[ Franco Davin ]
Franco Davin es el entrenador más exitoso de Argentina y en Miami sigue descubriendo y formando talentos campeones. Conozcamos sus habilidades.
Lucía Argibay Molina | Orientadora Familiar | luciaargibay@gmail.com | @Luciaargibay
[dropcap]Q[/dropcap]Quien lea esta nota podría confundirse y pensar que Franco Davin anda por la vida dando notas y compartiendo su pensamiento con cuanto ser se le ponga delante y, claramente, no es así. Lo describiría como una persona generosa y tímida a la vez, un hombre de pocas palabras a quien me costó bastante contactar y mantener concentrado en nuestra charla.
Para una fanática del tenis, como soy, el marco resulta insuperable: Masters 1000, Miami. La cita es en Key Biscayne. Quien está sentado frente a mí sacó campeones como Gastón Gaudio en el Roland Garros y Juan Martín Del Potro en el US Open. Me dice que a Juan Martín lo ayudó a despegar para que ganara confianza en sí mismo y llegara a convertirse en el gran jugador que es hoy. Se notan el orgullo y la admiración hacia el discípulo.
Ahora es el entrenador de Fabio Fognini, nada menos que el tenista italiano que nos ganó el último punto en la pasada serie de Copa Davis en Buenos Aires.
[button link=»» color=»blue1″ icon=»» size=»large»] Un buen lugar [/button]
“Conocí este lugar porque veníamos con los jugadores que entrené, hay muchos torneos cerca y hacíamos base acá. Es un lugar estratégico, al cual no te cuesta venir”.
Está instalado hace dos años en Key Biscayne, Florida, con Mariana, su señora -como él la llama- y sus dos hijos, Juana (15) y Nacho (10). Nos cuenta que “para todos fue un cambio, pero estamos muy contentos.
Además la familia de Argentina nos visita seguido”. La mudanza fue una oportunidad para brindar mejor calidad de vida y oportunidades educativas para los hijos. La escuela los sorprendió gratamente con el profesionalismo de sus maestros y directivos. Las tareas escolares resultaron muy interesantes para sus hijos, no sólo con temas típicamente educativos sino también con temas de actualidad. Franco sonríe mientras habla de sus hijos y la buena adaptación que tuvieron al sistema educativo estadounidense.
[button link=»» color=»blue1″ icon=»» size=»large»] Nacho es importante [/button]
“Nacho tiene síndrome de Down”, anuncia, y a partir de allí nos habla de todo lo que significa en su vida y del impacto social que Nacho genera.
«Nacho ya es famoso en Key Biscayne, estos chicos tienen mucho amor para dar y hoy eso no se ve tanto.
Es increíble. Es algo muy bueno para la familia. Nacho me ayuda a valorar lo importante. A veces juega al tenis y cada vez que sus tiros pasan la red, es una fiesta. ¡Imaginate!, como entrenador de alta competencia, estoy en los dos extremos. A los jugadores los reto por pegarle a una pelota que para Nacho sería genial.
Tener un chico con síndrome de Down en un grupo de amigos, en una familia o en un colegio hace bien a los demás. Estos chicos dan tanto que te hacen ver un montón de cosas. Son muy naturales.
Obviamente, tiene dificultades de aprendizaje. A otros chicos cuando algo les cuesta, se ponen mal y les agarra una inseguridad y todo eso. En cambio a Nacho, ves que le cuesta acceder a muchas más cosas pero está siempre feliz y contento. Te da besos y abrazos. Aunque no es fácil porque son chicos que demandan mucho, es algo bueno, muy bueno”, asegura.
[button link=»» color=»blue1″ icon=»» size=»large»] Arrancar en tenis [/button]
“Cuando empezás a hacer un deporte a los siete, ocho, nueve, diez años es muy difícil pensar que vas a ser profesional -explica-, sentís que va a ser un deporte como otros tantos.
Yo vengo de Pehuajó y allí, en el club, hice de todo: básquet, fútbol, tenis y me enganché más con el tenis porque había un profesor muy bueno, hay gente muy valiosa en los clubes. Es el docente el que te engancha en el deporte. Creo que por eso pasa que de un pueblo salen muchos jugadores de vóley, de básquet, de tenis… porque hay un gran profesor y educador.
Carlos González, mi primer entrenador de tenis, y un muy buen grupo de chicos hicieron que me enganchara en el tenis cada vez más. Había una onda bárbara para los entrenamientos y para jugar. Después empecé a competir un poco.»
A los nueve años ya era campeón provincial. A los diez años, logró en Mendoza el primer campeonato nacional. Tenía 12 años al ganar el Sudamericano disputado en Gimnasia y Esgrima de la Capital Federal y poco después, también con 12 años, se adjudicó el primer título mundial, en Mónaco.
[button link=»» color=»blue1″ icon=»» size=»large»] Desafío en primera persona [/button]
“Era muy chico cuando me fui de mi casa, tenía 14 años. No sé si vale la pena irse tan temprano. Por eso digo que es muy importante la escuela, a esa edad tomás decisiones que hoy en día no sé si fueron malas o buenas. Te gusta mucho hacer algo y la situación te lleva a una velocidad de tener que hacer las cosas. A veces hay chicos que se destacan muy rápido. Ahora los chicos empiezan a jugar tenis un poco más tarde, sin quemar etapas, y están más con su familia, con sus amigos y después… si se te da por el tenis, bien, sin dejar el estudio y todo. Son muy pocos los jugadores que llegan a los primeros lugares.
El tenis te abre un montón de opciones; por ejemplo, el de las becas deportivas para estudiar en una universidad… creo que esta opción es la más sana. Se puede ir un poco por afuera de la competencia y volver a competir más maduro y hasta jugando mejor que antes.
En Europa y Estados Unidos ven que hay otras opciones: el estudio tiene resultados, el trabajo trae recompensas y la honestidad es mejor. Creo que esta mirada es un poco lo que nos está faltando en Argentina y hace que las cosas sean tan difíciles.”
LA MUDANZA FUE UNA OPORTUNIDAD PARA
BRINDAR MEJOR CALIDAD DE VIDA Y OPORTUNIDADES
EDUCATIVAS PARA LOS HIJOS
– ¿Qué deseás para tus hijos?
– Hay personas que terminan siendo médicos, abogados y hasta deportistas porque es como el mandato familiar. Yo como padre busco que mis hijos sean felices y que encuentren lo que les guste hacer. No es algo fácil porque depende de la edad. Uno les dice a sus hijos “tratá de encontrar tu pasión”. A mí el tenis me atrapó enseguida, me gustó mucho y hoy disfruto más entrenando de lo que significaba, en su momento, para mí jugar. Me metí en el tenis para hacer un deporte y la situación me fue llevando a este profesionalismo. Tiene sus cosas buenas, por supuesto, pero también es difícil y llegan muy pocos.
– A los papás ¿qué les decís?
– A los padres de chicos con talento les diría tres cosas: escuela, escuela y escuela, que no dejen el colegio, que se puede hacer todo. Pero el colegio es el número uno. A un entrenador que te diga que dejes el colegio habría que denunciarlo. No ir al colegio es un error gravísimo, y más hoy con todas las opciones que hay; tenés hasta el home-schooling. Dejar el colegio es una locura.
El estudio da un respaldo para cuando las cosas no salen como se proyectaron o para volver a insertar al jugador en el mundo laboral después de su retiro.
– En esto del deporte y los chicos, ¿cómo ves el rol de la familia?
– Para el entrenador no importa el nivel de juego del chico, el desafío más grande es la familia. El padre manda a su hijo a hacer deporte a ver qué le gusta, empieza a jugar a todo y elige el tenis. El profesor te dice: “¡qué bien está jugando tu hijo!” Después juega los regionales, los provinciales, los nacionales. Y ahí el entrenador te dice: “¡tu hijo juega bárbaro! ¡Es buenísimo!”
Vos, como padre, seguís tranquilo, está todo bien. Y de repente viene una persona y te dice: ´Tenés que decidir si tu hijo firma un contrato por plata o no´. Y a veces es mucho dinero».
[button link=»» color=»blue1″ icon=»» size=»large»] La familia y el éxito [/button]
“No sólo el jugador se tiene que acostumbrar a esta novedad, sino también la familia y, si la familia no está bien plantada, es muy difícil mantener el estilo de vida.
Por ejemplo, Guillermo Coria es un chico que firmó muy buenos contratos a los 13, 14 años y Del Potro también. Los dos venían del interior, de una vida tranquila y de golpe se toparon con estas ofertas. En mi camada, tengo la misma edad que Gabriela Sabatini y viví un poco toda su explosión deportiva. Ella fue crack desde el primer día y en una época mucho más difícil sin internet, sin nada. Y el papá fue espectacular, la ayudó y la acompañó. Gaby tuvo la suerte de que su papá era una persona formada, ética, muy bien.
Él la cuidó mucho, la mamá y el hermano también. Yo veía al padre venir a los torneos. Se reunía con los managers, los empresarios y todo. La familia de Gabriela la ayudó mucho.
“Sobre Gastón Gaudio y Juan Martín Del Potro, jugadores a quienes entrené y ganaron Grand Slams, sé que sus padres no ven los partidos. Casi no van a los torneos. No sé si es una casualidad. Ellos no fueron personas desesperadas por estar o por figurar. Ninguna de las dos familias quiso ser pública. Mantener esa privacidad es para mí muy importante.”
[button link=»» color=»blue1″ icon=»» size=»large»] Nuevos proyectos [/button]
Franco nos cuenta que le gustaría hacer algo con jugadores más chicos y su formación en valores.
– ¿Qué valor te parece el más necesario en este momento?
– Un valor importante a trabajar es el respeto. Los chicos escuchan menos. Como tienen tanto en el teléfono o en la computadora, no están abiertos a dialogar, a preguntar, en general, creen que lo saben todo. Y les cuesta hacer un análisis, manifestar una opinión con algún fundamento. Algunas cosas en la formación es mejor trabajarlas de antemano. Por esto, prefiero formar a un chico y que no venga con el celular incorporado. No es que crea que tengo que forzar al chico a hacer lo que se hacía antes, está claro que los entrenadores nos tenemos que adaptar.
[button link=»» color=»blue1″ icon=»» size=»large»] En Argentina [/button]
– ¿Cómo ves la situación del tenis en nuestro país?
– En Argentina hay muy buenos entrenadores y muy buenos talentos para el tenis. Pero se ha convertido en un deporte caro por el precio de alquiler de las canchas. Casi no hay disponibilidad de canchas para que los chicos jueguen hasta cansarse. Hoy para mandar a un chico a tenis tenés que pagar el profesor, la cancha, asociarte a un club y se hace todo más cuesta arriba.
Las horas pasadas en el club donde siempre había docentes disponibles servían, y mucho.
[notification type=»information» title=»»]Fotos – Gentileza Diario La Nación[/notification]