En la convivencia diaria vamos descubriendo más a fondo las características de nuestra pareja. Algunos de esos rasgos pueden requerir ayuda profesional.
Conversamos con Gabriela Rodríguez Melgrarejo, psicóloga.
SV -¿Cómo ayudar y acompañar a los matrimonios cuando surgen las dificultades?
Gabriela R. Melgrarejo: – En una terapia de pareja, lo importante es que se sepa con claridad cuál es el objetivo de la consulta. Muchos actúan como su fuera un espacio para “culpar al otro” o para “arreglar” una pareja. Prefiero decir que trabajamos para sanar el vínculo.
Cuando es de pareja vienen los dos, preferentemente juntos.
Me resulta necesario distinguir la terapia personal de la terapia de pareja. Cuando es de pareja vienen los dos, preferentemente juntos. El acuerdo es entre ambos entonces no puedo recibir a uno por atrás. Se rompe el vínculo y la estrategia terapéutica.
–A veces, en la pareja hay uno que siente la necesidad de la ayuda profesional y el otro, no. ¿Cuál sería el camino?
-Cuando uno va a terapia de pareja los objetivos tienen que ser comunes, si el objetivo es que “el otro” haga terapia, no es un objetivo común.
Lo que se hace es poner objetivo a esa consulta. Cuando te manifiesta: “a mi pareja le pasa esto”, puedo orientar acerca de cómo lograr ese objetivo: que la pareja comprenda que necesita esa ayuda. Hay estrategias para ayudar que el otro vea que se busca un camino para que sea más sano y más feliz, que no se le está marcando un error.
La terapia de pareja son los dos con un objetivo compartido. Si viene uno se tiende a integrar a la pareja, a la familia pero, de nuevo,-de este modo- el paciente es uno.
–Hablamos de sanar el vínculo, pero la separación deja heridas en los dos, en los hijos, en las respectivas familias. ¿A qué llamarías un final sano?
–Depende en qué etapa llegan a la consulta. Cuando uno decide formar una familia, una pareja, lo hace con amor, con ganas, la construye, tiene fuerza para eso. Hay coincidencia en los valores y en la intención.
Hay coincidencia en los valores y en la intención.
Pero, si no funciona, influye a los dos y se puede trabajar proponiendo hacer foco en lo que los unió, arrancar por lo positivo. Si empezás por el lado oscuro, te va a faltar claridad para entender lo que está pasando. El rol del terapeuta es de intermediario, no toma parte por ninguno de los dos.
Ese objetivo hay que definirlo porque, llegan y, claro el objetivo es: «estar mejor», pero qué es estar mejor. Seguramente es algo diferente para cada familia, por eso, un primer paso es lograr que se pongan de acuerdo.
Mi responsabilidad, como terapeuta, es decirles qué es lo más saludable
Además, mi responsabilidad, como terapeuta, es decirles qué es lo más saludable y, algunas veces detrás de lo que ellos ven como motivo de la consulta se encuentran cuestiones más serias. Por ejemplo, se descubre una psicopatología que necesita alguna atención especial.
Por ejemplo, si definen el “estar bien”, pero uno de los dos es alcohólico, y eso es lo que necesitamos trabajar. Con la persona adicta es difícil para ella y para los demás: «estar bien».
“No estamos bien, estamos ansiosos”, refieren y la evaluación encuentra una patología severa no detectada que podría ser la causa.
-A veces para alcanzar algún objetivo se recurre al engaño, incluso con “buenas intenciones”.
–Lo principal es tener los mismos criterios. Lo no saludable es el engaño en la relación y a veces la consecuencia es irreversible.
-¿Hay forma de sanarlo?
–Para el proceso de sanación en la pareja siempre recurro a las raíces, a los valores de base, con eso uno termina sanando la sospecha de mala intención, mala persona, lo hizo para lastimarme. Si hay buena madera, se sana.
Hay personalidades y personalidades.
-El camino, ¿puede ser el perdón?
–Sí, siempre que el perdón sea a conciencia, que construya algo desde allí, que salga algo mejor. Es el concepto de resiliencia. En cambio, si digo que perdono pero, en cada discusión retomo el tema, eso no es sano para ninguno de los dos.
La gente elige dejarlo pasar o no, son conceptos que se validan en cada familia. Se trata de ponernos de acuerdo y tomarlo por amor, no es cuestión de dejarlo pasar.
Volvemos a la raíz del matrimonio: qué nos unió, por qué nos casamos, qué construimos.
La idea es que siempre sea una evolución saludable, ni las personas, ni las parejas, ni las familias somos estáticas.
RESUMEN: TERAPIA DE PAREJA
NO ES:
-CULPAR AL OTRO – ARREGLAR LA PAREJA –
SÍ ES:
OBJETIVO COMÚN – SANAR EL VÍNCULO