Encierro, rutina, incertidumbre y ¿arrepentimiento? Surgen preguntas: ¿cómo y por qué llegué hasta acá?, también ideas “locas”: ¿si hago volar todo por los aires? .
Por María Cornú Labat | Magíster en Matrimonio y Familia | sernosotros.com | mcornu@sernosotros.com
Me siento presa. Presa en mi casa, presa en la rutina, en lo que no hago y en lo que hago. No elegí otra cosa, pero tampoco siento que elegí esto. Esto me eligió a mí. ¿Comodidad, decís? Puede ser.
Una charla profunda, un corazón que se abre. Un matrimonio especial. Un matrimonio de muchos. Un matrimonio que atraviesa por una situación extrema. No es algo de todos los días, ni de todas las parejas.
Una charla profunda
Es este un par que, tal vez, no dialogó, que no acordó, que no se dio mutuamente a conocer, sino que aceptó tácitamente condiciones. Porque en el momento convenían, porque no sacaba a ninguno de la situación de confort.
Y el matrimonio que es entrega completa nos tiene que sacar a los dos de la situación de confort. Nos tenemos que incomodar… los dos. Porque así lo acordamos, porque así lo prometimos.
Podemos admirar mucho a la otra persona. Pero el amor está por encima de la admiración. Y esa persona siente ese mismo amor por nosotros. Y esa dignidad, que cada uno tiene en esencia, nos hace iguales, nos hace pares, nos hace merecedores de respeto y escucha por igual.
El matrimonio se construye todos los días. A veces sobre acuerdos que se pactaron y no se modifican. Y otras muchas, a través del diálogo matrimonial pautado y estructurado, a través del cual puedo expresar cómo me siento y qué necesito, y puedo escuchar cómo se siente el otro y qué necesita.
Y así, desde esta “rutina”, nos vamos a dar siempre a conocer, nos sorprenderemos todo el tiempo. Y estaremos redescubriéndonos cada vez, y no habrá tiempo ni motivación para que la novedad nos sacuda desde afuera. La novedad será parte de nuestra rutina.
para leer más https://sembrarvalores.org.ar/web/esa-peligrosa-tentacion/