Isabel Vázquez – trabajadora por los DDHH @isavaz_ruiz Se casa el viernes 11 ¡FELICIDADES ISA!!
El Siglo XX marca un cambio hacia el reconocimiento de las condiciones y los derechos de las mujeres en todo el mundo, empezando principalmente en Europa y Estados Unidos de América.
Movimientos como el de 1848 en Nueva York o la Revolución Rusa de 1917, la creación de la Comisión para la Condición Jurídica y Social de la Mujer, ONU Mujeres, y las cuatro conferencias mundiales, fueron acontecimientos destacados en la historia femenina hasta 1977 cuando el 8 de marzo fue asignado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Día Internacional de la Mujer, un día para conmemorar las luchas donde miles de mujeres han perdido la vida en busca de mejores oportunidades e igualdad de derechos.
A partir de entonces crece exponencialmente le número de organizaciones y grupos, cada uno con su forma particular de actuar por el logro de la igualdad dentro de sus propias esferas de atención. Sin embargo, la violencia contra la mujer, la desigualdad y discriminación continúan.
Datos duros, datos “pandémicos”
Por mi ámbito de trabajo como Defensora de los Derechos Humanos en México, comparto la información de mi país, sabiendo que los números más – menos se repiten alrededor del mundo.
El año 2021 ha sido el más violento en casos de feminicidios.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el año 2021 ha sido el más violento en cuanto a los presuntos casos de feminicidios con un total de 969 en todo el país.
Por su parte, según la Encuesta de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016, de las mujeres mayores de 15 años encuestadas, el 29% ha sido víctima de violencia económica, patrimonial o de discriminación en el trabajo; el 34% víctima de violencia física; el 41.3% de violencia sexual y el 49% de violencia emocional.
Asimismo, el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) registró en mayo de 2020 – periodo pandémico-, acontecimientos de violencia en los hogares a través de llamadas al 911: un 303% más que las de marzo de 2018 y un 191% que las de 2019 en el mismo mes.
Ahora bien, de las llamadas recibidas durante el confinamiento debido a la pandemia por covid-19, el CIDE señala que en la Ciudad de México se recibieron 443 llamadas, de mujeres con un promedio de 39 años de edad. La mayoría se definió como de violencia de género y violencia familiar. Igualmente, las violencias que más se destacaron fueron la psicológica con 225 llamadas, la física con 144, y sexual con 26. Lastimosamente, según esta fuente, los hechos de violencia son mayoritariamente perpetrados por la pareja en 294 llamadas; 35 por parte del o de la hijastra y 17 por parte del hermano.
Los hechos de violencia son mayoritariamente perpetrados por la pareja en 294 llamadas; 35 por parte del o de la hijastra y 17 por parte del hermano.
Sin duda, las cifras sólo nos muestran un panorama general de cómo está el contexto en México, pero así como es indispensable partir de las cifras, fuentes oficiales y datos duros, también es importante que cada institución y persona, hombres y mujeres refrendemos el compromiso de trabajar por la no violencia y desigualdad hacia la mujer.
Memoria e Investigación
La explotación y una serie de derechos económicos, laborales, civiles y políticos no reconocidos durante los siglos XIX y XX, envuelven una cronología de acontecimientos que marcaron la historia de las mujeres para siempre y que, hasta nuestros días, nos recuerda que la lucha por alcanzar la plena igualdad entre mujeres y hombres continúa, pero que ésta no sería posible sin la plena complementariedad de ambos.
Alcanzar la plena igualdad entre mujeres y hombres no será posible sin la plena complementariedad.
A través de sindicatos, movimientos y manifestaciones las mujeres, a comienzos del siglo XX, luchaban por salarios justos, la reducción de las jornadas laborales, condiciones humanas de trabajo, seguridad laboral, un sueldo digno, el derecho al voto, la eliminación de la explotación infantil a través de un famoso slogan: “Pan y Rosas”[1]. Estos movimientos y luchas de las mujeres también se derivan de las múltiples sanciones de las cuales eran víctimas si expresaban su descontento respecto de sus condiciones cívicas, sociales, laborales y políticas.
Hasta la total erradicación de la desigualdad y la violencia se requieren esfuerzos sin pensar en el género para la construcción de nuevos horizontes donde quepamos todas y todos.
[1] El pan representaba la seguridad y estabilidad económica y las rosas una mejor calidad de vida.