HUMOR, ESE INGREDIENTE NECESARIO

en  familia

[Nicolás Montero]

 

Nico, además de licenciado en Análisis de Sistemas, es clown. Nos habla de los beneficios del humor para cada uno, en la familia y en el trabajo.

 

Lucía Argibay Molina | Orientadora Familiar | luciaargibay@gmail.com | @Luciaargibay
Clara Naón

 

Aunque era una mañana lluviosa, lo esperamos con unas empanadas en el jardín.
En seguida, pudimos estar al sol y fuimos al grano:

– ¿Qué es ser clown?
– Ser clown en primer lugar es jugar, es volver a jugar, pero jugar en serio. Es jugar con lo que nos pasa, con lo que somos como personas. Es jugar desde nosotros. Eso nos permite soñar ya que al jugar todo es posible. Uno cuando juega está metido con plenitud en lo que está haciendo.

Es un entrenamiento que nos permite superar el miedo al ridículo, a la exposición, al vacío, recuperando la espontaneidad y la capacidad de jugar a partir de cosas simples. Esa combinación de mostrarnos como somos, aceptarnos y aceptar, nos da libertad, nos da permiso de ser tontos, superar fracasos… ver oportunidades donde hay dificultades, soñar. Porque jugar también es soñar, soñar como el inicio de algo nuevo. Por otro lado, nos enseña a reinterpretar lo que nos pasa, a verlo con otra óptica y a producir algo nuevo, a aprender a mirar de otro modo. El clown sale a escena a jugar y a conectarse con el público, componiendo desde su propio ser, desde sus temores, sueños y obsesiones.

[button link=»» color=»blue1″ icon=»» size=»large»]  El clown sale a escena  [/button]
En la escena está la segunda pata: es compartirlo con el público, todo lo que hace el clown lo hace para ellos. El público es su guía, es su faro, es el que le indica el camino, es el que le indica si la propuesta que hace está bien o tiene que ir por otro lado. Aquí se diferencia del teatro convencional, donde no existe esa dependencia con el espectador.

Clown es vivir el momento y registrar lo que nos está pasando. Aceptamos lo que somos, lo que tenemos, sin preocuparnos por el qué dirán. Entonces el clown lo entrega todo, no engaña sus sentimientos, vive sin prejuicios. Es dejarse ver tal cual uno es, con lo bueno y con lo que nos parece que no está bueno. También es aceptar al otro.

– ¿Cómo se te ocurrió ser clown?
– Empecé leyendo mucha literatura hispana y eso despertó en mí ganas de hacer algo más, aparecieron otras inquietudes. Un amigo y mi primo estaban tomando clases de clown y me contaron de qué se trataba. Decidí animarme y probar con un curso breve, de verano. Después no pude parar, fue abrir la puerta a un mundo nuevo, en el que registro qué me pasa y qué quiero para mi vida.

– ¿Cuáles son los beneficios que encontraste a nivel personal, familiar, laboral?
– Creo que la transformación se vive una vez y se aplica a todos los ámbitos, ya que es una misma persona la que forma parte de esos mundos, y la persona es la que se modifica al permitirse este viaje.

LA TRANSFORMACIÓN SE VIVE UNA VEZ Y
SE APLICA A TODOS LOS ÁMBITOS, YA QUE
SOMOS UNA MISMA PERSONA

El resultado fue conocerme más y, principalmente, aceptarme, registrar mis deseos. En lo  laboral acrecentó mi facilidad para la exposición de un modo más natural y espontáneo, para superar obstáculos o coordinar mejor actividades en equipo. Estás más atento a lo que le pasa a tu equipo y a actuar en consecuencia.

En lo familiar el resultado fue conocer a quien hoy es mi mujer, tener una hija, armar nuestro hogar y nuestra vida acorde a nuestros sueños.

– ¿Cómo potencia el sentido del humor a la familia? ¿qué permite? ¿qué cosas habilita?
– La risa es una gran herramienta. Por un lado, nos ayuda a aceptarnos y a aceptar al otro, nos hace empatizar con quienes tenemos al lado, nos permite descomprimir tensiones.

El sentido del humor es la alegría y, para mí, la alegría nos lleva al amor. Siento orgullo de que mi hija lo viva del mismo modo buscando la oportunidad para reírse y disfrutar del momento.

– ¿Cómo transmitís lo que aprendiste a tu hija?
– Si bien es una transmisión de la que no soy consciente, ya que se realiza a diario por el modo de ser que cada uno tiene, a mi hija se lo transmito desde el aceptarnos tal cual somos, hasta el disfrutar del juego por mínimo que sea.

A mi hija se lo transmito desde
el aceptarnos tal cual somos a
disfrutar del juego por mínimo
que sea.

En mi casa no tenemos necesidad de contar con el juguete último modelo recién traído del exterior, sino que desde lo que tenemos podemos jugar, reírnos y disfrutar del momento.

– ¿Es el mismo curso que hacen los payamédicos?
– No es exactamente lo mismo. Antes de ser payamédico se requiere tomar clases de clown. Luego es necesario pasar por una especialización en el mundo hospitalario, ya que es un mundo más delicado: convivir con enfermedades, con olores distintos, con impotencia. Hay normas de seguridad diferentes, se requiere conocer sobre las patologías más habituales y
sus implicancias, conocer al enfermo y su contexto.

humor ese ingrediente necesario 1– ¿Nos podés dar tips para “salir de la cajita” y empatizar con nuestra pareja y nuestros hijos?
– El camino al clown no es sencillo, hay un riesgo grande: lo que encontremos quizás no sea lo que más nos gusta de nuestra personalidad, pero la misma técnica es la que nos brinda la solución: podemos reírnos y aceptar mucho más esas características. Y en consecuencia, vivirlo de un modo más liviano.

Salir de la caja es la vivencia que yo tuve, lo que aconsejo es que nos mostremos siempre tal cual somos, sin ocultar, sin prejuicio sobre nosotros mismos ni sobre el otro. Ese camino es el que nos lleva a la autenticidad que se adquiere luego de un curso de clown.

– ¿Y después del clown, qué?
– Estoy empezando un proyecto que permite concretar un sueño que siempre tuve: unir todos los mundos, el personal, el familiar, el laboral… con el teatral.

Entonces, a raíz de unas experiencias que viví el año pasado, estoy coordinando talleres basados en el juego con herramientas teatrales, que permiten abordar distintas temáticas humanas, personales y grupales, y reflexionar sobre ellas, sobre el modo de decir, que tenemos de ver y hacer el mundo.

 

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