Conversaciones difíciles
Las distintas opiniones que llegaron al Congreso de la Nación, a raíz del debate acerca del aborto, pidieron educación sexual. Pero ¿de qué estamos hablando? Demos el primer paso.
Patricio Videla | Filósofo | Director ejecutivo de Grupo Sólido | pvidela@gruposolido.org
NECESITAMOS FORMARNOS PARA EDUCAR EN EL AMOR
COMO PADRES, PROFESORES, GUIAS.
[dropcap]E[/dropcap] ntro en la oficina que me indicaron, un lugar chico, austero, ubicado a metros de la recepción del colegio, con un escritorio amplio y una silla a cada lado. Espero, parado, dando vueltas, mientras baja la directora que me había convocado. Quería que le contara la propuesta de nuestra Fundación.
Finalmente, abre la puerta una religiosa de mirada profunda y vivaz, y empezamos a conversar. Me cuenta un poco sobre los chicos, del colegio y su comunidad, y luego me pide que le explique qué podemos ofrecerles. Me pongo el chip, empiezo a contarle nuestra historia y en qué trabajamos al momento hasta que me interrumpe y finalmente se corta la distancia:
-¿Sabés qué me pasa? -me pregunta y sigue-: tengo grupos de chicos que son unos acá en el colegio, otros en sus casas, y otros totalmente distintos cuando ´salen´. Es como si fueran esquizofrénicos… pero lo raro es que ¡eso no les genera conflictos!
[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»] Una esquizofrenia rara [/button]
El resto de la conversación no viene al caso, pero dos días más tarde, en un asado con amigos, hago este relato, que había llamado mi atención, y uno de ellos me dice: “¿Y no pasa también con los padres eso? Vamos al colegio con la boca llena de seriedad, responsabilidad y reclamos, y después en casa damos luz verde a cualquier cosa para evitar conflictos”. ¿Con los adultos en general, es muy distinto? Pareciera que vivimos, a veces, una era de la esquizofrenia, donde como camaleones acomodamos nuestros comportamientos al ámbito en que estamos… Ya no aspiramos a la unidad, a la coherencia. Ojo, todos tenemos inconsistencias, todos caemos en algunos momentos en contradicción con nuestros principios, pero esquematizarla como modo de vida… ¡eso es nuevo!
[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»] ¿Quién se lo cree? [/button]
Año 2011, colegio de mujeres de una zona carenciada en las afueras de Buenos Aires.
Estamos por empezar una charla y preguntamos, como para tomar el pulso del auditorio (todas chicas de 15 años): “¿Quisieran tener un amor para toda la vida?” Todas las presentes responden “sí”, levantando su mano. Hacemos una segunda pregunta: “¿Creen que es posible?” Y el 80% se queda con las manos abajo, mostrando que no creían posible realizar en sus vidas ese anhelo profundo que todas tenían en su corazón.
Ese día marcó un antes y un después en Grupo Sólido, porque nos dimos cuenta de que vivimos en una época donde existe un nuevo tipo de escepticismo, el escepticismo afectivo.
El escepticismo clásico se definía por la “imposibilidad de conocer la verdad/realidad”; el afectivo, por la imposibilidad de alcanzar el amor verdadero (duradero, estable, feliz). ¿Qué transmitimos los adultos para que una chica de 15 años descrea del amor para siempre? ¿Cuál es nuestro rol en este escepticismo afectivo?
[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»] ¿Individualismo, escepticismo? [/button]
“Every man is an island”. Con esta afirmación empieza la película About a boy, de Hugh Grant. Cuenta la historia de un soltero en la mitad de la vida que describe cómo tiene todo el tiempo de su semana para dedicarse a sí mismo. Fuera de las dramatizaciones de Hollywood, es común ver cómo el foco de muchas parejas se nos ha corrido hacia la propia felicidad como eje de la misma, y de qué manera el desafío mayor de estas se convierte en armonizar esos egoísmos. “Yo sólo quiero ser feliz” es la búsqueda a veces, y entonces el desafío mayor es la lucha de las agendas: cuándo tengo tiempo “para mí”, tal día salgo con amigas, tal otro yo tengo fútbol, “voy a hacer un viaje con mis amigas a…” En una época donde el bien más esquivo es el tiempo, una pelea constante de agendas dentro de la pareja puede ser un verdadero desastre para la relación.
[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»] ¿Sin conflictos? [/button]
Esquizofrenia sin conflictos, escepticismo afectivo, y armonía de egoísmos son algunas de las notas culturales que subyacen a la crisis de la unión que vivimos.
En parte, es por ellos que tantas relaciones empiezan con mucha ilusión, pero terminan sin poder sostenerse en un amor feliz y duradero en el tiempo.
¿Vamos al colegio con la
boca llena de seriedad,
responsabilidad y reclamos,
y después en casa damos luz
verde a cualquier cosa para
evitar conflictos?
[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»] Ese mix de teoría y práctica [/button]
Si buscamos otro estilo de vida, combatamos estas confusiones, con teoría y con práctica.
Con teoría, porque necesitamos formarnos para educar en el amor, para aprender a amar como padres, como profesores, como guías para los más chicos.
Con práctica, porque no hay mayor antídoto contra el escepticismo afectivo que las historias pequeñas de éxitos. De parejas que lo van logrando, de amores que logran superar el egoísmo, de personas de carne y hueso, que toman cerveza y les gusta el fútbol, pero también saben postergarlo cuando un hijo necesita ayuda y no se sienten infelices por ello, ni “presumirán” de lo “cansados que están” o lo “difícil que es” tener hijos.
¿Cómo podemos pretender compromiso, madurez, entrega de las nuevas generaciones si el rostro que les mostramos de todos estos “valores” es el del cansancio, frustración, e infelicidad? “La boca habla de la abundancia del corazón”.
[button link=»» color=»red» icon=»» size=»large»] ¿Educación sexual? [/button]
Esto es el primer paso de la educación sexual y afectiva que tanto reclamamos y tan difícil nos resulta. Donde el amor es vivido con naturalidad y la entrega (las pequeñas, las de cada día) es vivida con alegría, donde no pensamos que “después de la luna de miel es ´todo
para abajo´”, se hace mucho más fácil hablar de sexualidad integrada y de amor para toda la vida.
[notification type=»information» title=»¿Qué es Grupo Sólido?»]
SOMOS UNA ORGANIZACIÓN QUE PROMUEVE UNA EDUCACIÓN SEXUAL Y AFECTIVA DE EXCELENCIA ARRAIGADA EN UNA VISIÓN PERSONALISTA.
¿Cuál es su misión?
AYUDAR A DISMINUIR LA FRAGMENTACIÓN. FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA. PROMOVIENDO UNA EDUCACIÓN SEXUAL Y AFECTIVA DE EXCELENCIA.
¿Cómo lo hacen?
1) Ofreciendo cursos online para educadores (profesores y padres) desde su plataforma: gruposolido.org/ega y también en alianza con Logos desde la plataforma Integralis: cursosintegralis. org
Hemos capacitado ya a más de 1000 personas en los últimos 4 años.
2) Brindando charlas en colegios, universidades, y otros lugares por invitación.
Hemos hablado a más de 45.000 personas cara a cara en 15 países distintos.
Contactanos en info@gruposolido.org
[/notification]