Nos gusta el aplauso, la gloria, el triunfo, ¿a quién no? Una charla con campeones, auténticos cracks, nos habla de humildad, esfuerzo, trabajo bien hecho
Lucía Argibay Molina | Orientadora Familiar | luciaargibay@gmail.com | @Luciaargibay
[dropcap]U[/dropcap] na charla con protagonistas de la Copa Davis no es una oportunidad para perder. Aunque la revista tuvo que esperar hasta febrero para entrar en tu casa, queremos ofrecerte lo mejor de los momentos vividos y de todo lo que se viene.
Con Mariano Hood, subcapitán del equipo, y con Bautista Segonds, entrenador holístico, charlamos a fondo -a esta altura, ya había algo más que euforia y entusiasmo. Aprendimos a distinguir el valor de la meta y cómo se alcanza. Ellos pueden poner en la cumbre a las estrellas que “brillan pero no encandilan”: así define Bautista Segonds a Juan Martín del Potro y al capitán del equipo, Daniel Orsanic.
“Nuestro objetivo -comparten- no es formar un equipo ganador, es inspirar a los jóvenes, es inspirar al país, es movilizarnos para que aprendamos a trabajar en equipo y valoremos el esfuerzo compartido”.
El efecto país se logró, la copa fue su consecuencia. Mariano Hood comenta impresionado que “cuando ganás un partido, una copa, la gente te felicita; cuando volvimos con la Davis, nos decían gracias; gracias por lo que supieron generar en nosotros”. Ahora se trata de que ese impacto nos dure, que la emoción impulse.
[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]La estrategia[/button]
Bautista Segonds: Trabajamos con el Programa Valores para el desarrollo del tenis en Argentina orientado a chicos de entre 12 y 18 años que se utilizó también para los jugadores que conformaron el equipo de Copa Davis.
Al momento de pensarlo, imaginamos cómo estábamos y dónde queríamos estar. Trazamos el plan, incorporando la idea de equipo y mística grupal.
Mariano Hood: Históricamente, la Copa Davis se conformaba por el capitán y los jugadores. Durante la semana de la serie convivían en un grupo íntimo. Con Daniel Orsanic, abrimos más y participaron los cuerpos técnicos de los jugadores. Entre todos practicamos el compañerismo y el respeto al otro: al equipo, al árbitro y al público.
De a poco, empezamos a edificar algo nuevo, fruto del trabajo de dos años. Empezamos a hablar bien, a decirnos las cosas a la cara, con un mismo propósito: hacer algo lindo y bueno por el país y luego de mucho esfuerzo, dio el resultado que queríamos.
[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]La meta[/button]
BS: Nunca fue un objetivo ganar la Copa Davis, esa fue una consecuencia. El objetivo era posicionar al equipo nacional de Copa Davis como referente de unidad, cordialidad, respeto y trabajo en equipo para que los chicos crecieran con ese ejemplo. Estos eran los valores principales para lograr una identidad nacional. Nuestro propósito era y es inspirar a nuestro país a que se una a trabajar en equipo. Este era el camino.
[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]Las estrellas[/button]
MH: La inserción de Juan Martín en la Copa Davis fue increíble, él arrancó lesionado. Convivió con nosotros en la serie de Brasil y la de Serbia. Estuvo en el hotel, en los entrenamientos, venía a visitar a los chicos, a las cenas, daba consejos a los jugadores de sus experiencias pasadas en Copa Davis.
Es una persona muy inteligente, un crack, un jugador distinto, de mucha jerarquía. Él también lo sabe y supo ponerse en un lugar de referente. No se puso en el rol de ‘soy un distinto, me pongo acá y ustedes están allá’. Absorbió mucho la presión de los jugadores, tuvo habilidad para hablar cuando tenía que hablar, contener cuando tenía que contener y dar el consejo justo cuando hizo falta. Daniel y yo lo hemos escuchado, él también nos ha escuchado mucho, nos respeta y eso es muy lindo, porque siendo una figura nacional y mundial se pudo poner a nuestro servicio y al servicio del equipo. Sin duda, también sacó lo mejor de sí.
BS: Del Potro es muy maduro y posee una humildad enorme. Es una estrella que ilumina pero no encandila. Sin Juan Martín no hubiéramos ganado la Davis, pero sin el resto de los jugadores tampoco. Algunos, individualmente no tuvieron un buen año; sin embargo, en la Davis dieron lo mejor. Cada uno asumió su rol, sabían que representaban a un país y que éramos un equipo. Cuando se genera un ámbito de confianza y de contención tan grande como había dentro del equipo, con los dirigentes y la hinchada, la dinámica de empoderamiento es una energía que fluye y nos potencia a todos. Nunca vi tanto talento y humildad junta como la de estos jugadores, es una mezcla maravillosa.
[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]La fuerza[/button]
MH: Delpo ganó el partido de la final gracias a la gente del estadio, a los argentinos. No lo ganó por los consejos de Daniel, ni la táctica que tenía pensada. Juan Martín en un momento gana un punto gracias a una ‘gran Willy’: miró a la gente, que explotó en el estadio. Iba perdiendo, pero era increíble cómo alentaba la gente. En un momento empezó a mirarlos y se quedó anclado ahí, logrando sacar una energía de la nada. Hasta que terminó el partido, él miraba un lugar especial del público que lo alentaba con locura. Empezó a tomar esa energía para levantar el partido. Obviamente él tiene muchos recursos, su confianza, su espíritu ganador y de lucha, él sabe lo que tiene que hacer. Todo esto fue logrando que el partido se diera vuelta.
MH: Ese quinto punto de Federico Delbonis fue el más importante de la historia del tenis argentino. Ya estaba hablado todo lo tenístico, lo habíamos repasado en la semana. Pero, antes de que entrara a la cancha, le dijimos que jugara como un partido más, que él estaba preparado, que todos confiábamos a muerte en él, fuera cual fuera el resultado. Tratamos de descomprimir, hicimos mucho hincapié en que pase lo que pase, íbamos a estar con él. Él se sintió apoyado, no jugó solo y todo eso hizo que diera un plus. Del otro lado, Ivo Karlovic llevaba cuatro años peleado con el equipo croata sin jugar la Copa Davis. Lo trajeron para la final y le ofrecieron mucho dinero. Entró a jugar solo. También para él era el partido más importante de su vida, en un clima que no era el indicado.
[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]El valor del servicio[/button]
BS: En la serie contra Serbia tuvimos un asado para 40 personas en Tecnópolis. Estaban los cancheros, los organizadores del lugar, los técnicos, el personal de administración y de seguridad. Les dijimos: ‘Como ustedes son muy importantes para nosotros, contratamos un servicio de catering muy especial’. Los mozos de esa cena fueron los jugadores, el capitán y el subcapitán. Durante toda la cena los jugadores se quedaron parados, sirviéndoles como gesto de humildad. Como expresando: ‘Nunca seas tan grande como para no hacer las cosas pequeñas’ y así, con ese ánimo, fuimos trabajando cada serie para lograr dinámicas de trabajo en equipo, de superación, de autoobservación, estado de consciencia ampliado.
[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]Confianza[/button]
MH: La idea era entregarse al equipo, confiar en el otro, para salir de la comodidad del tenista que está acostumbrado a trabajar solo. Hicimos un ejercicio de subir una torre muy alta. Si bien vino gente capacitada que nos guió para que no corriéramos riesgos, era un trabajo que la mayoría pensaba que no íbamos a poder hacer, ni queríamos hacer. Al final, gracias a que uno se animó primero y luego otro, se fue generando un ambiente de desafío grupal. Con el apoyo del equipo que estaba atrás, el aliento y la garra que nos dábamos mutuamente, pudimos subir la torre. Eso también nos fue abriendo el corazón y nos fue sacando las limitaciones y nos animamos cada vez más por el equipo.
[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]Apertura[/button]
MH: Para el primer entrenamiento en Italia, fuimos a un club, nos prestaron una cancha auxiliar porque la oficial no estaba lista. Había muchos chiquitos practicando pero que daban vueltas, pendientes de Juan Martín, quien estaba por jugar su primera serie. Cuando vimos tanto entusiasmo invitamos a esos chicos a entrar a la cancha y a compartir un rato del ejercicio. La gente del club se sorprendía de que el equipo visitante los estuviera incluyendo y los entrenadores charlaban con los papás. Si bien uno está muy enfocado en la Copa Davis, que genera tanta presión y responsabilidad, los jugadores mostraron mucho respeto, cariño y apertura a los italianos que nos recibieron. Así creamos una energía increíble. Nos llevábamos tan bien con la gente que se ponían de nuestro lado. El presidente de ese club de Italia nos decía que quería que gane la Argentina.
DEL POTRO ES UNA PERSONA MUY INTELIGENTE, UN
CRACK, UN JUGADOR DISTINTO, DE MUCHA JERARQUIA.
EL TAMBIEN LO SABE Y SUPO PONERSE EN UN LUGAR
DE REFERENTE. M HOOD
[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]Valores país[/button]
BS: Resiliencia, los argentinos tenemos un entrenamiento que nos hace gente resiliente, y nosotros hemos trabajado ese valor. La resiliencia es esa capacidad que tenemos de adaptarnos a situaciones extremas y superarlas, es decir, encauzar toda impotencia y frustración para poder salir adelante.
MH: En estos dos años, a muchos de los jugadores y del equipo nos tocó vivir cosas muy difíciles a nivel personal y nos hemos apoyado mucho. Juntos, espero que esto sea un pequeño granito de arena de parte del equipo de Copa Davis.
[button link=»» color=»blue2″ icon=»» size=»large»]Valores familia[/button]
BS: Integridad. Eso se aprende en la casa y el deporte nos permite entrenarlo. Sentir, pensar, decir y hacer lo mismo. Hay una grieta en nuestra familia y en nuestra sociedad. La ausencia de padres es tan profunda en las villas como en los countries. El valor del respeto, de la transparencia y de la honestidad también. Hoy, lamentablemente, muchos chicos crecen con la idea de decir: ‘aquel está salvado, porque sus padres tienen plata y no tiene que hacer nada’, y crecen en una idea errónea. ¿Quién te dijo que vinimos a no hacer nada? Lo que cuenta en tu vida es lo que hagas, no lo que no hagas. La incongruencia que se vive en la sociedad, también se vive en muchas familias, y eso es lo que tenemos que trabajar: la capacidad o nobleza del trabajo bien hecho. En la familia tenemos que volver a la humildad, a la honestidad y a la integridad. Es a lo que nuestros padres y abuelos le dedicaron su vida: a hacer de nosotros gente noble. Mi experiencia es en el rugby, que te permite entrenar el autocontrol, el respeto, la honestidad y la solidaridad.
Cuánto camino nos queda por recorrer en familia, en el club, como sociedad…