¿Conocés a Simón?

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Enrique Rojas, reconocido psiquiatra español, detecta nuevos síntomas, perfiles que se van formando en la sociedad. Y nos habla, preocupado, del síndrome de Simón.

 

MARÍA LESCANO | PERIODISTA | MARIALESCAN@YAHOO.COM.AR

[dropcap]N[/dropcap] otamos su preocupación y con nuestra actitud cien por cien preventiva, elegimos encender el grabador y escuchar. No hacen falta las preguntas, el profesor lo explica paso a paso.

Simón, nos dice, es un hombre de entre 28 y 38 años, es soltero o separado que pasa por soltero; inmaduro desde el punto de vista sentimental -sólo quiere pasar un rato con las mujeres, así, en plural. Porque él no busca una mujer, se busca sí mismo. Quiere triunfar en su vida profesional y es capaz de sacrificarlo casi todo por esta escalada. Y es finalmente un gran narcisista.

conoces a SimonSoltero Inmaduro Materialista Obsesivo Narcisista : SIMÓN.

Ante esta descripción, tendemos a pensar que Simón no está entre nosotros. Sin embargo, seguimos escuchando: seguramente convendrá erradicar desde el comienzo cualquiera de estos síntomas.

Soltero

Para muchos la soltería es como un espacio en el centro de una gran ciudad, que siempre puede venderse y que, a medida que pase el tiempo, se revaloriza.  Muchos de los jóvenes exhiben este status frente a las chicas, desfilan por la pasarela de los que «están libres». Tras la descripción del síntoma, el psiquiatra español hace una propuesta sanadora: perder la soltería por un amor sólido,  atrayente, sugestivo, indica vida, fuerza y capacidad de arriesgarse.

Inmaduro

Tener madurez sentimental significa ser capaz de estar abierto a dar y recibir amor, a la posibilidad de descubrir otra persona a la que entregarle los papeles del “tesoro escondido”, para elaborar un proyecto común. En el enamoramiento hay dos notas esenciales: admiración y atracción. Es decirle a alguien: «No entiendo mi vida sin ti”.

En el síndrome de Simón nos encontramos con una persona que carece de madurez afectiva: no sabe qué es el mundo sentimental, ni expresar sentimientos, ni que el amor es un trabajo de artesanía psicológica, desconoce que a los sentimientos hay que trabajarlos con dedicación y esmero, porque si no, se volatilizan. El inmaduro no sabe dar ni recibir amor y
sobre todo, no sabe cómo mantenerlo.

A estas características del paciente suele sumársele el síndrome del pánico a comprometerse con otra persona. Aflora entonces su experiencia clínica: “Me decía un joven de 35 años que lleva dos años saliendo con una chica, de su mismo nivel sociocultural, y que ella le había propuesto casarse. Él respondió: «He tenido ansiedad, pellizco gástrico, dificultad respiratoria, y un gran miedo, porque yo creo que no estoy preparado y que lo que quiero es seguir por el momento así, hasta que pase el tiempo. No me veo en condiciones adecuadas para dar un paso tan serio».»

«En los últimos tiempos -concluyese ha producido una cierta socialización de la inmadurez sentimental en el hombre, divertida y escandalosa, banal y kafkiana.»

Materialista

Se han multiplicado los hombres que se adscriben a este terror al compromiso con otra persona, que viven centrados en sus trabajos, en sus amigos, salir y pasarla bien, algo de cultura y buenos ingresos. La prioridad de esa persona fundamentalmente es encontrar una posición económica adecuada. Y sacrificarlo todo por ese objetivo. «Y -vuelve el médico- es evidente que es importante trabajar el proyecto profesional, pero que ese sea el único elemento  fundamental parece poco consistente. Es tomar la parte por el todo.»

Obsesivo

Es esclavo del éxito profesional y social. También, más oculto o más expuesto, está el culto al cuerpo. Es algo que provoca en muchos casos una cierta fobia al tipo corporal propio e incluso a las partes faciales -a esto se le llama clínicamente dismorfofobia-. Entonces, en los aspectos corporales están los ejercicios, los energizantes, etc. Y para ciertas partes el recurso es la cirugía estética, pues buscan una intervención quirúrgica que palie esa impresión subjetiva.

Narcisista

El narcisista tiene una preocupación desordenada hacia sí mismo, y vive en, por, si, sobre, tras la cima de una autoestima cada vez más grande. Está siempre preocupado por causar una buena impresión a la gente que lo rodea y además reclama elogios y reconocimiento.

El patrón de conducta se vertebra en torno a la necesidad de aprobación por parte de su entorno. Con estas características asoma el complejo de  superioridad. Es un sentimiento que hace que ese sujeto se vea muy por encima de los que le rodean, hay una seguridad y una arrogancia enormes. El narcisista es vanidoso y sus afirmaciones pretenden siempre imponerse al resto. Se trata de una persona muy plagada de sí misma que necesita cada vez más elogios y todo le parece poco en ese sentido. Y cuando se le pregunta su opinión por alguien tiende a la descalificación del otro.

En los narcisistas puede haber causas en su educación. Seguramente han sido chicos hipermimados y superprotegidos. Están muy acostumbrados a recibirlo todo, a no ser corregidos ni criticados por sus padres.

Son los instrumentos desafinados que constituyen una sinfonía de un tipo de hombre que ha construido su personalidad con unos materiales de poca solidez, pero que de lejos brilla, suena e interesa, aunque de cerca sea una versión siglo XXI del hombre light.

Varón – mujer

«Los psiquiatras somos perforadores de superficies, nos metemos debajo de la conducta para descubrir qué se esconde tras ella y desenmascarar a la persona para captarla en su realidad.

Y en la otra cara de la moneda está la mujer soltera, sana y normal, que quiere  encontrar un hombre adecuado, con el que compartir su vida, un amor para  siempre, sin fecha de caducidad. Ella sabe mucho más de los sentimientos y busca un amor auténtico.

«Veo cada vez más a muchas mujeres desencantadas ante este tipo de hombre, que me dicen lo siguiente: «Yo busco un tipo que venga con los deberes hechos, no quiero un adolescente a quien yo tenga que educar como si fuera su madre».»

Esto no termina aquí 

Seguramente nos lleve mucho tiempo y muchas notas compartir los lentos  recorridos por Buenos Aires que hicimos con Enrique Rojas, Adriana Ceballos y María de los Angeles Colom al volante. Junto a comentarios acerca de lo inmediato, respondía a nuestros temas de interés y que, sin duda, Dr. Rojas necesita transmitir.

[notification type=»information» title=»»]Enrique Rojas.
Catedrático de Psiquiatría y docente en el Centro Universitario Villanueva de Madrid, adscrito a la Universidad Complutense. Su libro El hombre light  fue bestseller  en nuestro país.[/notification]
FOTOS : Imagen del Film Toy Story 3.

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