¿El trabajo es liberador? La maternidad, ¿libera?

¿A dónde dejó el feminismo la causa de las mujeres? Y, ¿si pedimos a la sociedad que se haga cargo de la maternidad? ¿Cómo?

Por Dra. María Amalia Caballero – periodista – @mariaamalia.caballero.9

Cada miércoles queremos publicar sobre, maternidad, crianza y contamos con excelentes colaboradoras, expertas en el tema. Hoy, vamos a buscar juntas caminos en una carrera de obstáculos.

¿Obstáculos?

Compartimos una sociedad en la cual la maternidad está a «cargo» de las mujeres así como la crianza y la educación de los hijos. Vistos de esta manera, los hijos se convierten en una “carga” que no permiten a la mujer “realizarse” y ser libre.

Hay médicos que disponen cómo será la llegada al mundo de ese hijo, de acuerdo con sus tiempos, sus necesidades económicas, la disponibilidad del quirófano… entonces asistimos a la imposición de las cesáreas muchas veces –no siempre- como respuesta a todos estos condicionantes. Es más rápida, más previsible…

El aborto, también es una opción “fácil y rápida” como si fuera un: acá no ha pasado nada, dejando a la mujer con su herida y su puerperio, que finalmente se convierte en dolor y, o resentimiento.

¿Amamantar?, ¿para qué?, si tenemos las góndolas llenas de leches maternizadas, dar de mamar parece “antiguo” a una mujer moderna que “tiene” que ir a trabajar…

Y el mercado laboral determina cuánto tiempo va a amamantar la mamá, no decide ella, ni está en beneficio de la crianza del bebé.

Entonces, estamos en ante la falsa dicotomía: maternidad o libertad y que han fomentado los movimientos feministas siguiendo el dictado del mercado que dicen resistir.

Hay tal vez una gran contradicción, porque intentando escapar a las leyes del mercado… también está el enorme negocio de la industria in vitro. Ser mamá no es un capricho, un hijo no es un derecho.

Salvemos el planeta

Si hay una especie en extinción en el planeta es la especie humana. Las poblaciones de los países del Norte están desde hace años envejecidas y en decadencia por la falta de fuerza laboral y recambio generacional. Y, los países del Sur vamos por el mismo camino, concretamente, Argentina tiene una natalidad de 1.54 hijo por mujer cuando, según los estudios demográficos sociales, deberían ser tres. La promoción del aborto aparece como una de las principales formas de “despoblar”, incluso hay grupos ambientalistas que pretenden culpar al ser humano de la contaminación.

Bueno, no está del todo mal ya que los únicos capaces de sentir culpa somos los humanos porque tenemos inteligencia y voluntad que nos hace tomar decisiones libres. Pero, ¿qué tan libres son las decisiones en una sociedad llena de “estigmas” y mandatos?

Entonces, así como hay una enorme movida ambientalista para cuidar el planeta, las verdaderas feministas podrían movilizarse para que también sea el planeta quien cuide la maternidad.

Movilizarse para que también sea el planeta quien cuide la maternidad.

Una sociedad maternal

Biológicamente hablando, sólo las mujeres podemos ser mamás pero eso no se daría sin la cooperación del varón, es decir, donde hay una madre, hay necesariamente un padre. Felizmente, aunque falte camino por recorrer, cada vez es más habitual que los papás ejerzan su función, llevan los chicos al colegio, preparan las viandas… acompañan al médico, miman… distraen al hermanito mientras la madre amamanta al recién nacido.

Cada vez es más habitual que los papás ejerzan su función, paternal

Pero, la sociedad, en su conjunto, todavía está lejos de hacerse cargo. Sus mandatos son muy fuertes, ahora que conseguiste trabajo: “ni se te ocurra quedarte embarazada”. Vos no vas a poder elegir cuánto tiempo vas a amamantar, te lo marca el mercado… se acabó la licencia y tenés oferta de marcas para comprar y también una variedad de saca leches…

Las mujeres, tendemos a “encontrarnos”, a compartir. Pero, ¿de eso, no se habla? ¿por qué no sortear juntos los obstáculos? Cambiando expresiones, actitudes, imágenes que, tal vez, se han ido instalando en nuestra mente.

Se trata de ir abriendo el camino en un tema que va para todos, padres, hermanos, conciliación, empresa, políticas públicas. Y, las protagonistas principales: las mujeres ante la falsedad un hijo quita la libertad, la puede quitar un trabajo, un Estado. La verdadera feminista se pone de pie y dice: déjenme la libertad de ser madre.

La libertad se pierde al entregar nuestro poder en la toma de decisiones, a pre conceptos sociales, a un jefe, un empleo, un negocio, una industria, un Estado.

Cuidar, alimentar, educar… son tareas de todos.

Pero, en realidad se pierde libertad al ser madre, algunas puede perderse porque falta una sociedad que acompañe, que cuide ese valor en su extensión. Ya es hora de que se reconozca el valor social, político y económico de la experiencia materna. Cuidar, alimentar, educar… son tareas de todos. Y entre todos, Siglo XXI, no toca crear ese ambiente de cuidado a nuestro alrededor.

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