El Prof. Marcelo Rojo nos habla del éxito en matrimonio y nos ayuda a pensar ¿en qué etapa estamos?, mejor, ¿existen etapas?
Marcelo Rojo, Lic. en Ciencias de la Educación y Dr. en Filosofía Edición Maria Lescano, periodista.
¿Te acordás cuando nos conocimos? Es la pregunta que podríamos hacernos para seguir el ritmo de esta conferencia que dio hace unos años en un Encuentro de Familias en la ciudad de Montevideo el profesor Marcelo Rojo.
Arrancando
Yo la estoy pasando bien, la paso bien con mis amigos. La paso mejor con esta amiga que con otros. Nos entendemos, congeniamos, hay química, Me gusta que me vean con él o con ella, tenemos alguna afición compartida.
Después
Quiero el bien para ella (es decir para la otra persona), me gusta que la pase bien conmigo, disfruto cuando tiene lo que le gusta, me gusta verla contenta. Por eso trato de sorprenderla con cosas, aunque sean chicas… flores, un chocolate, también que elija la serie o la película.
Estoy contento porque lo pasa bien. Lo pasamos bien juntos. ¿Esto no significa ir al matrimonio? Hay más.
Empiezo querer el entorno, a sus hermanos, sus padres. Ese ir a su casa y sentirse como el bicho observado. Y el potencia suegro pregunta como quien no quiere la cosa… ¿cuántas novias tuviste?, si le contestás sigue con un y ¿por qué te dejaron?, dando por supuesto que es así. Y pasa de un tema fuerte como las drogas y las deudas al equipo de futbol favorito.
Si pasás esa prueba, vas comprendiendo que en la relación surge mayor entrega, más proyección, estás trascendiendo. Y surge el “fantasma” del temido compromiso.
El momento de la decisión
Se nota en el ambiente del auditorio del salón del Encuentro de familias un ambiente relajado, los matrimonios se ven reflejados en el relato de Rojo.
Llega el momento más difícil de los transitados hasta acá, nos dice, el de la decisión.
¿Cuál es el principal motivo? Hay diversidad de razones vale la pena madurar.
Y, ¿cuál es el principal motivo? Parece que hay diversidad de razones que vale la pena madurar.
Por ejemplo, continua, si me subo al trampolín más alto. Miro para abajo y tengo miedo. Pienso que no es prudente, que me puedo quebrar, incluso recuerdo otros que han quedado con lesiones graves. Sin embargo, me tiro ¿por qué?… ¿cuál es la razón? Lo hago para no quedar mal, si ya llegué hasta acá, ¿cómo me voy a bajar?
Es la decisión de muchos novios que piensan: como ya llevamos mucho tiempo de novios… pero, pueden no haber avanzado. A pesar de los años, no llegaron al deseo de buscar la felicidad poniendo la vida en común.
Entonces, es indispensable preguntarse, ¿qué felicidad estás buscando la tuya o la del otro? Si buscás, exclusivamente, tu felicidad podés, sin hacerlo conscientemente, estar instrumentalizando a la otra persona. Es legítimo, por supuesto, es natural, es una felicidad que nos invade pero, puede ser incompleto.
El amor verdadero, maduro, es la felicidad del otro en una donación mutua. Mi felicidad consiste en que el otro sea feliz. Y, ¿qué es lo que a la otra persona hace más feliz? Caigo en la cuenta de que para la otra persona, el bien soy yo. Si quiero ser feliz, me tengo que dar porque soy el bien que ella necesita. No es un juego de palabras, es algo profundo, porque descubro que ese es el bien que yo mismo necesito.
¿Cómo detereorar un noviazgo?
Se ve muchas veces que ante ese, ya llevamos tiempo… Nos vamos a vivir juntos, después vemos si nos casamos.
Pero, ¿qué pasa? Hay atracción convivencia, nos llevamos bien pero falta la palabra. Siempre hay expectativas que se cumplen o no, y -cuando hay compromiso- como ya lo tenés te adaptás.
Cuando falta el compromiso, la exclusividad, la pertenencia de uno a otro, los testigos de un acuerdo de voluntades, es como si fuera a» préstamo», si no me termina de convencer, lo devuelvo. Lo cambio. Hasta acá llegamos.
Como en cualquier convivencia, en buen noviazgo que se van a vivir juntos, surgen problemas que si fueran matrimonio se hubieran resuelto, por aquello de la entrega, de la necesidad y conveniencia de adaptarse el uno al otro.
Es, entonces, cuando se llega a romper un buen noviazgo que podría haber sido un excelente matrimonio.
En toda alianza hay cosas que no te van a gustar, que no te gustan pero que te vas a adaptar, y todo eso contribuye al crecimiento personal que se da a partir de la lucha.
El matrimonio es un camino de crecimiento personal para llegar a la alianza con otro hasta el final de la vida.
¿Para el matrimonio?
Entonces, sí, elegimos casarnos. Y, nos planteamos qué es el matrimonio y en el caso de su audiencia, el profesor sabe que habla a personas casadas.
Y recuerda, la nota propia del matrimonio que tiene esa palabra: Indisoluble. Indisoluble tiene muchos sinónimos: firme, resistente, inconmovible, invariable, seguro… Y, ¿por qué esas características? Porque lo que le di, no hay manera de devolverlo. Vida, cuerpo, tiempo, el proyecto vital, “te lo doy para siempre”.
Todo esto que les estoy diciendo, comenta Rojo, está en una película muy linda que se las recomiendo UP, estaría bueno que la viéramos con estas ideas en la mente, porque en UP se puede descubrir aquello a lo que vamos, a lo que queremos llegar.
Complementarios
Al hombre solo, le falta algo, alguien, con quien realizarse afectivamente y lo mismo le pasa a la mujer. Ahí se inicia la familia. No son simplemente amigos, aunque sea un tipo de amistad. Aristóteles, pensador pre cristiano, cuando habla del amor dice que es el quiere el bien para el otro, en el matrimonio el amor llega a su máxima radicalidad.
Hay aspiraciones compartidas, desarrollos profesionales, momentos más divertidos… proyectos, juntos y para todo. No es fácil, idilico, reclama acuerdos permanentes. Y, continua, es todo lo humano, anhelos, ilusiones, proyectos, penas, atracción física, todo el cuerpo sufre y goza, de a dos.
En familia
Llegan los hijos… se van. ¿Es a ellos a quienes dedicaste tu vida? Por eso existe el famoso síndrome del nido vacío, aunque sería muy largo irnos por ahí, resulta que vuelven en los nietos.
Igual que hiciste en tu momento, ahora ellos por formar su familia dejan la tuya, aunque sigas y ellos sigan honrándola toda la vida.
Los vínculos hacia los padres existen siempre, hayan sido buenos o malos, tu vida actual tiene una causa y es que tus padres te tuvieron. Nunca podrás pagar esa deuda.
[notification type=»success» title=»Acerca del autor»]Marcelo Rojo es Lic. en Ciencias de la Educación y Dr. en Filosofía y fue ordenado en 2005. Trabajó profesionalmente durante muchos años en el colegio Los Arroyos (APDES Rosario) Cuando fue ordenado sacerdote pasó a ser capellán de este y otros colegios. Falleció en La Paz, Bolivia el 28 junio, en vísperas de celebrar la misa para las familias del colegio Horizontes.[/notification]