En vacaciones y con misión

Los pequeños gestos, esos que se viven en familia, son los que se “convierten” en grandes principios. Cuando aprendemos a escuchar, a respetar, a sonreír a trabajar, a acompañar, eso es lo que queda. De ahí, la enorme responsabilidad de los padres primeros educadores… a veces se exige al docente un trabajo que es propio de los padres, algo que “pasa” en la familia, ese es el lugar y el momento para enseñar y aprender.

El mes de febrero sigue sonando a vacaciones, principalmente porque los chico son van al colegio, están. De ahí que esta convivencia más intensa que nos brindan las vacaciones, son un momento ideal para pensar en eso, justamente en eso.

La personalidad de los hijos

Desde muy chicos se acompaña el proceso de formación de la personalidad y cuando llega el período de la adolescencia reclama unos cuidados especiales que requieren mucho amor, paciencia, comprensión, firmeza. ¡Ánimo!, es algo que queda para siempre.

Nuestros hijos nos miran todo el tiempo y es la familia la primera escuela de virtudes, o no. Ahí se juega todo, sin negar la libertad, obviamente, porque bien sabemos que más allá de lo que cada uno recibe, también es cada uno quien hace con eso lo que quiere o lo que puede.

 

La familia no está aislada ni los hijos en una burbuja, dice el Esc Felipe Yofre, aunque no saliéramos de casa tendríamos todo el impacto de las redes sociales, además vemos probablemente juntos tantas cosas que pasan a nuestro alrededor, tantos intentos de manipulación.

 

Con la educación, los hijos van definiendo qué hacer con “eso”, qué elige cada uno, en su momento.

 

Tal vez por esto, continúa Yofre, me impactó tanto un estudio realizado en las cárceles españolas que dice que el 70% de los presos afirma haber tenido problemas familiares especialmente con su padre. La responsabilidad es enorme y es difícil llegar preparados, como padres nunca paramos de aprender.

Hablar de educación es hablar de autoridad, y la autoridad de los padres se gana con el ejemplo cotidiano, con la coherencia entre los dichos y los hechos, en nuestros actos adentro y afuera de casa. Nos miran y, muchas veces, no nos hablan…

La familia tiene una misión indelegable de gran proyección social, una misión que solamente podrá lograrse uniéndose con otras.

 

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