le dice Agustina a su amiga que está… ¡en el sillón de enfrente!
Ahora sí. Pueden empezar a “charlar” tranquilas, del comentario que le hizo Fulano y también de lo que le contestó Mengano. Por la pantalla se animan a decir cualquier cosa: se vuelve más simple esto de no tener que aguantar la respuesta cara a cara.
A la mayoría de los adultos nos resulta, por lo menos, llamativo cuando vemos a los chicos en una reunión de varios, cada uno inmiscuido en su celular, haciendo breves acotaciones, de un mundo que pareciera no existir afuera sino sólo adentro de esas pantallitas.
¿Por qué en la era de las comunicaciones nos estamos aislando e incomunicando
cada vez más? ¿Es la tecnología el «cuco» del siglo XXI? Seguro que no. ¿A quién no le ha solucionado más de un problema un simple llamado por celular, un mail, el rescate de un dato fundamental en Google? El tema está, digámoslo una vez más, en cómo la utilizamos y cómo les enseñamos a nuestros hijos a utilizarla.
¿Decís que es nocivo?
Como todo en educación, lo principal es el ejemplo. No entenderán que les expliquemos lo nocivo que es, si no podemos ayudarlos con los deberes o escuchar lo que tienen para contarnos, porque estamos muertos de risa con el video de Youtube que nos acaban de mandar. Y al que si no miramos, nos hace quedar afuera de toda conversación en nuestra próxima reunión de adultos en la que los Blackberry y todas sus múltiples funciones, las cadenas, y los Power Point son la vedette.
Nos asusta el tema “Los chicos y la tecnología”, pero… y los mayores, ¿qué papel jugamos? Es fuerte la autocrítica que nos toca. Y más allá de la sinceridad de que cada uno sea capaz, es urgente el planteo de qué es lo que nos estamos perdiendo.
El cuerpo a cuerpo
Estamos perdiendo el contacto cuerpo a cuerpo, el abrazo, la nota dejada en un lugar sorpresivo, la alegría de ver una sonrisa, la necesidad de compartir unas lágrimas, el apretón de manos y la mirada sincera del que nos felicita personalmente. Estamos perdiendo, ni más ni menos, la capacidad de comunicarnos de intimidad a intimidad, que es lo fundacional en el ser humano.
Recuerdo un libro de Thomas Merton titulado “Los hombres no son islas”. Pero vamos camino a serlo, “conectadas” entre sí, pero islas al fin. Porque cuando los chicos, los adolescentes o los adultos apagan la Play, el jueguito o la computadora, pueden sentir una soledad infinita, si no se ha cultivado el ser; el personal y el familiar. No olvidemos que el hombre es un ser-en-relacióncon- los-otros y es por miedo a sentir esta soledad de encontrarse con uno mismo, que la adicción a las tecnologías va en aumento. Y este es uno de los grandes planteos que tenemos para hacernos.
Su mundo, nuestro mundo
Lo cierto es que, nos guste o no, es la realidad que nos toca vivir. Y tenemos que buscar la mejor manera de sobrellevarla: aprovechando todas las ventajas y haciendo lo posible para que las desventajas no tiren abajo nuestros objetivos educativos.
La comunicación se va transformando y quizás fue en estos últimos años cuando se han producido más cambios en la manera de entablar relaciones. Pero no nos sirve quedarnos sólo en la crítica, es mejor sumarnos a ellos, para poder estar más cerca de lo que para nuestros hijos es la única forma que conocieron de comunicarse y de entretenerse.
Las redes sociales son nuevos espacios que se van generando y es quizás lo que más tiempo ocupa a los chicos. Entonces no nos conviene quedarnos ajenos a esta gran parte de su mundo.
Conociéndolos vamos a lograr hablar su mismo idioma, vamos a poder ayudarlos a discernir qué cosas convienen y qué cosas no convienen y fomentarles el sentido crítico; cosa que sería imposible si no sabemos de lo que están hablando.
A la par de esto, también nos toca usar nuestra creatividad y generar nuevos espacios, no abandonar las charlas de familia, las salidas, el contacto con la naturaleza.
Y empecemos por nosotros, por el ejemplo. A la tecnología, con todas sus ventajas, incluso como herramienta de esparcimiento, vamos a enmarcarla dentro del estilo educativo que caracteriza a nuestra familia. Cualquier herramienta que sea, si sirve para nuestro crecimiento personal o familiar, es bienvenida. Si no… nos está ganando la batalla.
[notification type=»note» title=»NO HAY EDAD»]Sofía tiene 83 años, 19 nietos y 3 bisnietas. Tenía dos cuentas de Facebook, una que abrió queriendo… y otra ¡sin querer! Y que no supo cómo darla de baja hasta que un nieto paciente le enseñó. Maneja los mails a la perfección, tiene Twitter y ahora ¡WhatsApp!
Se comunica diariamente con sus nietos que viven en el interior, estando al día de todos los detalles. Eso sí, a la hora de comer, nadie puede agarrar un celular.Y cuando se junta la familia comparten sus lecturas, abrazos, charlas… todo aquello que la tecnología permite mantener al día.
“Me costó aprender -nos cuenta Sofía- y a veces me mando algunas macanas, pero puedo seguir la vida de mis hijos y nietos, compartir sus cosas. Dejé de tenerle miedo a la tecnología para ponerla a mi servicio. Como todo en la vida, se busca un equilibrio, y en esto la mejor ayuda son los límites.”[/notification]
[notification type=»information» title=»EL SILENCIO COMUNICA»] En este enorme ruido en el que vivimos, en el que estamos inmersos a través de esas pantallas que «nos iluminan», también cuando en un recital reemplazan a los encendedores, hago un llamado a favor del silencio.
Para comunicarnos bien es indispensable el silencio, hay silencios que marcan distancias, otros reflexión, incluso dolor. El silencio nos defiende de la agresión exterior.
Podemos elegir nuestros momentos de silencio. Estoy en clase, en una conferencia, charlando con un amigo, el silencio del tipo que sea me permite estar donde estoy. El silencio controla mi ansiedad, ¿por qué tengo que estar rechequeando mails, WhatsApp, Twitter a toda hora?
Organización, orden, sobriedad en el uso de los medios a nuestro alcance. De lo contrario estamos cambiando una pantalla boba por varias.[/notification]