Seis meses de casados, seis meses de «cuarentena», 180 días de «encierro». Me gustaría decir que de tranquilidad pero no fue así. Hubo miedo, búsqueda de equilibrio y confianza.
Santi y María se casaron en marzo, fue de los primeros casamientos que se hicieron en cuarentena. Compartimos su relato. Pero, cómo pasaron estos meses.
Miedo
Cómo cuesta mantener la cabeza en el mismo lugar físico y en el mismo estado emocional. Empecé por irme de las redes para evitar que mi mente se fuera de este lugar, y me agarró el vicio de los Medios, que hizo que mi mente se quede en este lugar, pero muerta de miedo.
El miedo, ¡qué cosa que ha sonado en estos seis meses en la mente de todo! Ese bendito miedo que puede traernos muchas más enfermedades que el real problema actual que nos rodea.
Y fueron seis meses que claramente iban a ser de mucho aprendizaje. No sólo uno tiene que aprender cuando pasa de una etapa al a otra, al pasar del colegio a la universidad o de un trabajo a otro. O, de vivir con tus padres a casarte, sino lo más difícil es encontrar el equilibrio en ese nuevo estilo de vida. Y de nuevo, cómo el miedo que resuena muy seguido en estos días.
Equilibrio
El equilibrio que es necesario para el ser humano. Los cambios son cosas por las que todos pasamos y vamos aprendiendo a vivir ante cambios de paradigma.
Reconstruirnos dirían algunos. Creo que no tuve problemas con la parte práctica, ¡querer es poder!, y yo no tenia otra cosa que hacer que “estar” en mi nuevo hogar. Trabajar desde acá y cocinar. Se me dio bien por ese lado.
En la convivencia nos fue muy bien.
Costó mantener la mente fría después de tantos días de cuarentena y de tantas malas noticias.
Costó mantener el equilibrio con el trabajo para poder tener también ratos de descanso, de meditación, de hacer otra cosa que no sea cortar para ver series.
Costó encontrar ese equilibrio entre la idea que tuve siempre de ser una mujer en mi nuevo rol de mujer casada y las cosas que tuve que aprender a hacer, cuando te toca estar ahí:
Ser una mujer independiente, pero poder darle esos mimos a tu marido.
Ser una mujer independiente, pero poder darle esos mimos a tu marido.
Cocinarle todos los días, sin darle el mensaje erróneo de que el jamás va tener que cocinar. También, de una manera casi invisible y minúscula, fui tomando otras tareas. Lo hice por gusto y por querer mimarlo.
Sin embargo, cuando me dí cuenta, sentí que estaba haciendo “todo” sola, la culpa, ¿de quién es?, ¿del chancho o del que le da de comer?
Todas esas cosas procesé en mi cabeza también durante estos seis meses, y de nuevo, la respuesta es: equilibrio, bendito equilibrio.
Confianza
Estos meses, estuvieron plagado de alegrías y de sinsabores a causa del miedo, de exaltación y momentos anulados por el encierro, de esperanza y de pánico, de certezas y de inseguridad por el futuro de este país, pero lo que nunca faltó fue la confianza.
Una confianza tímida, que a veces teme asomarse, esa confianza calladita que a veces se deja avasallar por el ruido del miedo y de los medios, esa confianza que me dice, María, tranquila que la felicidad depende de uno, la felicidad a veces es pasajera, pero siempre vuelve.
Podes tener meses, años malos, pero la felicidad es como las palomas, por mucho que queramos ver sólo zorzales, ellas siempre están y siempre vuelven.
Entre palomas y zorzales
Y digo palomas, porque deje mis zorzales en mi antigua vida, en la casa de mis padres. Y ahora por donde miro en estos edificios veo palomas.
Yo que soy amante de los pájaros, estoy rodeada de palomas.
Pero si Dios eligió una paloma para representarse, como yo no voy a ser feliz de tenerlas, de aprender de ellas que viven entre aires acondicionados, y sin embargo sobreviven y no necesitan nada más.
En estos meses fui muy feliz, elijo todas las decisiones que he hecho en estos meses, casarme fue lo más lindo que me pasó en la vida, con fiesta o sin fiesta, armar una familia con la persona que amo no tiene precio. Sentirme acompañada y amada, disfrutar de las pequeñas cosas es un lujo que pocos pueden darse. Pero eso no quita que el futuro se muestre incierto y que esta confianza pareciera estar perdiendo la paciencia.
La confianza puede caerse, podemos perder la paciencia, pero Él, como las palomas en mi ventana, siempre está.