Me llamo Elías, tengo 25 años, los últimos cinco los pasé en la cárcel. Estoy para contar mi historia a quien la quiera conocer.
Hace varios meses que estoy en libertad, ya van tres veces que me pierdo en la ciudad que conozco tanto, me desconcierto, no sé bien a dónde estoy. Entonces, en vez de ponerme mal, me siento muy bien, me digo: [button link=»» color=»yellow» icon=»» size=»medium»]soy libre[/button]
Mi infancia
Somos 10 hermanos seis varones y cuatro mujeres, yo soy el menor de los varones y tengo dos hermanas menores que yo. Mis hermanos estudiaron, uno es maestro mayor de obras, otro es profesor de educación física y así.
Pero yo a los 11 años quería unas zapatillas nuevas y veía que papá –que era albañil- trabajaba tanto para sacarnos adelante a todos que no le quería pedir la plata. Me fui a trabajar con él y con lo que me pagaron, me compré las zapatillas. Cuando vi que así podía tener plata, dejé la escuela y me puse a trabajar. Siempre tuve un pensamiento mas delante de mi edad. Era re indio
En casa había un ambiente de violencia fuerte, papá llegaba a casa borracho, le pegaba a mamá, nos pegaba a nosotros y a los 14 me fui a la casa de mi novia. Viví con ella y su familia. Ellos estaban enganchados en otros negocios, yo veía como negociaban con los narcos o cómo estafaban a la gente, pero me seguía quedando ahí, hasta que un día descubrí que me querían estafar a mí también y volví a la casa de mis padres.
El engaño
Mientras tanto, supe que mamá le fue infiel a mi papá. La primera vez, papá le dio una paliza tremenda, pero al tiempo encontró fotos. Entonces se fue y se tiró a las vías debajo del tren. Quería mucho a mi papá el me había inculcado el valor del trabajo, lo veía salir y volver cada día en su bicicleta con sus manos grandotas. Me enojé mucho con mi madre la culpé de la muerte de mi padre.
Eso me terminó de arruinar
La droga
Pasó el tiempo, yo ya estaba en la droga, nunca consumí paco, si marihuana, crack (mezcla de cocaína y bicarbonato), cocaína. Podía pasarme toda una semana fumado, diez días seguidos amaneciendo, salía robaba y seguía.
Yo me interné solo, estuve en muchos lugares, ero me escapaba. Atrás de esos lugares hay un curro.
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Ahora, dejarla es una lucha para toda mi vida
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Las armas
Cuando estás en esta, necesitás estar armado y las armas las conseguís fácil. Te las vende la policía. A los tres meses agarraron a mi primo le metieron nueve tiros en la cabeza, lo encontraron con armas de guerra. Se ve que él fue a robar a «transa» … son los que tienen plata y los que tienen droga, las dos cosas que uno busca. El no era muy de andar en esta, no íbamos juntos, su hermana era media mechera (son las chicas que entran a los negocios a robar ropa). Yo le dije a ella: tené cuidado. Y a los pocos días
La cárcel
Cuando me agarraron y salía de robar, tenía la plata en la mochila, me di cuenta de que me buscaban, corrí muchísimo, me escondí en un rincón de una casa, creía que no me veían pero cuando los tuve delante, ya me entregué sin más. Yo sabía que no podía hacer nada.
Me llevaron a una comisaría que no estaba habilitada porque los policías habían violado y matado a un menor pero a mí me metieron en la cárcel igual. Estuve varios días sin poder moverme, ni lavarme, ni comer, hacía mis necesidades en el mismo espacio en el que vivía. Me escapé.
No se si fue mi hermano o mi cuñada que me denunció, me encontraron. Me dieron cinco años y seis meses.
Cinco años
En la cárcel pasa de todo. Tenés que estar muy atento para que no te roben, te maten… todo se negocia, podés pagar la droga con una remera o si conseguís plata, también. No podés tener celular pero podés conseguirlo ahí adentro.
Supuestamente no podés tener armas pero todos tienen su cuchillo, su faca y, si vos no la tenés, y alguno te ataca, el policía te pasa la faca para que te defiendas.
El tiempo vivido ahi adentro hace que piense las cosas de otra manera. Maduré de golpe ahí adentro. Me encontraba solo, sin mis hermanos mayores que me defiendan.
Dios me tocó
Primero estuve en la cárcel de Sierra chica. Allí me costaba hacerme a la idea de que ese iba a ser mi lugar, que iba a estar allí cinco años… estaba muy angustiado. Tenía 19 años, no podía dormir. Subí a un altillo que había y allí Dios me tocó el alma, me quebranté delante de él, pensaba en lo que había hecho, lo que había tenido y lo que había perdido, me arrepentía mucho. Lo que orar era la presencia de Dios.
Lloré mucho y tomé una decisión, pediría que me pasaran al Pabellón de los Evangélicos.
En la cárcel está mal visto que pidas ir al pabellón de los
Evangélicos, parece que sos cobarde, le decíamos el pabellón de las focas aplaudidoras.
En realidad es la cárcel y no todos los que están ahí es porque quieren cambiar su vida. Pero aprendí a tocar la guitarra y me concentré en eso. Si te ponés a mirar aprendés lo malo. Si ven que querés hacer las cosas bien, van a buscarte pelea.
El deporte
A los dos años y medio de estar preso podía pedir la libertad asistida y después la condicional. Pedí las dos y me las negaron; entonces apelé pero no me respondieron.
Me pasaron a la cárcel de San Martín y allí conocí a los muchachos del rugby, son los únicos que hoy considero mis amigos. Comenzamos a hacer deporte, nos hicimos compañeros. Entrenábamos dos horas por día, ahora no corro nada.
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«LOS MUCHACOS DE ‘ESPARTA’ – ASI LLAMO A LOS AMIGOS DE RUGBY- ME AYUDARON A CONSEGUIR UN TRABAJO.
EL MISMO DIA QUE SALI ME LLAMARON Y ME DIJERON QUE TENÍA QUE PRESENTARME».
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La libertad me llegó de golpe, de sorpresa. Un día me dijeron, te podés ir…
Volver, ¿a dónde?
Los muchachos de “Esparta” así llamo a los amigos Espartanos, los del deporte, los del rugby, me ayudaron a conseguir un trabajo. El mismo día que salí me llamaron y me dijeron que tenía que presentarme.
Desde noviembre tengo trabajo, ya estoy en blanco, me dieron mi tarjeta de crédito y mi tarjeta Banelco con mi nombre, cobro por banco… le saqué una foto y se las mandé a mis amigos de la cárcel para que ellos vieran que vale la pena.
Yo ya quedé, así que tan mal no lo hice. Mi responsabilidad es que puedan venir después otros que salgan como yo y los quieran tomar.
Qué quiero para mi vida
Lo que quiero es tener una vida sana. ¿A qué llamo yo vida sana? a esto que estoy haciendo ahora, levantarme temprano, salir a trabajar, compartir con los compañeros. Volver a casa, pero cuesta. No pido mucho, una pieza, un baño, un comedor y ya está.
Ahora estoy en un asentamiento, los pibes no tienen respeto por nada o viene uno medio entonado con un arma y te tenés que defender.
Mi prioridad es tener una casa independiente, más cerca del trabajo, así puedo estudiar y terminar la escuela.
Lucho conmigo mismo, me viene el pensamiento de lo que era la cárcel y me doy cuenta de que no tengo que segur así.
Me encantaría formar una familia, es lo que más quiero pero, no sé si va a ser posible, las chicas están muy… solo les gusta tener un cuerpo bonito y mostrarlo.
Presentaciones
Me invitaron a hablar a unos médicos, eran jóvenes de mi edad … ¿qué les podía decir yo? Ellos en la universidad y yo en la cárcel. Era una mezcla de sentimientos, ellos tenían todo lo que a mi me faltaba
También me llevaron a una conferencia de Inmaculée, la mujer que sobrevivió al genocidio de Ruanda. Me pidieron que le cantara con la guitarra