“PARA NO SER SIEMPRE YO”

Andrea Grobocopatel

Charlar con una de las mujeres líderes de Argentina es una gran
oportunidad. Conocer su perfil, como mujer, madre, empresaria y
consejera da una pista a seguir.

 

Entrevistaron María Amalia Caballero y Soledad Salaberri | Edición María Lescano

 

[dropcap]Ll[/dropcap] egamos bajo uno de esos temporales con los que nos maltrata la primavera porteña; con su serenidad, en un instante nos sentimos súper cómodas. Su oficina tiene una vista de Buenos Aires de esas a las que es imposible acostumbrarse.

Preferimos ir al grano, a las preguntas.

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Andrea Grobocopatel

¿Qué significa para vos ser mujer?
Mujer es lo que nací y desde el mismo momento tomé distintos roles de mujer: hija, hermana, nieta. Los primeros años uno aprende desde la familia, uno no elige, le toca. Cuando nacés te toca lo que te toca. Siempre les digo a mis hijos, aprendamos de lo que nos toca, las  circunstancias, algunas te gustan, otras no. Los primeros años fueron esos roles de familia, después empecé a armar las primeras redes de amigas, las que uno elige.

Fui a la escuela pública y tuve docentes fantásticas hasta que decidí venir a Buenos Aires a estudiar Ciencias Económicas. Es una etapa, la de formarte, la del profesionalismo, la de tus valores.

Después viene la etapa de crear, la de formar una familia. Estás de novia, te casás. Yo me casé a los 25. En ese momento empiezo a formar una familia y también trabajo en lo que era una mini pyme familiar, éramos cuatro. Son momentos de crecimiento en los dos ámbitos, familiar y profesional. Mi primera hija nació con discapacidad, fue un shock de aprendizaje enorme. Tener un hijo con unas condiciones especiales te une.

WALTER ME HA ACOMPAÑADO
TREMENDAMENTE.
DESDE HACE UN TIEMPO,
ME CUESTIONO SI SOY TAN FANTÁSTICA
ACOMPAÑÁNDOLO AHORA A EL

Hoy no defendería tanto la inclusión y la diversidad si no hubiera tenido la oportunidad de “darme cuenta”… creo que en mi vida tuve muchos “darme cuenta”.

Entender lo que significaba ayudarla a crecer con la mayor independencia posible en sus circunstancias, acompañarla en los tratamientos médicos y no tenerla en casa como un peso. Hay que invertir mucho en los primeros momentos. Entender lo que significaba su escolarización, sus desplazamientos, todo lo que llevaba a integrarla.

[button link=»» color=»purple» icon=»» size=»large»]  Muchas decisiones  [/button]
Tomamos la decisión de que viniera un hermano, pero la vida te va sorprendiendo, la segunda hija llegó con fisura de bolsa y cuando decidís que venga el tercero, ¡vienen dos!

Ahora siento que llegué a una tercera etapa, la de compartir el aprendizaje. Son los primeros 50 años de mi vida y quiero dejarles a mis hijos algo que no sea sólo un patrimonio económico sino compartir algo más.

Entonces escribí un libro, pensando en ellos y en cualquier otra persona a quien pueda servirle. Hay cosas que cambian y otras no, cosas que nos pasan a todos, sugerencias y herramientas que uno puede prever para que la empresa familiar no destruya a la familia.

¿Qué es para vos ser mujer en la empresa?
Como mujer, la limitante me la ponía yo, creía que no era tan buena líder porque no era como mi hermano. Yo era de consultar, comunicar y pensar que todo el mundo debía estar conforme, que compartan la decisión, lo sentía como debilidad. De esto me di cuenta después de muchos años.

El tema de la diferencia… me hice cargo recién cuando empecé a venir por trabajo a Buenos Aires porque escuchaba a las mujeres y pensaba que a lo mejor yo no me daba cuenta. Por ejemplo, entiendo mucho lo que es una pyme y empresa familiar, fui todóloga, pasé a gerente y a accionista. No les quedaba otra. Estábamos papá, mi hermano y yo que abrí camino a mis dos hermanas más chicas.

Eso fue hasta 2009, momento en que elegí un sucesor para dedicarme a lo que quería más, a gobernar en vez de ejecutar.

[button link=»» color=»purple» icon=»» size=»large»]   Nuevos paradigmas   [/button]

¿Qué puede hacer la familia respecto de los cambios sociales?
Cambiar paradigmas, educar a los hijos desde que levanten la mesa, hasta “esto no te corresponde” o “esto no es para vos”. Que los chicos puedan disfru-tar de los espacios donde estén, no que sientan que ayudan sino que sientan que es suyo. Y las mujeres necesitamos aflojar las exigencias. Un ejemplo: él quiere cocinar pero te enojás porque ensució más ollas.

Tampoco deberíamos ser tan exigentes con nosotras mismas, si cubrimos o no todos los requisitos.

Nosotras no nos atrevemos, ellos son más arriesgados, sin pensar si son aptos o no, “se mandan”. Que los hombres los sientan como “mis” hijos, “mi” casa. A ambos nos toca disfrutar que tenemos a alguien al lado, alguien que te ayuda a ser mejor. Si el que está a tu lado no crece, no disfruta el crecimiento, algo hay que cambiar.

[button link=»» color=»purple» icon=»» size=»large»]  Walter  [/button]
Llegó el momento y ella no disimula, habla de su marido con naturalidad, con amor.

¿Tu marido es parte de la empresa, te acompaña en lo tuyo?

Walter se fue reinventando, estudió derecho y es escribano. En un momento había tal necesidad de manos que vino a trabajar en Los Grobo, después dejó. Tiene su escribanía, su campo, una estación de servicio con un amigo y es el intendente de Carlos Casares, nuestro pueblo de toda la vida.

Ser intendente implica una entrega muy grande y si en la familia surge algún reclamo por horarios o tiempos, él me dice: “vos me empujaste”. Arrancó en la cooperadora del colegio, fue presidente allí por diez años o más, entendió la lógica de las instituciones.

Se postuló para concejal e intendente en 2011 y ganó la reelección el año pasado, siente que puede hacerlo. Nada mejor que sentir que podés cambiar la realidad de tu pueblo, y lo hace por placer.

Llevamos 28 años de casados, cuatro o cinco de novios, pero veníamos “conversando” desde los 15.

Es un logro para compartir con mis mentoreadas, me siento especie en extensión, hay que acompañar mucho, disfrutar el éxito del otro. Walter me ha acompañado tremendamente. Es fundamental tener un marido que acompañe. Detrás de cada mujer hay un gran hombre, sobre todo si tenés chicos.

COMO MUJER, LA LIMITANTE ME LA PONIA YO,
CREIA QUE NO ERA TAN BUENA LIDER PORQUE
NO ERA COMO MI HERMANO

Si tenés un marido que te está reprochando todo lo de la casa y los hijos… Yo siempre supe que quería trabajar -en mi profesión, no digo que los hijos y la casa no sean un trabajo y el más importante-; mi marido siempre me decía: “no te preocupes, yo me quedo, viajá; yo estoy”.

Admirar al que tenés al lado es fundamental, rescatar lo positivo, siempre tenemos cosas buenas. Hace un tiempo que me cuestiono si soy tan fantástica acompañándolo ahora a él. Yo tuve que reubicarme como mujer del intendente. Mis hijos tenían un papá muy presente y ahora es más para el pueblo.

Es difícil ser la esposa de un político, cómo hacer para que esto funcione, yo voy por el camino del respeto, la admiración y tolerancia.

[button link=»» color=»purple» icon=»» size=»large»]  Mentoreo  [/button]

¿De todo esto, qué considerás que suma para tu actividad de mentoreo?

Yo pude tener cuatro hijos y trabajar en la empresa porque tenía mucha energía, no es lo mismo empezar a los 38. Yo les digo a las chicas jóvenes, si querés una familia, no esperes a tener novio a los 40. Si no querés, no está mal, ni es obligación, pero tenés que tenerlo claro si uno quiere trabajar en la profesión. Tampoco está mal si uno se quiere quedar en su casa, trabajar ahí y cuidar a sus hijos, pero si uno se dedicó a estudios, posgrado, etc., también tenés que saber que vas perdiendo entrenamiento.

Yo les recuerdo que elegir marido es una etapa importantísima de la vida.

También siempre les paso algunos tips para mujeres que trabajan en empresas familiares o no. Hay un tema para trabajar con las mujeres. Por ejemplo, necesitamos ayudarnos a entender que tenemos otro estilo de liderazgo. Es un continuo educar, cambiar paradigmas y creencias. El rol de la mujer en las organizaciones y las familias va a ser diferente.

También la ambición de poder como algo individual es compartida por las mujeres aunque somos más proclives a la complementariedad, tenemos un problema de individualismo en las instituciones.

Hay mucho movimiento, las nuevas generaciones ya vieron todo. Yo les digo: chicas, aprovechen este momento que encima está de moda. Me gusta que se aproveche la moda, tiene que haber la misma cantidad, si el talento lo permite. Aprovechar el momento para hacerlo más visible. Que prueben y comprueben el valor agregado.

Cada uno tiene que tratar de tener su marca registrada. Pero no lo construís sola; si yo la tengo es gracias a mi marido, a mis padres, mis hermanos, mis hijos. Uno llega a ser lo que es por el entorno.

Me ocupo de esta tarea para no ser siempre yo; hoy hay más mujeres en los primeros puestos de las organizaciones que pueden compartir su experiencia.

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FLOREANDO EL PAÍSpara-no-ser-siempre-yo-3

♦  El hombre en la organización es el silencio, el complemento ideal.
♦  Los puntos de vista enriquecen; es fundamental la diversidad de opiniones.
♦  Que cada uno pueda ser la mejor versión de sí mismo

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