CONSULTORIO VIRTUAL
Pasa en las mejores familias, decimos cuando algo no anda bien. Pero, ¿qué pasa si te resulta difícil el trato con uno de tus hijos?
[button link=»» color=»bordeaux» icon=»» size=»large»]PREGUNTA[/button]
¿Por qué me cuesta tanto aceptar al hijo que no cumple con mis expectativas? Los quiero a todos, pero es tan diferente a mí que no me sale tratarlo igual o tenerle la misma paciencia, escucharlo, preguntarle por sus cosas como a los otros. Estoy seguro de mi amor de padre, pero mis reacciones son diferentes, otras veces lo juzgo, la verdad, no sé qué puedo hacer y me da miedo hacerle un daño para su futuro.
[button link=»» color=»bordeaux» icon=»» size=»large»]RESPUESTA[/button]
El amor incondicional que parece obvio, en la teoría, no resulta tan fácil de llevar a la práctica con todos nuestros hijos. Quizás lo que te pasa tiene que ver con poner demasiadas expectativas en tus hijos.
Es tan natural que con algunos de nuestros hijos nos entendamos mejor, nos riamos de las mismas cosas, que tengamos más afinidad. Y, al mismo tiempo nos cueste, con alguno nos cueste un poco convivir. Es lógico, somos diferentes y los hijos también lo son.
Ante todo quiero felicitarte porque no solamente lo ves sino que también lo “reconoces”, es un importante, primer paso.
Te sugiero empezar por revisar si hay algo en tu historia personal que pueda estar influyendo.
También puede ser que te cueste por no parecerse mucho a vos, que sea distinto, le gusten cosas distintas y en ese sentido no “cumpla” con tus expectativas.
Puede pasarte y, van en serio, que lo veas parecido y que lo sea, a personas que no te caen bien, con las que no coincidís en cosas de distinta categoría e importancia. Especialmente, si son de la familia política, como la suegra, una cuñada, el tío el esfuerzo por despegar ambas imágenes vale la pena encararlo pero para eso hay que descubrirlo.
Si bien, no somos malos padres por tener debilidades, somos humanos y es muy humano y natural que nos cueste un hijo más que otro, lo genial es verlo, descubrirlo, detectarlo y calibrar para que ellos (para que este hijo) no se den cuenta, porque lo que decís es muy real, si lo notan, después es frecuente que sea algo que les pese a lo largo de sus vidas.
No existe familia ideal, ni hijo ideal.
Quizás tenés una lupa puesta en sus defectos, mejor ponela en sus virtudes, y ponderale algo de lo que hace, especialmente de lo que a él le gusta.
Necesitamos construir la autoestima de cada hijo y lo hacemos en gran medida con nuestras aprobaciones, con el apoyo a sus iniciativas, a las características de su personalidad. Con todo esto, vamos construyendo la imagen que ellos tienen y tendrán de sí mismos.
Es nuestra gran tarea de padres.
Ojalá los conozcas tan bien, que puedas acertar en el modo de motivarlos a desarrollar todas sus capacidades y dones, tan diferentes unos de otros.