Un encuentro familiar y cordial con el Dr. Carlos Álvarez Teijeiro, quien desde la ética devela claves para una vida feliz.
Por Dra. María Amalia Caballero – Periodista – @mariaamalia.caballero.9
Atención, claves no son tips… nos advierte el doctor Álvarez Teijeiro para no decepcionar al auditorio y resignifica el contenido de esta charla con el ejemplo de una película. Decimos la clave es el perdón, es la violencia… no se sigue nada de allí.
Entonces retoma el título completo de la propuesta basada en el libro de Juan Antonio Marina: Ética para náufragos.
Naufragio, nos dice, da la impresión de que occidente está transitando un naufragio por nuestra pulsión consumista, el individualismo, incluso porla vida personal independiente de una concepción más global.
Con esto en mente comenta una frase de Chesterton: “¿Qué pasaría si pensáramos que el naufragio ya ha ocurrido?”
Posiblemente haríamos lo que hizo Robinson Crusoe: inventariar los despojos del naufragio y cuidarlos. Una de las claves de la ética para la vida es el cuidado.
Una de las claves de la ética para la vida es el cuidado.
Sostiene que es un error pensar que la ética consiste en discernir entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto sino que tiene más que ver con la felicidad.
Inventario
La primera clave para discernir es asumir el protagonismo de la libertad. Para completar esta idea trae a colación una publicación reciente que lleva a razonar acerca de la diferencia entre el infortunio y el ser desafortunado*. El desafortunado, explica, es una víctima, depende de todo el contexto: el lugar donde nací, la familia, el colegio… entonces, escribí sobre la “fortuna” de ser víctima porque uno está exonerado de asumir cualquier responsabilidad que tenga en su vida. El prefijo, en cambio, in significa reclamar la intervención de la libertad que es la cuestión de la ética.
La ética requiere ser libre.
La ética requiere ser libre porque quien actúa movido por alguna coerción, en el derecho hay atenuantes o agravantes. Así hoy en nuestra sociedad, la expresión misma es una generalización, ponemos fuera de nosotros la responsabilidad de nuestros actos.
Los cuatro pilares de la ética
La ética tiene que ver con cuatro cosas: la identidad que incluye la alteridad, libertad, tiempo y felicidad.
En varios momentos de la charla queda de manifiesto que es un gran lector, y también nos aclara que ahora, Netflix compite con sus lecturas, al final todo son historias y eso es lo que atrae y ejemplifica con las mil y una noches, mientras trae a colación un par de segmentos de La odisea.
Odiseo, Ulises es la traducción que hicieron los romanos, terminada la guerra de Troya, donde lo esperan su esposa Penélope, su hermano Telémaco y su perro Argos.
Valoramos el tiempo
Entre las diferentes aventuras, relata aquella en la cual, a pesar del ofrecimiento que le hace Cirse para compartirle su inmortalidad, Ulises elige el valor del presente, en cada decisión quien no muere “se la juega”.
Decidir significa cortar, continua Alvarez Teijeiro, a cambio de la inmortalidad eligió una vida mucho más intensa. Si tuviéramos todo el tiempo no estaríamos acuciados por encontrar la felicidad, descubrir en cada cosa, si nos acerca o aleja. Entonces valoramos el tiempo, existe también un tiempo perdido. Aunque se pueda perdonar, reparar, no se puede retroceder.
Valoramos la libertad.
¿Qué ocurre cuando ejerzo la libertad?, se pregunta y resulta que en el mundo hay otro, hay otros y los demás nos interpelan afirma citando a Emanuel Levinas.
En un libro muy bueno “En qué creen los que no creen” que recoge el diálogo entre Umberto Eco y el Cardenal Carlo Martini, es Eco quien afirma que la ética aparece cuando aparecen los demás, sin ellos no sería necesaria.
A su vez Aristóteles cuando escribe sobre la amistad afirma que un hombre en soledad puede aparentemente ser virtuoso pero si aspira a la felicidad necesita de los demás. La felicidad aparece en el mundo intersubjetivo.
La felicidad aparece en el mundo intersubjetivo
Levinas pensador complejo de tradición judía en su comentario sobre el asesinato de Abel, afirma que el fratricidio no es un problema para la ética, todas las culturas condenan el fratricidio, para la ética el problema surge cuando Caín pregunta: “Soy yo acaso el guardián de mi hermano”.
“Soy yo acaso el guardián de mi hermano”
Qué es lo que más nos vincula entre nosotros. Que suena a través de las personas, qué hay ahí que debería invitarnos a hacer bien.
Y, el profesor vuelve a la Odisea, al regreso de Ulises a su casa cuando la mujer que lo cuidó desde niño lo reconoce por una cicatriz que tiene en la pierna. La cicatriz es una señal de vulnerabilidad, es la marca de una herida.
Vulnerables
Entonces, se pregunta y nos pregunta: ¿hay alguna cicatriz que nos hace parecidos en nuestra condición humana de naufragados pero dignos del cuidado de los demás?
¿Hay algo en la persona que sea revelador de algo más profundo, algo físico, no filosófico ni teológico? El ombligo es una cicatriz que muestra que todos hemos llegado al mundo dependiendo de otro.
Así podemos asumir que lo esencial de la humanidad no es la potencia, el poder la autonomía, es la vulnerabilidad. Así resulta más fácil la compasión, la simpatía, simplemente formamos parte de una comunidad no comercial sino humana.
Claves: protagonismo – tiempo escaso, podemos tener una vida lograda y malograda también.
*Alvarez Teijeiro, Carlos. ”Elogio del infortunio” en Textos clandestinos.