Gracias por invitarnos al encuentro del Club IFREI, fue una gran oportunidad, como se suele decir: música para los oídos.
Por María Lescano – Periodista
Seamos francos, hace años que trabajamos acompañando a las familias para hacerlas un poco mejor cada día, y las empresas aparecían como auténticas enemigas… el equilibrio familia – trabajo parecía una utopía.
Asistir a este encuentro del Club IFREI, nos devolvió la esperanza: se puede, aunque haya decepciones y sin duda dejando heridos en el camino.
–No es fácil, nada es fácil, dicen las responsables de dirección de personas o recursos humanos como se suele llamar a esta posición.
¿Dificultades?
–La legislación, los sindicatos, la economía, los objetivos…
Pero, Tomás Scigliotti tiene 24 años, está de novio y entró como pasante a trabajar en RedHat. En ese entonces, tenía 19 años, trabajaba cuatro horas diarias, mientras estudiaba en la Universidad.
Como a todos, le llegó la pandemia, con los meses de encierro.
Tomás:
-Mi madre es médica y papá farmacéutico así que yo me quedaba en casa a cargo de mi hermano que en ese momento tenía nueve años.
Mi experiencia consistió en acompañar a mi hermano con sus cosas y muy especialmente con las clases y tareas del colegio… como hicieron tantos padres de familia. Además seguía en la facultad y, de ninguna manera, quería dejar mi trabajo…
Así experimenté el esfuerzo que significa compatibilizar familia y trabajo. Aprendí a hacerlo, especialmente por la ayuda que recibí de la Empresa, principalmente por la flexibilidad con que se fue adaptando el trabajo esa realidad.
El apoyo que recibí para dar espacio a mis estudios me hizo entender que acá están potenciando me carrera profesional. Esto no es solo el training sino también la libertad de elegir lo que quería estudiar afuera.
Otro aspecto que me entusiasma muchísimo es el trabajo en equipo, tal como lo vivimos, con la flexibilidad que me permite a mí también sentirme protagonista en algunos proyectos. Tenía 19, 20, 21 años, y uno piensa que no tiene la capacidad. “que no te va a dar”, que no tenés la experiencia que tienen los más grandes…
Acá no hay un líder, si un líder por proyecto, entonces cuando hay una persona que tiene conocimiento sobre el tema, te escuchan. En mi caso, primero como pasante, después como analista ahora ya especialista.
En cada puesto que estuve me sentí importante y me lo hacían sentir los demás, entonces eso agrega valor para retener el talento, para incluir a la gente más joven, hacerla participar, también acompañando a la familia y el estudio.
Son dos pilares importantes para nuestra generación, a mí me gusta estar en la empresa, me gusta la empresa en la que estoy.
De una empresa a otra…
–En donde estoy, me ayuda que haya una rotación interna muy rápida, entonces no te dan ganas de ir a otro lugar, ¿para qué voy a ir a otra empresa si acá estoy cambiando de puesto todo el tiempo?, con marketing, con ventas, recursos si te interesa y tenés los estudios, la preparación necesaria.
Todos esos factores hacen que yo siga siendo feliz donde estoy.
Nde R. Centennial, milennial
Para los investigadores, estas divisiones son muy importantes: «son una herramienta para analizar los cambios en las opiniones a lo largo del tiempo», explica en un texto Michael Dimoch, presidente del Pew, un importante instituto de investigación estadounidense.
«Estos recortes son una forma de que entendamos cómo las diferentes experiencias formativas (como eventos globales y cambios tecnológicos, económicos y sociales) interactúan con el ciclo de vida y el envejecimiento para dar forma a la visión que las personas tienen del mundo».