La mayoría de los argentinos vivimos el mes de enero como “el” mes de las vacaciones. Este es un buen momento para pensar cómo, dónde y con quién pasarlas
Editó María Lescano – Periodista
Como sea, como cada uno quiera o pueda, el tiempo de vacaciones es necesario para la salud física, mental y emocional. Es al año como el sueño de cada noche. Más o menos horas pero ese descanso diario resulta indispensable.
La gran duda es ¿qué hacemos en vacaciones? Y la respuesta es completamente variada.
Están los que “nos quedamos en casa”, como nos pasamos la vida yendo y viniendo, nos resulta conveniente y económico un poquito de paz. Estar en casa, hacer algunos arreglos que tenemos pendientes, visitar y recibir amigos. En definitiva, cambiar de ocupación ya es un descanso.
Alguien nos decía: “es el momento de disfrutar a casa”.
Para otros descansar significa cambiar de ambiente, eligen el mar, la montaña, el campo. “Tomar distancia” y es así, a pesar de las múltiples conexiones que tenemos, unos kilómetros de promedio ayuda a “desconectar”.
Cada año las vacaciones en familia se plantean como un desafío, la fecha, el lugar, la duración son todos temas para resolver anticipadamente. Son temas para conversar entre padres e hijos.
Los abuelos con quién se quedan o con quién se van.
El disparador fue una charla entre amigas, cuando una dijo: En vacaciones descubrí que a mi abuela le gustaba Julio Iglesias, la sandía, bordar, rezar”.
Varias se entusiasmaron a contar: “Guardo muy lindos recuerdos de mi infancia, de unas vacaciones con mi abuela. Fue una semana que estuvimos las dos solas, nos divertimos mucho. Yo tenía 15 y jugaba con ella a las cartas”.
Sí, nos gusta que nuestros hijos tengan lindos recuerdos de sus abuelos, por eso también la decisión es delicada.
Cada vez más, surge la duda, los abuelos con quién se quedan o con quién se van. La situación plantea miles de variantes según su edad, salud o temperamento, de ahí que antes de tomar ninguna decisión será conveniente, además de conversarlo en la pareja, hablarlo también entre hijos y nietos, y sin dudarlo habrá que tomar en cuenta su propia preferencia o decisión.
Hay abuelos que pueden y quieren entonces se adelantan a invitar a hijos y nietos a pasar unos días juntos. Muchas veces, el verano es la oportunidad para ir a visitar a los abuelos y pasar unos días con ellos que viven lejos.
Para algunos abuelos estar con los nietos es algo maravilloso, lo disfrutan, también algunos nietos acompañan a los abuelos. Pero, muchos días, todo el día, muchas horas, todos juntos, con horarios distintos puede resultar cansador.
¿Hacemos el esfuerzo?
¿Hacemos el esfuerzo? Seguramente se nos ocurrirá consentirlos en algo que sabemos que les gusta especialmente. Y después ellos se podrán quedar a cuidar a los nietos a la noche para que su hijo y su nuera puedan salir solos o hacer un plan con amigos. Al final, son la tabla de salvación.
La asesora familiar Mariuqui Magrane nos alerta: los padres de uno y otra en el matrimonio no son iguales, y en la toma de decisiones puede costar hacer diferencias.
Y, agrega: Sostener, reparar, cuidar, amar son verbos que nos ayudan a organizarnos para veranos especiales, viviendo valores familiares que merecen la pena.
Foto de entrada: https://www.criarconsentidocomun.com/pros-y-contras-de-ir-al-pueblo-con-los-abuelos/