Jóvenes preocupados por el medioambiente. Eco House es una organización sin fines de lucro que intenta mejorar un poquito el mundo a través de acciones chicas que al multiplicarse su impacto es grande.
Por Jacinta Reynal-estudiante de Comunicación-Universidad Austral
La entrevista es on line, todavía no está para esa apertura. Te estás cuidando, estás con un familiar contagiado o “dudoso en espera”, hay alguien de riesgo en tu casa. Cuidate, y hacemos el contacto una mañana, cada una desde donde está.
Máximo Mazzocco es nuestro primer contacto, y es él quién nos dice: Hablen con María. Es psicopedagoga, estoy seguro que les va a dar todo lo que necesitan.
Y, fue tal cual, una genia María.
Así fue nuestro diálogo…
¿Qué tanta concientización hay en los jóvenes respecto al medio ambiente?
MA: Sin duda creció un montón y por suerte. Empezó a meterse un poco más en las cabezas por este tomar conciencia de que lo que pasa hoy tiene consecuencias mañana y a futuro. La juventud en este rol empezó a incorporar los hábitos y tratan de practicarlo en su vida diaria y de a poco van incorporando nuevos hábitos. Hay un cambio en cuanto a la cantidad de jóvenes asociados. Eco House tiene cuatro años y cada vez son más los jóvenes interesados en sumarse. Son personas que donan su tiempo para cambiar el mundo y la situación. Así llegué yo, soy de las primeras, buscaba algo que vinculara la educación con el cuidado ambiental.
Sus acciones se dirigen a un público joven, ¿cómo ves ese potencial?
MA: Los jóvenes somos una generación que empezó a darse cuenta de que las consecuencias de los cambios climáticos nos van a tocar de cerca. Hoy en día hay varios movimientos ambientales en todo el mundo como las huelgas climáticas del 20 de septiembre. Todo eso es un impulso de la juventud, que son los actores principales. La juventud es la clave del cambio. Primero por las características de los jóvenes que salen con mucha pasión y son quienes van encontrar soluciones dependiendo de lo que hagamos. Lo que sucede hoy y las consecuencias que vendrán de lidiar con ellos. Entendemos que a medida que uno crece, va incorporando hábitos que es difícil cambiar.
Los más grandes vivieron en una época y el plantea de hoy no es el mismo: la ciencia, la energía, el agua. Lo que se sabe ahora antes no se sabía o no estaba tan difundido. El cambio climático no estaba tan instalado.
Los jóvenes somos una generación que empezó a darse cuenta de que las consecuencias de los cambios climáticos nos van a tocar de cerca.
¿Cuál es el valor principal que transmiten en las escuelas?
MA: Hay mucha desconexión en todos. No vamos a dar clases, si no que buscamos despertar algo adentro. Es empezar a conectar que lo que yo hago afecta en otros lugares. Que los chicos piensen de dónde viene la manzana que se comieron en el recreo o que entiendan qué implicó fabricar algo, a dónde va lo que tiro, qué impacto tiene, etc. Uno va aprendiendo en el día a día.
Tomar conciencia solo se logra a partir de experiencia, no es un contenido teórico que, por otro lado, lo tienen en Internet.
El no cuidar el medio ambiente genera inundaciones, olas de calor, sequías y un montón de cosas que afectan a los seres humanos. El valor principal es la empatía es, empezar a generar estos sentimientos de ponerse en el lugar del otro y comprender que todo está conectado. Buscamos a través de la experiencia provocar el deseo y las ganas de comprometerse y generar pequeños cambios.
¿Cómo se lidia con el hecho de “si tiro un papel al piso no va a cambiar el mundo”?
MA: Nuestro lema es que pequeñas acciones, multiplicadas por mucha gente, generan grandes cambios. “Solo por hoy tiro eso”, pero si todos lo dicen es un horror. Es un efecto boomerang. Hay que tomar dimensión de que somos muchos y que las acciones de cada uno cuentan. Si empezamos separando los residuos, de a poco se va despertando el querer mejorar y hacer cada vez cosas nuevas. Se genera un efecto dominó con las familias, los amigos, vecinos, etc. Es ponerle ese valor y entender que cada acción cuenta. “Es importante” y no cuesta nada tirarla en un lugar o en otro.
Hay que tomar dimensión de que somos muchos y que las acciones de cada uno cuentan.
De las cosas que hacemos en el día a día, ¿qué es lo más dañino?
MA: Depende un poco del estilo de vida y de donde viva cada uno. Es difícil estandarizar. No es lo mismo el impacto en la Ciudad de Buenos Aires que en Jujuy o en Ushuaia. Por ahí en la Ciudad de Buenos Aires se puede hablar de movilidad sostenible y del impacto del transporte, de la energía y de los residuos. Eso depende de cada región. Hubo muchos incendios distintos lugares del país. Cada uno tiene que ver en su estilo de vida y hacer el análisis muy personal de cómo y dónde vive y el impacto que genera. Es difícil de unificar.
¿Cuál es la forma más efectiva para llegar a los chicos?
MA: Se usan mucho las redes sociales. Se aprovecha la tecnología que por pandemia se tuvo que adaptar todo a la virtualidad. Desde este lugar, se tiene mucha llegada y eso también ayuda a derribar fronteras que antes hubiera sido diferente. Hay muchas provincias que quieran abrir sus sedes porque la gente quiere activar. Pero más que nada, nuestra forma de manejarnos es siempre desde la acción, desde el hacer. No tanto marcar, sino que buscamos el hacer y el cambio. Una propuesta, un taller, una huerta, siempre es desde la acción. Además de la acción, se genera algo bueno en uno mismo y eso se retroalimenta. Se siente que está cambiando algo. Eco House da ese espacio para quienes lo quieran hacer. Somos una familia o una comunidad donde todo apunta para el mismo lado.
¿De qué se trata la Ley de Educación Ambiental Nacional?
MA: La Ley de Educación Ambiental Nacional es hoy una prioridad. No hay una ley que sea federal y que plantee una estrategia nacional para el cuidado ambiental. Esta ley tiene eso como objetivo porque hay provincias que no tienen nada eso en las escuelas. No hay algo metodológico o sistematizado para todo el sistema educativo. Es prioritario, ya que la concientización y la información son claves para los cambios en el medio ambiente.
¿Qué consejo le darías a alguien que recién empieza a hacer acciones para ayudar al medio ambiente?
MA: Sin duda aplaudir por dar ese primer paso. Después, es importante buscar aliados donde viva para no sentirse solo. Para no sentirse “bichos raros del grupo de amigos o de la familia”. Quien empieza se siente un poco solo hasta que se conecta con gente. Eso da energía y potencia a las acciones. También, el otro me potencia y retroalimenta. Sugerimos eso y Eco House trabaja siendo una organización a puertas abiertas. Quien quiera ser parte no necesita saber de biología ni nada por el estilo. Hay una variedad enorme y eso es lo que enriquece el intercambio.
¿Qué tan clave son las redes sociales para la comunicación y la llegada al público?
MA: Hoy son claves las redes sociales. Permiten llegar a un montón de personas que de otra manera sería más difícil por el acceso y la conexión. Se trabaja mucho en las redes sociales. A veces tienen una mala connotación, pero es una herramienta y se puede usar para bien o para mal. Es usarla desde el lado positivo y constructivo. Mucho contenido atractivo, educativo, pero a la vez es dinámico. Es la juventud quien genera ese contenido. Y eso hace que la rueda siga girando y te dan ganas de compartir y difundir que es clave porque hay falta de conocimiento. Le ponemos muchas pilas a la parte de comunicación. Comunicar desde diferentes lugares, escribir artículos y llegar a diferentes públicos.
¿Qué acciones hacés vos para cuidar al medio ambiente en tu día a día?
MA: Trato de incorporar las pequeñas acciones en la vida diaria desde separar los residuos y compostar. Uno que algo antes lo consideraba basura y te traía moscas, ahora lo pone en la compostera y en dos meses es tierra. Eso está buenísimo. También, el shampoo sólido, el cepillo de dientes de bamboo, tengo conciencia con el agua. La apago cuando me lavo los dientes. Apagar la tele, la computadora cuando no están en uso. Conectar los enchufes en una zapatilla y después apagarla. Es pensar: “Mi computadora contribuye a la crisis”. Son pequeñas acciones. Ir a comprar y llevar la bolsa. Yo rechazo el plástico y trato siempre de informar porque hay mucha gente que no sabe.
¿Qué es Eco House?
Es una organización sin de lucro cuyo objetivo principal es promocionar el desarrollo sostenible a través de la educación, el voluntariado, la política y la certificación ambiental. Es un equipo de 600 voluntarios que están divididos en diferentes departamentos. Entre ellos el de Comunicación, Educación Socioambiental, Eventos conscientes, etc. Es una organización apartidaria que trabaja con todos los bloques que quieran desarrollar iniciativas de cuidado ambiental.
Hay 30 programas que suceden al mismo tiempo todos los días del año. Muchas cosas que suceden y que se logran a la vez. Por ejemplo, educación medio ambiental, educación ambiental virtual por YouTube, audio libros, actividades, biblioteca ambiental online que es colaborativa. Además, logros legislativos para darle un marco de acción para los que sigan adelante.
Lograron la ley que prohíbe y sanciona con multas económicas, trabajos comunitarios y educación ambiental a quienes arrojen colillas de cigarrillo en la vía pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El proyecto fue presentado en marzo del 2020 con la campaña #OjoConLaColilla apoyada por influencers, famosos, funcionarios públicos de diferentes bloques, ciudadanos y organizaciones socioambientales.
Haciendo click en este link podrán tener más información sobre esta Eco House.
Créditos:
Entrevista a María Aguilar, Psicopedagoga. Coordinadora General de Eco House. Escuelas e Incidencia.
Foto destacada: cumbrepueblos.org