Evan es conferenciante para matrimonios, sexualidad vamos por ahí para mejorar la vida matrimonial*, nos dice.
Edición: Dra. María Amalia Caballero – periodista – @mariaamalia.caballero.9
A veces, viviendo con su pareja, uno se siente solo… Así es, se experimenta soledad en la misma cama, si uno mira el partido y el otro su Instagram. La proximidad física no siempre garantiza la intimidad que implica estar pensando el uno en otro. Ella habita en mí y yo en ella.
¿Qué es ese habitar en?
Implica consideración empatía, admiración, respeto, características que hacen que se comuniquen los dos para llegar a un mundo donde “habitamos juntos”. Podemos estar dentro de una relación llamada íntima pero que, en realidad, no la tenemos porque no estamos conectando con el otro.
Seguimos experimentando la soledad. Aunque estemos juntos no estamos unidos, falta el interés real de importarnos el uno al otro, de estar buscando la felicidad del otro.
Diferencias hormonales
Hay muchas cosas que son naturales a nivel hormonal y dentro de nuestra afectividad. Si un varón se dejara llevar exclusivamente por sus hormonas, podría sembrar hijos toda la región y si una mujer que ha dado a luz se deja llevar por lo hormonal, se clava en el hijo y busca al varón solo en sus días de fertilidad. Necesitamos recordar que somos libres, somos personas no el resultado de nuestras hormonas o la afectividad.
Somos libres, somos personas no el resultado de nuestras hormonas o la afectividad.
Hay momentos especiales, por ejemplo, el vínculo que se crea entre la madre y el bebé que lleva adentro es una relación de dependencia que se siente también con el recién nacido. Entonces, así como el hombre tiene que encausar su apetito hormonal al servicio de la esposa, también la mujer brindará a su marido un amor mayor que el que tiene a sus hijos.
Algunos matrimonios tienen al hijo durmiendo entre los dos… y me pregunto quién tiene más necesidad de esa presencia, ¿el hijo o la mamá? La mamá se siente necesaria pero afecta humana y afectivamente la vida de los hijos. Es una relación que hace daño creando ese vínculo de codependencia tóxica. Los estudios muestran la necesidad de la presencia del marido para romper la simbiosis entre la mamá y el hijo por el bien del hijo. Con apoyo, con amor.
En la unión en una sola carne no cabe nadie en el medio. Ni suegro, hermanos, amigos, compañeros de trabajo, los creyentes sabemos que el único que puede estar en medio es Dios, cualquier otra cosa que se pone en medio divide.
Qué es la intimidad conyugal
No es solamente una cuestión genital, hay uniones genitales que no son íntimos y actos no genitales que sí lo son.
A veces se escucha: “mi marido y yo no hemos tenido intimidad en tanto tiempo”, y me nace preguntar, ¿qué es intimidad?, caminar juntos, tomarse de la mano, ver juntos una serie… simplemente compartir una emoción, una compartir una experiencia, es decir estoy contigo, estar en la misma órbita, es una compenetración. Los mundos interiores se unen de distintas maneras:
-Física, que no solo genital
-Emocional
-Espiritual
-Comunicacional
-Intelectual…
Los maridos dicen: me gustaría una unión más física quiero más pasión, más interés de mi esposa, mientras ella quiere flores y un trato enamorado.
Las mujeres afirman: necesito que mi marido me de las otras cuatro dimensiones para disponerme física y sexualmente, no lo puedo improvisar, necesito saber que piensa en mí antes de que pueda penetrar en mí. Estar en la misma sintonía para llegar a expresarlo en un acto corporal, es de los dos.
*Evan Lemoine, cofundador de Amar al máximo junto a su esposa Fer Gómez. Tienen dos hijas.
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