chiquitos
Malena Fleitas educa desde hace años a través de la música. En esta nota nos ayuda a descubrir su valor y cómo también nosotros podemos aprovecharla.
María Amalia Caballero | Dra. en Comunicación Pública | direccion@sembrarvalores.org.ar
Clara Naón | Orientadora familiar | claranaon@gmail.com
[dropcap]D[/dropcap] esde la curaduría del Espacio Infancia en el Centro Cultural Kirchner o a través de lo que ella llama la “pedagogía de las risas de la tierra”, y mientras genera contenidos para docentes que están en sus redes, Magdalena Fleitas está siempre en acción y en creación. Ahora mismo, está produciendo un nuevo CD para acompañar las jornadas escolares y otro que se va a llamar “Radio jardín”.
Su voz es suave y en su cara luce una sonrisa permanente.
SV| Estudiaste musicoterapia y psicopedagogía, ¿cómo decidiste dedicarte a los chicos?
MF| Vengo de una familia grande y muy participativa. A veces, por ejemplo, para Navidad, nos reunimos todos para cantar. Sale un coro bastante desafinado pero lo importante es que nadie se queda afuera. Los primos más grandes cuidamos de los más chicos. Me gusta estar con los chicos, siempre me sentí cómoda haciéndolo y desde que terminé el colegio me dedico a esto.
SV| ¿A qué rango etario te dirigís?
MF| Trabajo con mis canciones para niños y grandes de 0 a 100 años. Pero los que más me escuchan son los del jardín, aunque también se usan mis canciones en la escuela primaria.
SV| ¿En qué medida pensás que se educa a través de las canciones?
MF| La música es un lenguaje maravilloso para construir identidad y comunicarnos. Se educa profundamente a través de la música, en tanto que niños y adultos entramos en el lenguaje simbólico y artístico.
La educación es mucho más profunda que un contenido que se transmite como colores, formas, letras.
La música se dirige a la integridad del ser humano.
SV| ¿Qué se logra con la música?
MF| La música integra instantáneamente a la comunidad, es un gran aliado para la escuela. Genera puentes entre la familia y los docentes. En una fiesta escolar, en un ritual de cada día, cada semana, podemos integrarnos a través de un baile, un carnavalito, “Zorba el griego”…
SV| ¿Cómo educar el oído?, ¿cómo iniciar en la apreciación musical desde la casa?
MF| El oído y la apreciación musical se pueden educar de diferentes maneras. En la primera infancia se trata de la nutrición de la música en su sentido más amplio. Explorar el sonido, improvisar sonidos, grabarlos y hacérselos escuchar para que conozcan su voz.
Después viene que escuchen todo tipo de música, desde clásica a infantil o folclore. La que los padres amen. Lo más importante para educar la apreciación musical es tomar contacto con los sentimientos que la música moviliza y la fuente de conocimientos que trae, desde las tradiciones a las canciones que escuchaban de niños. Cada canción trae un recuerdo que
se puede compartir.
SV| ¿Cómo llegar con la música a chicos difíciles o con problemas?
MF| La música es un juego de niños, el sonido es un juguete y es un lenguaje ideal para trabajar con menores en situación de vulnerabilidad o que no logran integrarse en el aula. Conviene darles un lugar para que se expresen, para que puedan encontrar la música que les llega, conocer qué les conmueve y desde allí, tender un puente. En general, los directores de orquestas o artistas han tenido infancias difíciles. La música es un conducto para canalizar estas problemas de una forma positiva.
SV| ¿Qué propuestas tenés para los papás?
MF| Que en las casas tengan un cajón con instrumentos, que tengan tiempo para escuchar con los chicos el sonido de la casa, la canilla o el pajarito. Así incorporamos este mundo sonoro incluyendo canciones, trabalenguas, juegos con la voz, rimas y coplas familiares.
A los padres les sugiero que busquen en su propia historia, que buceen en el interior cuáles eran las canciones de su infancia, los juegos que hicieron en la escuela o que aprendieron a través de sus abuelos.
Conviene darles un lugar
para que se expresen, para
que puedan encontrar la
música que les llega, conocer
qué les conmueve y desde
allí, tender un puente.
Hay un profundo conocimiento para compartir. Es prolongar las tradiciones que no queremos perder. A través de estos recuerdos, les mostramos a nuestros hijos quiénes somos y los ayudamos a construir su identidad.
SV| ¿Hay algo que no te estemos preguntando y quieras agregar?
MF| Sí, tengo unas sugerencias más para los papás: en la medida en que puedan y tengan los recursos, ayuden a los chicos a reconocer sus canciones favoritas, la música que les gusta, que los hace divertir, que acompaña en los distintos momentos de cada día y los ayuden a armarse su biblioteca de canciones, como si fuera una “CD-teca”, o que tengan un CD compilado de las favoritas. Identificar la propia música ayuda a conocer lo que les pasa en cada momento.
Cuando a uno le gusta algo, esto tiene que ver con lo que le pasa en ese momento y con la sensibilidad propia. Es una gran ayuda para que los chicos lleguen a conocerse y los adultos puedan entender mejor a sus hijos.
[notification type=»information» title=»Risas de la Tierra»]
Magdalena Fleitas es fundadora de la Pedagogía Risas de la Tierra que se materializa en el centro formativo para chicos de entre 2 y 4 años.
Hace 9 años que trabaja desde ese jardín, ubicado en Palermo, donde todos los docentes son músicos o están cerca del arte y donde participan permanentemente las familias. Parte del trabajo es generar alianzas y puentes entre la familia y la escuela y difundirlo en todo el país y a distintos lugares del mundo.
Diseña y encabeza festivales temáticos, shows callejeros, tardes de cuentos, ferias de manualidades y juegos al aire libre.
El objetivo es destacar la etapa infantil, desarrollar cualidades artísticas y crear una costumbre solidaria.
Genera recursos para que los maestros puedan incursionar en la música aun sin ser músicos, ya que hay mucha necesidad de utilizar este lenguaje en las escuelas
[/notification]