SALUD
[Conviene saber]
¿Serán acertadas las políticas públicas destinadas a disminución de la mortalidad materna?, ¿cómo saberlo? Hablamos con un especialista
Arantxa Escribano | Periodista | arantxaescribano.724@gmail.com
[dropcap]E[/dropcap] lard Koch es un científico cabal. Explica que en la ciencia, lo que importa es explicar la verdad de un fenómeno. Se explora la realidad y se analiza lo que esa realidad dice. “La ciencia -dice Koch- es explicativa, predictiva e informativa, pero no normativa.” Allí no hay lugar para las ideologías. Su equipo trabaja para aportar datos de modo que se pueda legislar desde la evidencia.
Cuando algo se ha comprobado interesa acercar esa información confiable a los legisladores que tienen la función de dictar las normas a los médicos y especialistas relacionados con el tema por su quehacer profesional y a los medios de comunicación formadores de opinión.
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El dr. Koch es autor de dos experimentos naturales: uno en Chile y otro en México, donde la evidencia científica demostró que la legislación del aborto (ya sea más o menos permisiva) no tiene incidencia en la reducción de la mortalidad materna.
De acuerdo con los resultados obtenidos en estos estudios, los puntos en los que hay que trabajar para mejorar la salud materna de las mujeres en nuestra región se resumen en:
Registros. Mejorar e implementar las medidas necesarias para lograr un registro de estadísticas vitales íntegro y confiable.
Educación. Erradicar el analfabetismo y garantizar escolaridad y un nivel mínimo de educación de la población femenina.
Atención al parto. Mejorar el acceso oportuno a la atención o cuidados de emergencia obstétrica con disponibilidad de ecografía, medicinas (Oxitocina) y transfusión sanguínea. Al menos un centro básico de atención las 24 horas cada 100.000 habitantes y un centro de alta complejidad con cirugía cada 500.000 habitantes. Identificar las zonas geográficas con deficiencias de transporte o de difícil acceso para implementar sistemas de traslado.
Cobertura universal. Lograr el control prenatal (al menos 4 controles durante el curso del embarazo) y la atención del parto por un equipo médico obstétrico en hospital (>99%). Aumentar la formación de parteras o personal especialista en reproducción y cuidados obstétricos (al menos 5 por cada 10.000 mujeres en edad fértil).
Aumentar el acceso al agua potable y alcantarillado o saneamiento básico sobre el 95% de la población.
Brindar acceso a programas de planificación familiar, promover la maternidad saludable antes de los 34 años y después de los 20 (prevenir el embarazo adolescente).
Detectar los casos de violencia íntima de la pareja en controles prenatales e implementar programas de protección y prevención.
Expandir centros de diagnóstico y cuidados especializados para embarazos de alto riesgo (al menos un centro de referencia cada 500.000 habitantes)
Implementar un programa de contención, apoyo o acompañamiento al embarazo vulnerable no planeado o en riesgo de provocarse un aborto. Prevenir los abortos provocados.
“El enfoque de la salud pública -considera Koch- debería contemplar políticas basadas en evidencia científica que transparenten las decisiones en esta materia. Incluso, en el mediano y largo plazo sería recomendable trabajar en programas de cuidados paliativos perinatales y en programas estatales de prevención del aborto. Esto último ayudaría a mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad y permitiría trabajar sobre los problemas de base”.
A través de estos y otros estudios complementarios, Koch está en condiciones de sostener que “el aborto ya no es la principal causa de muerte materna en nuestros países” aunque desde algunos sectores sociales, movidos exclusivamente por ideologías, se intente instalar precisamente lo contrario.