No sabemos por qué escribir ayuda a sanar, pero tenemos muchas experiencias que así lo demuestran. Animate.
Luz M. Molina Pico de de Las Carreras. Lic. en Psicopedagía.
James Pennebaker, psicólogo de la Universidad de Texas, que dedicó su vida a estudiar por qué escribir ayuda a sanar, ha comprobado que los beneficios de escribir impactan no solo en la calidad del descanso y la salud mental sino también, y en consecuencia, en la salud física.
Escribir mejora nuestra capacidad creativa. Muchas personas se animaron a concretar proyectos luego de escribir todos los días durante 20 minutos sobre temas que venían a sus mentes.
Escribir para sanar
No hay recetas sobre cómo escribir o el tema a tratar y sabemos que escribir ayuda a sanar heridas pequeñas y grandes con las que todos vamos cargando nuestra mohila un día y otro.
Estamos atravesando un momento especialmente difícil, la pandemia, el encierro, el miedo, los roces de la convivencia más estrecha, y tantas otras situaicoes que la vida nos presenta y que, a veces, no podemos, no sabemos o, no nos atrevemos a resolver y que nos resultan difíciles.
En muchos casos, escribirlas ayuda a objetivarlas, a organizarlas y en cierta manera, a ordenarlas. Al ponerlas por escrito racionalizamos lo que, inconcientemente, no podemos hacer. Al escribir, primero registramos y el sólo hecho de registrar ayuda a manejar la emoción de manera más adecuada.
Conociendo el enorme valor que tiene escribir es, también, una buena sugerencia que podemos dar a nuestros hijos. Les facilitamos un cuaderno «personal», les contamos que si le dedican todos los días un rato o un ratito les va a servir para procesar sus emociones.
El valor de escribir
Ahora, te regalo una historia para que compruebes cuánto puede ayudar escribir.
Wanda Poltawska nació en Polonia en 1921. En la segunda guerra mundial, por colaborar con la Resistencia Polaca, fue enviada al campo de concentración Ravensbruck, donde fue víctima de varios experimentos.
Cuando regresó a su hogar, luego de cuatro años, no podía conciliar el sueño. Tenía pesadillas recurrentes sobre sus vivencias en el campo. De día estaba cansada y triste. No sabía qué hacer para sentirse mejor. Además, sentía que debía entender todo lo que acaba de vivir y nadie podía darle respuestas para ello.
Entonces su maestra, por recomendación de un psiquiatra amigo, le sugirió escribir lo que viniera a su mente cuando se desvelara. Wanda tomó en consejo y por la noche, cuando se despertaba, escribía sobre lo que venía a su pensamiento.
Así, recopiló sus experiencias en el campo de concentración, al terminar de escribir todos sus recuerdos, logró conciliar el sueño y dormir tranquilamente. Su testimonio quedó registrado en su libro “And I am afraid of my dreams” («Y tengo miedo de mis sueños”). En ‘el, entre otras cosas, remarca su experiencia acerca de la diferencia entre la acción humana y el animal, la persona tiene capacidad de elección para comportarse en forma humana en cualquier situación.
Como a Wanda, la escritura puede ayudarnos resolver situaciones problémáticas o dolorosas que nos anulan o impiden dar lo mejor de nosotros.
Más sobre Wanda
Wanda Poltawska aún vive en Cracovia. Pueden seguirla en Facebook. Esposa, madre de familia, médica y psiquiatra. Es miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias.
Amiga personal de Juan Pablo II. Ella y el filósofo Andrzej Poltawski, su marido, compartieron muchas vacaciones y recibieron su formación espiritual con Karol Wojtyla. El relato de estas vivencias es el argumento de “Diario de una amistad”.
Por su experiencia en el campo de concentración, dedica su vida a la defensa de la vida humana y su dignidad.