Mochilas de incertidumbre

Parece que empiezan las clases, no todos al mismo tiempo y nada será igual. Padres y chicos preparan sus mochilas llenos de incertidumbre. ¡Cuánto podemos aprender de esta nueva experiencia!

Mag. José María Randle – Familiólogo y Educador – JRandle@austral.edu.ar

Mientras prepara su mochila con ilusión, tu hijo revisa que todo esté en orden. La cartuchera, los cuadernos con sus rótulos, los libros y manuales necesarios para este año que comienza. Acaricia su mochila, como acariciando su compañera de aventuras. Acaricia su futuro. De la mochila emana un rico perfume “a nuevo”, un perfume a logro alcanzado, a esperanza renovada. Mientras disfruta con esa sensación incomparable de encontrarse con su destino, tus pensamientos van por otro camino, pues, hueles dentro de la mochila cierto perfume a incertidumbre.

No esperes condiciones perfectas, ¡créalas!

Pero, claro está, que en esta mochila no puede haber lugar para la incertidumbre. Si bien es cierto que este año tendremos algunos momentos de educación en la escuela y otros en casa, mediados por la tecnología, no puede haber lugar para la incertidumbre. Puesto que educación e incertidumbre se contraponen. La educación tiene su fundamento en la esperanza y en la certeza de promocionar a tu hijo a que sea mejor, en cuanto persona, en cuanto estudiante, en cuanto ciudadano. Y en este punto no cuadra la incertidumbre. ¡Échala fuera!

 

Revisa la mochila y, en vez de incertidumbre, ocúpate de llevar estos útiles:

Goma de borrar pensamientos negativos

Arroja fuera pensamientos negativos. Lo único que conocemos es el presente y el pasado. Lo único modificable, el presente. Lo único incierto, el futuro. ¡Qué esperas para ser dueño del presente! A no perder tiempo en pensamientos que se encuentran en el futuro. Pues, aunque el presente toma prestado al futuro algunos instantes para poder prever y planificar, el futuro aún no existe.

Vive intensamente cada minuto, cada hora, cada día. No esperes las condiciones óptimas, puesto que la perfección es objeto de museo.

En la vida se vive la vida, como es, sin más. El patrimonio vital de tu hijo depende de tu ejemplo, de tus palabras, del ambiente que desarrolles a su alrededor y del propósito que imprimas a tus actos educativos. No depende de padres perfectos.

Regla, con medidas permanentes de comportamiento

El vivir la vida con optimismo no implica que no existan reglas o normas. Por el contrario, para que exista educación, debe haber un orden más o menos estable en el día a día, y normas permanentes de conducta.

Es de vital importancia que mantengas normas de conducta a lo largo del día, puesto que esto favorece el desarrollo de hábitos buenos. Que exista tiempo para jugar, para reír, para leer, para estudiar, para conversar. Siempre lo mismo, pero sin caer en la rutina.

Este orden aleja la incertidumbre de no saber qué sigue después de cierta actividad. Da seguridad a los niños y promueve su orden externo e interno, favoreciendo su autonomía y responsabilidad.

Compás, que amplía el círculo de relaciones

La prioridad es cuidar las relaciones. Basta de aislamientos. Basta de burbujas. Tus hijos necesitan sentir, necesitan experimentar, observar, gozar, correr, bailar, cantar, leer, aprender, crecer. Para esto es preciso el encuentro pneumatologico, personal, entre educadores y educandos, entre padres e hijos, entre hermanos, entre pares, entre abuelos y nietos. Y aunque debamos estar encerrados un tiempo, sin contacto presencial, el contacto personal no debe perderse.

Fomenta las relaciones personales de tu hijo, aunque éstas sean por un tiempo de modo virtual. Pero recuerda que siempre deben ser personales y personalizantes. ¡No lo aísles! Enriquece su círculo.

Lápiz, para escribir tu historia personal

Mientras tu hijo escribe su historia, tu escribes la tuya. No hace falta que seas un poeta, hace falta “querer” escribir una novela inolvidable, la novela del padre que, siendo padre, y buen padre, escribe su destino. El protagonista de esta “novela educativa” eres tú, y no debes esperar a que otros lo hagan por ti.

Que el colegio es importante, por supuesto, pero no reemplazará jamás tu derecho y misión educadora como padre. Que los abuelos y tíos son importantes, por supuesto, pero el protagonista eres tú.

Recuerda que usas un lápiz para escribir tu historia, y si te equivocas, borras y vuelves a escribir. No te desanimes, nadie está inspirado todo el día, la clave es no dejar de escribir, a pesar de los errores.

Lápices de colores, para alegrar la vida

Esta novela está llena de colores, que a veces son vivos y otras más apagados. Pero en todo momento es de palabras, de encuentro, de diálogo, de escucha, de confianza y abandono. Escucha a tus hijos en sus incertidumbres y temores, acompáñalos, anímalos. No le ocultes la verdad, dile lo que tienen que saber, sin teatralidad, de corazón a corazón, pero con la verdad, siempre adecuada a la edad.

Ayúdalos a darle color a la vida. Que vivan intensamente cada día, haciendo lo que hay que hacer, gozando con la satisfacción que da el deber cumplido, bien cumplido. Si hoy vamos al cole, ¡felices! Si hoy las clases son en casa, ¡también !

Un cuaderno, con hojas en blanco

 

El cuaderno está en blanco. Es, potencialmente, muchas cosas. De ti depende el llenarlo. Pero esto exige planificar y esperar, puesto que se llena día a día, aunque a largo plazo. Y esperar implica fortaleza ante el bien que tarda en llegar, esto es paciencia. Implica esperar confiados en que ese bien llegará, esto se llama esperanza. Implica entrar en acción desde la espera, esto se llama previsión. No esperes pasivamente, espera adelantándote, espera andando.

Pero no esperes condiciones perfectas, ¡créalas! No existen los “mientras tanto” en educación: educas o no educas. No pierdas el tiempo con tu hijo, pues no habrá otro. Ayúdale a ser la mejor versión de sí mismo, con paciencia, con amable exigencia, con amor.

Al fin de cuentas, la mochila de mayor utilidad para la vida es la que está llena de amor, de esperanza, de optimismo, de esfuerzo, de gratitud. Es decir, la que está llena de ti.

 

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