BLUE JASMINE

Cuando me iba retirando de la sala escuché un comentario: “Es buena película, pero me dejó un sabor amargo en la boca”. Y eso es lo que ocurre con Blue Jasmine. Plantea temas muy de fondo como la fidelidad,
el afán de dinero, la soberbia, la poca comprensión del ser humano. Pero todo mirado desde una perspectiva que casi definiría como trágica.

Resumen: Jasmine ha perdido su vida esplendorosa, que llevaba en Nueva York, llena de lujo y placeres. Su marido, un especulador financiero, cae en la ruina, digamos que por culpa de ella. A partir de allí deberá enfocarse en un nuevo “estilo”. Debe irse a vivir con su hermana a San Francisco, sólo acompañada por una serie de bolsos lujosos, recuerdos de otro pasado. Con perfectos flashbacks recorremos su vida, llena de encantos, pero también de traiciones. Todo esto, para no alargar la crónica, está acompañado de una música perfecta, una filmación digna de un buen director como es Allen y sobre todo de algo que merece destacarse: una actuación sencillamente asombrosa por parte de Cate Blanchett, que con toda seguridad pasará a la historia. Es un buen film, no se puede negar. Lejos quizás de otros del mismo director, muy superior a los “paseos turísticos” de París y Roma y algo por debajo de Match Point. Merece verse, pero vuelvo al principio: le dejará un sabor amargo.

Director: Woody Allen
Intérpretes: Cate Blanchett, Alec Baldwin, Sally Hawkins y Andrew Dice Clay
Género: drama
Erotismo: no contiene escenas
explícitas, el clima es muy sensual
Violencia: no hay
Público adecuado: adultos
Calificación técnica: buena
Recomendación: Mucho mejor que las últimas de Allen, pero todavía lejos de alguna de sus mejores creaciones.